Conforme mi visión se iba aclarando, a mi mente regresaban las imágenes distorsionadas de una realidad que no concibía haber vivido. Era tan complicado todo esto, tan ilógico, tan de locos que parecía que estaba atrapado en la dimensión desconocida. Por otro lado no veía la verdadera razón del por qué me estaba ocurriendo a mí, sin una maldita explicación; sabía de cierta forma que de alguna misteriosa manera estaba ligado a mi entorno, ya sea de manera indirecta o quizás entrelazado a nuestras acciones, mis acciones. Permanecí en un silencio purificador con mi yo interno a pesar de la proximidad de aquella figura aterradora, el miedo se había ido de momento. Había comenzado a percibir de manera sutil un hilo de conexión a punto de establecer una comunicación crucial para toda esta locura sin sentido. Sonreí de mis malas y estúpidas conjeturas y me pregunté a mí mismo sin respuesta ¿cuándo se había visto una demencia sensata? Eso sería como creer que los manicomios habitan los cuerdos y los demás estamos muy mal. Sólo eran pendejadas de una mente enferma, la mía. O probablemente era un medio bastante inusual para revelar una verdad que estaba a unos pasos de vomitarme en la cara. Encima de todo lo demás ella parecía de alguna manera un ser horrible y real de eso no me cabía la menor duda.
—¡Estás deseoso de saber! ¿No es cierto, Tomás? —dijo como si ya conociera mis dudas, como si hubiese leído mi mente.
Asentí.
— Quizás tú puedas aclararme el panorama.
Sus extraños ojos amarillos revelaban un brillo insano lleno de maldad hacía mí. Permanecí estático. Sin embargo ella me observaba como sí esperaba que yo fuera quién diera el primer paso para mostrarme lo que necesitaba saber y así finalmente este enigma llegaría a su desenlace. Eso quería creer.
—No te diré lo que tú corazón te ha estado gritando —exclamó como si se tratase de algo parecido a un acertijo o eso pensé—, y que tú memoria sigue manteniendo en la sombras fuera de tu alcance. No soy de fiar, pero me necesitas para recuperar la pieza faltante en tu maltratado rompecabezas —con ironía susurró en mi oido— ¿Quién soy?
No estaba preparado ante aquella interrogante, una simple pregunta a la que no le tenía una respuesta. ¿Cómo reconocer a ese ser tan espeluznante?
—Empieza por limpiar mi imagen ante ti —dijo— es hora que veas lo que es real y lo que no.
Respiré profundo. Cerré mis ojos. Traté de escarbar en mi desordenada memoria. Poco a poco fui eliminando trazos del aspectos siniestro de aquella horrible mujer. Era como ir limpiando un cristal manchado para poder ver el paisaje libre de las imperfecciones, de obstáculo visuales que estaban representados en mis miedos, sin duda alguna así era. Seguí puliendo aquel lienzo macabro, seguí por breves momentos hasta que me detuve... De nuevo la alarma del pavor se había activado era algo parecido al botón que pulsas para que no se abrá esa puerta que te arrojará al vacío. Mi mente luchaba en rechazo ante la recién descubierta imagen ante mí. Abrí mis ojos de par en par.
—¿Me reconoces ahora? —preguntó como si eso hubiese sido posible.
Indudablemente ya había cambiado. O sí, era mucho peor. Sus amarillos ojos habían desaparecidos y en su lugar sólo estaban unas cuencas vacías ¡Dios esto es una pesadilla! ¿Qué pasa aquí? ¿Qué no estoy viendo?, hablaba conmigo mismo que a este nivel de descordura no tenía respuesta o si sólo una: morí y estoy en el infierno.
Aquella mujer estiraba su mano ensangrentada hacia mi.
—¡No! —grité con todas mis fuerzas — ¿Dime que quieres de mí, maldita sea? ¿Que demonios te hice?
Ella sonrió y me dio la espalda.
—¿Estás seguro que no me recuerdas? Mirame. Mirame bien. Esta fue mi última apariencia —dijo de modo estridente desapareciendo ante mi. Dejándome más confundido que aterrado. Aunque con una sensación de que estaba cerca de conocer una verdad que me a lo mejor me haría mucho daño. Eso me llevó a preguntarme:
¿Quiero saber? ¿Realmente me hará bien saber?
***
" Llueve, gotas de lluvias bailan alegres bañando las calles con su pureza celestial. Disfrutó de la lluvia desde la ventana de mi despacho, tengo un poco de frío, así que me dirijo al cafetín de empleados para disfrutar de una relajante taza de café. Alejandro y otros colegas estában sentados charlando y tomando café, al parecer hemos tenidos la misma idea era algo obvio dado el refrescante del clima lluvioso. Tomé asiento. El ambiente se prestaba para querer evadir un poco las responsabilidades. Es más era un estupendo día, propicio para estar en la cama, cómodo y viendo en la tele un maratón de películas clásicas de terror o históricas, pero no, el deber y amor al trabajo me impedía darme este placentero deseo de invierno.—Hey, Tomás, está viajando por la nebulosas mi estimado amigo. —me pilla Alejandro sacandome de mis pensamientos.
—Que te puedo decir, te mentiría si te dijera que no estaba soñando despierto.
—Pues amigo, usted siempre está aquí metido, ni siquiera te conozco una novia, deberías aprovechar este día para hacer lo que guste sea lo que sea. —expresó sonriendo amablemente.
Conozco a mi amigo desde hace tiempo, siempre había respetado mi manera de ser. Sabia que prefiero ayudar en la biblioteca incluso cuando estoy libre que hacer cualquier actividad social. Pasamos un rato charlando, me invitó una cerveza a lo que dije que no, con este frío ni loco. Además debía buscar algunos ejemplares de literatura latinoamericana para llevarlos en calidad de préstamos a la Escuela Básica Andrés Bello. Salí del cafetín y observé a Rosalie, su hermosa sonrisa era un poema a la belleza sublime de su ser. Me encantaba ver como pasaba sus delicados dedos por su abundante, sedoso y brillante cabello.
—Tomás, estas ahí, no te había visto. —dijo con dulzura en su voz — serías tan amable de traerme una taza de café. Tengo mucho frío y muero por algo que caliente mi cuerpo.
—Claro que si Rosalie, enseguida te lo llevo. Dame un momento. —dije complacido y me encaminé al cafetín de nuevo.
No tardé mucho en regresar con una taza de café para ella. Al momento de entregarlo pude sentir lo delicado de sus manos, fue una sensación tan quimerica que la disfrute al máximo. Tan sólo fue un segundo de algo que no olvidaré jamas. Me da las gracias. Su hermosa blusa amarilla captó mi atención, era como si me llevara a recordar algo que debía ver y que era muy importante.
—¿Te pasa algo? Te dí las gracias y es como si estuvieras ausente. —dijo a la vez que me observaba en la distancia como si su hermosa imagen se alejara más de mí. Ella concluyó—. ¿Me recuerdas Tomás? ¿O te gusta mi blusa nueva, no te parece linda? ¿El amarillo es tu color favorito, no es así?
Saliendo del trance momentáneo le dije que si, que era muy bella y que le queda muy bien ese color amarillo..."
*****No puede ser, algo había comenzado a asomarse y era terrorífico. Supliqué al cielo que fuera otro de mis desvaríos mentales de otra manera sería que el espectro que acababa de ver era Rosalie... Pero ¿Por qué? Era imposible de aceptar, ella no podía estar.. No quería ni pronunciarlo... Ella, mi amiga no podía estar... ¡Muerta!. No ella, no.
Corrí desesperado. Lloré amargamente. ¿Por qué tanto embrollo para encontrar una maldita verdad oculta? Seguí corriendo sin saber a donde ir. Debía encontrar al padre Williams y al Sr. M. Ya no podía más. Quería morir pronto y descansar en paz...
"Ya no quiero seguir... ya no."
¡Oh Rosalie, mi bella Rosalie! No es posible que estés muerta. Tú no.
ESTÁS LEYENDO
La Caja Misteriosa en la Biblioteca (En Modo Corrección).
Mystery / ThrillerEl mundo tranquilo de un bibliotecario se volverá un caos cuando empiece a experimentar situaciones extrañas tras la inesperada llegada de una caja ¿Tendrá esto alguna relación con los sucesos que vivirá? Participa en los Premios Magic Awards 2018 ✅...