Capítulo V

53 12 2
                                    

Creo después de todo, y luego de muchas vueltas en la cama me quedé dormido casi al amanecer. Aún me encontrada medio somnoliento cuando escuché unos golpes en la puerta.  Oí una voz... Una melódica voz pronunciaba mi nombre.  Estaba casi seguro que era la hermosa voz de Rosalie. Me levanté lo más rápido que pude.  De ninguna manera podía dejarme ver en semejante estado tan deplorable. Miré  el reloj de la repisa y marcaba las 9:00 am.

"Santo Cristo, llegaré tarde" —pensé.

Mientras, agarré el cepillo dental, me cepillé los dientes y lavé mi rostro. Tenía una pronunciadas ojeras que no podía disimular. Rosalie gritó de nuevo es cuando me acordé de la salud de mi amigo ¿le habría ocurrido algo? ¿Despertaría? Dios quiera que así sea. Ya casi estaba presentable. De volada abrí la puerta y Rosalie entró como alma que lleva el diablo.

—¡¿Cómo es posible que desaparezca así, Tomás?! —Me abordó con un ligera molestia en el tono de su voz, sin comprender el por qué de su actitud—.  ¡¿Qué ha pasado contigo?! Te hemos estado llamando, incluso estuvimos a punto de notificar tu desapa...

No la dejé  terminar la frase, pues esas palabras reflejaban una angustia genuina, entonces le dije:

—¡Hey! ... Espera, espera. No entiendo lo que dices. ¿De que me hablas? No entiendo nada.

Un silencio nos cubrió, un silencio incómodo  que Rosalie rompió como si fuese un delicado pañuelo de seda al decirme:

—Tomás, No te has dado cuenta. Llevas tres días sin asistir a la biblioteca. Te hemos  llamado incontables veces, enviamos mensajes de texto, revisa tu celular...

Ella señaló la mesa donde se encontraba mi móvil, claro estaba apagado desde anoche. Desde el ataque imaginario y olvidé ponerlo a cargar antes de quedarme dormido.

—Es que mi móvil estaba descargado, pero. . . Eso fue anoche... ¿Cómo que hace tres días?

—¡¿Anoche?!... ¿Qué sucede contigo? Esto es increíble tu descaro —reclamó muy enojada, pasando la mano por su abundante cabellera—. No nos hemos visto más desde que me dejaste en el hospital ¿lo olvidaste?

"¿Cómo es eso posible? Me quedé dormido por tres días... No, eso no puede ser, Me volveré loco si sigo así."

Era evidente que estaba angustiada, podía ver a través de sus expresivos ojos negros su molestia hacía mí. Se sentó en el sillón de la sala y trató de explicarme. Luego le pregunté:

—¿Qué has sabido de Alejandro?

—Él, —musitó entre lágrimas—, sigue igual sin ningún cambio. Pero ¿Qué te pasó a ti?

—No sé. No recuerdo nada...

Sólo eso respondí, ni siquiera me atreví  a preguntarme a mi mismo. Tenía que salir, debía  buscar respuestas. Seguían  sucediendo cosas a las que no podía dar una explicación convincente. Acaso, acaso me encontraba atrapado en la dimensión desconocida. Esto parecía una mala película de terror donde al protagonista le suceden las cosas más inverosímiles. Sin decir nada dejé a Rosalie con la palabra en la boca, atónita por mi actitud.

—Lo siento, pero debo buscar respuestas.

Me dirigí donde la única persona que tiene un trato directo con Dios y con el diablo, es decir el Padre Williams Perdomo, era el único que podía ayudarme de otra manera seguiría perdido en este laberinto de situaciones extrañas por culpa de esa maldita caja.

                            ***

La Iglesia "San Judas Tadeo" era casi tan antigua como el pueblo mismo, de hecho según los archivos histórico de la biblioteca se evidenciaba que la Iglesia fue fundada por los franciscanos y los indígenas Tomaisa en un asentamiento aborigen que con la masacre del conquistador por usurpar sus tierras fueron poco a poco exterminados y en su lugar se fueron asentando los españoles construyendo haciendas ya fuesen cafetaleras o cacaoteras. En fin era una Iglesia con un historial antiguo y por sus sagradas estructuras habían pasado muchos curas encargados de propagar la fe a través de las sagradas escrituras. El padre Williams era un venerable anciano nativo de las Islas Canarias, pero además era un anciano sabio que ha viajado mucho, a pesar de sus bien llevados unos 73 años; este hombre Santo poseía una mente abierta además de ser un gran consejero. Estaba seguro que escucharía mi historia, pero no podía garantizar que me tomase por loco esquizofrénico. Entré por la puerta principal, el silencio sacro de aquel lugar lleno de Santos y vírgenes me produjo un poco de miedo o tal vez era recelo. De pequeño, mi madre me obligaba a asistir a misa todo los benditos domingos, para ella era muy importante la educación religiosa y creer en un Dios omnipotente; según su convicción alimentaría mi espíritu y me alejaría del mal camino. Ya de adulto abandoné la religión por los libros. Al parecer y mi madre tenía toda la razón y yo era un idiota. Aunado a todo lo ocurrido mis nervios estaban destrozados. En la distancia pude observar el altar mayor. Se encontraba de espalda y no había percibido mi presencia.

—Padre Williams. Padre Williams...

—Ya te oí, Tomás. No creas que no sentí cuando entraste. Soy un viejo con el oído más fino del mundo, incluso muchacho puedo oír tus pensamientos  —y añadió en un tono paternal—.  Dime hijo, ¿Qué busca el hombre que sólo tiene tiempo para los libros en la casa de Dios?

—No podía dejar pasar que no he venido la iglesia, ¿verdad?

—No —dijo con una leve sonrisa.

—Vengo buscando al hombre de Dios, pero también en busca de su conocimiento sobre el maligno.

De inmediato comprendió.

—Ya veo hijo mío, ven siéntate a mi lado. —con una mirada inquisidora trató de adivinar mi angustia—. Escucha bien, Tomás, te conozco desde hace mucho tiempo y sé que no eres religioso por ello me confundes un poco.

Afectuosamente posó su brazo en mi hombro, Era hora comenzar a relatar todo cuanto me había sucedido desde la llegada de la caja a la biblioteca.

Él me observó callado con un mutismo que no sé si era por que me había creído o porque estaba buscando una solución, digamos un exorcismo, tal vez. Seguí  hablando sin omitir ni un sólo detalle, incluso mi supuesta desaparición por tres días que no recordaba para nada.

Así continúe hasta que de repente el padre se levantó, se dirigió hasta el altar mayor, ya de rodilla hizo la señal de la Cruz al Cristo Redentor. Se volteó. Su semblante se había tornado serio. Colocó su mano en mi hombro y dijo:

—¿Estás seguro? ¿Es cierto todo lo que me has contado? Te juro que si no te conociera desde niño, creería que has caído en las drogas.

Lo miré con ganas de. . . Bueno mejor lo olvidé, así me iría derechito al infierno sin hacer escala.

—Déjame decirte algo hijo, el demonio siempre ataca a los más incrédulo y no digo que no creas en Dios. Simplemente eres cómo decirlo... Eres casi un increyente aunque fuiste educado bajo la religión.

De esa manera siguió con las ofensas a modo sublime.

—Oye hijo, no lo tomes a mal, lo digo porque las personas como tú que son intelectuales casi siempre sus racionamiento son más científicos que religiosos por ende son presa fáciles de las maldiciones.

Luego de decirme eso, buscó un libro grandísimo y pesado. Por su encuadernación parecía ser muy, pero muy antiquísimo. El padre se metió de lleno en sus amarillentas páginas, estuvo así como por más de 20 minutos y no me dejó ni acercame, mucho menos leer su contenido. (Estaba seguro que era un ejemplar único y por su hermosa encuadernación debería estar mejor bajo llave y bien cuidado)  Al finalizar, ya era hora. Me pidió que nos reunieramos esta noche en la biblioteca, que llamaría a un experto en antigüedades malditas y juntos tratarían de cortar la influencia maligna que ha caído en Alejandro y en mi.

Pedí su sagrada bendición, me hice la cruz en la frente con agua bendita.

Me fui de la Iglesia con nuevas esperanzas y pensando que gracias a Dios, la maldición sería borrada de nuestras vidas y mi amigo volvería a la normalidad.

Al parecer al fin Tomás ha encontrado la solución a su dilema en el lugar que menos esperaba, en la casa de Dios todopoderoso. Siempre es bueno y necesario recurrir a la fe. En fin, espero sus comentarios. Gracias por leer y darle la oportunidad. Saludos

La Caja Misteriosa en la Biblioteca (En Modo Corrección).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora