Capítulo IV

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El día había empezado con una tranquilidad oscura al menos para mí. Traté pese a todo de continuar con mis obligaciones de la manera más normal posible y organizada como me gusta trabajar. Sin embargo unos no muy amigables pensamientos me perturbaban, asaltaban mi concentración en cada ficha del fichero topográfico que intentaba leer sin lograrlo. Debí encontrar la manera de despejar mi mente. Recorrí las diferentes salas de la biblioteca para tratar de distraer mi espíritu angustiado.
En eso tropecé con un usuario que buscaba el área de las Artes. Mi primer impulso fue referirlo a algunos de los encargados de sala, pero ví la oportunidad de distraerme del problema que tenía en el despacho y de esa manera ayudaría al usuario. Todo merecen tener acceso al conocimiento.

—Buenas tarde Sr. Manuel ¿En qué puedo servirle?

Él, era un amable anciano de unos 79 años, pero con una visión prodigiosa para su avanzada edad —quisiera tener la mía así— como era habitual en él, me saludó cortésmente mientras lo guíe a la sección de Arte. Necesitaba información sobre la biografía de Leonardo Da Vinci y una de Armando Reveron, uno de los artistas nacionales de más renombre en Venezuela, pues deseaba mostrarle a su nieto los diferentes que pueden ser las técnicas que emplean los pintores clásicos y los pintores nacionales. Me comentó contento que su nieto David estaba en el taller de pintura en el Complejo Cultural Municipal "Cruz Díez" y queria ayudarlo brindándole información que le sirviera de inspiración.

Así que gustoso le busqué  los ejemplares y me quedé un rato con él mientras corrían las horas y terminaba el turno de Rosalie.

Al cabo de un tiempo. Me encontré junto a ella, esperando el taxi. No tuvimos que esperar tanto, pues enseguida apareció uno. Ya en el hospital, en la habitación de Alejandro. Pudé observar a mi amigo inmóvil, con la misma expresión de angustia que había descrito el médico, que de no ser por que veo en la pantalla del monitor el ritmo cardíaco de sus latidos, creería de estaba muerto.

Aproveché un momento para dejar a Rosalie en la habitación, pobre estaba tan triste por lo sucedido que su belleza juvenil se veía afectada. Ni siquiera notó que salí de la habitación. Eso me sirvió para ir a encontrarme con el Dr. Sandoval quien llevaba el caso de Alejandro. Lo encontré ya a punto de terminar la guardia. Nos saludamos y no quise perder  la oportunidad de averiguar si había ocurrido algo nuevo en la condición clínica de mi amigo. No obstante, aprecié en su  actitud al verme serían noticias nada alentadora.

Me informó que su condición seguía igual, es decir, se mantenía estable y sin cambios notorios. En su opinión personal era como si mi amigo estuviera en un trance hipnótico, pero en su opinión científica no encontraba aún una explicación médica con la que pudiese diagnosticar de manera certera que sucedía en su mente y cuerpo. De momento continuaría en cuidados intensivos y cualquier novedad me la notificaría de inmediato. Desalentado regresé a la habitación. Rosalie seguía  llorando. No pude evitar acercarme a ella, así que le brinde mis brazos y mi hombro de consuelo. Fue como estar en la gloria a pesar de todo, sentir a Rosalie cerca de mí fue como una luz en la oscuridad de mi vida. Su voz me volvió a la realidad de aquella habitación de blanca paredes en donde pendía de un hilo la vida de Alejandro.

—No lo entiendo Tomás... esto no puede estar pasando. Es una locura. Dime ¿Se va a recuperar?

Pose mi vista en su rostro sin saber que decir. Ella me miró desconcertada sin comprender nada. Busco en mí una respuesta que no podía ofrecerle. Por lo menos, no en ese instante. Le desvíe la mirada para luego volver a observar a Alex. Ella volvió a su lado y sujetó su mano. Se acercó y le dio un beso en la frente.

Le pregunté si ya nos podíamos marchar, pero estaba más que claro que había decidido quedarse un poco más, no quise insistir. Me despidí. No sin antes hacerle prometer que de ocurrir algo me llamaría de inmediato.

La Caja Misteriosa en la Biblioteca (En Modo Corrección).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora