Capítulo XIII

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Han pasado varias semanas desde que Tomás fue intervenido de emergencia, dada las condiciones de su delicado estado de salud; los primeros días luego de la operación, estuvo bajo cuidados intensivos hasta que los médicos certificaron que se encontraba fuera de algún riesgo de sufrir un infarto que terminase con su vida.

Durante todo este tiempo, tanto el padre Williams como el doctor Martín, estuvieron al pendiente de su condición. Otra que no se apartó ni un instante de su lado fue Rosalie, siempre bajo las sombras, en un rincón observando muy de cerca la mejoría del Bibliotecario. A pesar de todo lo vivido, aún esperan que logré superar el coma, así se revele de una vez por todas la verdad de aquellas extrañas desapariciones.

Desde que Tomás fue encontrado, el caso ha sido tomado por el viejo Inspector Ajzael Lopez; este sabueso ha revisado minuciosamente todo los pormenores en torno a los compañeros de trabajo. Tiene metido entre ceja y ceja que el culpable de todo se encuentra tendido en la cama del hospital. Está a la espera que ocurra el milagro -aunque no se le da bien lo religioso- que dará luces a sus suposiciones. Recuerda con lujo de detalles, el día que Tomás fue hallado en el fondo del barranco, aún recorre el intrincado camino buscando la lógica a semejante caída de la cual logró burlar la muerte.

Él piensa que posiblemente con algún propósito sobrevivió para esclarecer todo ante las justicia de los hombres y no ante el creador pues, lo cree un blandengue en cuestiones de saldar los pecados. A los largo de estos años; preguntas van y vienen sin una respuesta satisfactoria. Sólo se han vuelto suposiciones que con el tiempo se han desvanecido como la arena frente al soplido viento. Con los avances sobre investigación y el esfuerzo humano; el misterio de la biblioteca sigue sin dar luz. En este momento, el inspector se encuentra en el hospital para conocer como siempre la condición de Tomás, está vez está en la compañía del aprendiz Hugo Medina que tiene pocas semanas trabajando con el simpático inspector.

-Ya te he dicho que no tienes que seguirme a todos lado -réplica tajante al joven acompañante.

-¡Disculpe Sr! -responde con respeto- en esta oportunidad no me lo ha dicho y creí que podía venir con usted.

El inspector lo ignora, fija su atención en la puerta del cuarto donde se encuentra el sospechoso; de donde en ese preciso momento vienen saliendo el Padre Williams y el Dr. Martín. Lo que aprovecha para preguntar por la condición del Bibliotecario.

-¡Buenos días! Espero no ser inoportuno está vez.

-De ninguna manera inspector López -responde con amabilidad el Padre- usted sólo cumple con su trabajo. Todos deseamos que pronto con los favores de nuestro Dios se aclaré este misterio para bien o para mal.

En cambio el Dr. Martín es menos receptivo y refuta con seriedad.

-¡Últimamente se ha hecho persistente en sus visitas. -y añade- si viene a preguntar por algún cambio en el paciente. La respuesta es no, no ha habido cambios relevantes.

La reacción áspera hacía el inspector se debe a la amistad que lo une a Tomás; Él y el Padre son los únicos que aún creen que el bibliotecario ha sido víctima de las circunstancias, además que lo creen incapaz de cometer ningún tipo de atrocidades.

-Entiendo su posición doctor -afirma de modo pausado sin inmutarse de la expresión huraña de galeno- sin embargo, le recuerdo que estoy a cargo de la investigación del cual su paciente es mi único testigo y presunto sospechoso.

-De manera sea que no me disculparé. Si mi presencia lo incómoda, pues lo siento por usted. -Puntualizando concluye- así que seguiré viniendo las veces que sean necesarias.

-Señores. . . -interviene Hugo- creo que no debemos armar un problema de un simple mal entendido entre profesionales.

Dirigiéndose a doctor, el joven aclara.

-Disculpe doctor, sólo queremos saber si el Sr. Tomás ha mostrado mejoría. Es propicio unir los cabos sueltos, ya que a esta altura, nos encontramos sin pistas frescas. Es todo.

-Lo siento, no debo olvidar que soy médico -musita- su condición sigue estando estable, su ritmo cardíaco ha mejorado y desde hace días ha aumentado la actividad cerebral que es indicio de que las neuronas están en proceso de recuperación. En resumidas cuenta, el pronóstico es alentador.

Luego de haberse calmado los ánimos, tanto el padre como el médico se retiran. El inspector espera con cautela a que el médico ya no este a la vista por el pasillo para poder escabullirse en la habitación. Hugo se queda afuera haciendo guardia. Ya dentro, Ajzael se queda observando con el ceño fruncido al paciente que parece dormido, sin embargo en su rostro se puede ver que sus ojos se mueven, bailan sin parar cómo si quisieran despertar de tan largo letargo.

-¿Qué será lo que te atormenta? ¿Acaso la culpa no te deja abrir los ojos a una espantosa realidad? -le pregunta agriamente a un testigo que está imposibilitado de responder.

A pocos pasos de la cama, en el umbral de la esquina, Rosalie sigue todo los movimientos de Ajzael, lo observa con tristeza, trata de comunicarse con él. Este sigue con un interrogatorio sobre un sospechoso que no responderá por más que lo intenté, lo acusa incesante sin que pueda ni siquiera mover un dedo que confirmé que lo escucha. La dureza del rostro del inspector es intensa que se imagina asimismo colocándole las esposas en tanto que lo arrastra a la cárcel.

En un desesperado impulso fantasmal, Rosalie consigue violentamente darle un empujón al desprevenido hombre que cae de espalda sin dar crédito a lo que ha pasado. El estruendo de la caída alerta a Hugo que ha entrado rápidamente a la habitación con revólver en mano, para ver al inspector tratando de levantarse del piso. Con los ojos bien abierto, pregunta asombrado:

-¡Que diablo! ¿Qué fue eso inspector López? ¿Se encuentra usted bien?

-¡No lo sé, sentí que algo fuerte me golpeó de frente! Pero, no puedo explicar que carajo pasó aquí.

El joven termina de ayudar al inspector a incorporarse, aún se encuentra aturdido y confundido, de inmediato ambos salen de la habitación. Está visto que Rosalie aún confía en Tomás, además que ha comprobado que puede hacerse notar y de que manera. Sólo tiene que buscar la forma de poder establecer comunicación con el inspector para poder ayudarse mutuamente con la investigación, pero de momento el pobre hombre se encuentra afectado y adolorido hasta los huesos.

Buenas tardes, aprovechando la lluvia de este día, escribí este capítulo más pronto de lo que pensé. Esperando que sea del agrado de ustedes amigas. Como siempre sujeto a correcciones y con sus críticas constructivas que nunca están demás para ayudar a corregir. Saludos

Atte.

Cristylove.

06/03/2017

La Caja Misteriosa en la Biblioteca (En Modo Corrección).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora