Capítulo 6.

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La noche llegó, y era la hora de dormir. Había estado hablando con Sonia toda la tarde acerca de  nuestros jefes, la familia Bolívar.

Sonia me había contado que al ser aceptada como la coordinadora de eventos, tuvo que reunirse frecuentemente con Lucía, Héctor y Cristóbal para planificar la gran inauguración. Ya había enviado las invitaciones a la alta sociedad de la capital, a artistas y gente del medio periodístico. Y lo que más temía: Darían a  conocer el nombre de la nueva gerente, yo.

Tendría que salir en público y actuar como toda una princesa, saludando a todos para quedar bien delante de la sociedad. Ese tipo de cosas no eran mi fuerte. Había querido ser periodista para pasar desapercibida, ser solo un nombre en una página de diario.

Y además, tendría que agradarle a esa familia tan intrigante. Por suerte no los vería en la fiesta, sino mañana, el primer día que iría a la editorial. No era un día de trabajo como tal, más bien era una reunión en la que conocería a todo el personal y daría quizás una pequeña charla de bienvenida. Eso podía tolerarlo, pero el tener que saludar y lucir siempre bella, aún no lo sabía.

Subí a mi habitación, luego de que Sonia apagara todas las luces, excepto una.

-Es para que los espíritus no fastidien.- dijo Sonia, mirandome sonriente.

-O para los ladrones.- respondí. 

-No vale, en este pueblo no hay ladrones. Bueno, no que yo sepa. Solo una que otra vez oí que robaron a  alguien, pero nunca he oído que asaltaran una casa.- repuso Sonia, aún sonriendo.

La sonrisa eterna de Sonia era encantadora, parecía que siempre viera el lado positivo de las cosas. Era algo perturbadora, porque una persona normal no sonreía tan a menudo y por cosas que no eran graciosas en lo absoluto.

Me tiré en la cama, qque para mi sorpresa resultó ser muy cómoda y mullida. Me recordaba a mi cama en mi casa.

Mierda, había olvidado llamar a mi papá. Seguramente estaba preocupado. No había teléfono en mi cuarto, así que abrí sigilosamente la puerta y me escabullí por las escaleras, buscando un teléfono en la oscuridad.

Estaba en eso, cuando sentí un movimiento brusco. Parecía una especie de temblor, proveniente de la misma casa. Mis oidos zumbaron fuertemente, tanto que me mareé y caí al piso. Y así como vino, súbitamente desapareció.

-¿¡Que coño fue eso!?- grité. Estaba aterrada. Un temblor en la misma noche de mi llegada a San Antonio era lo peor que podría pasar.-¡Sonia!-

En seguida, escuché que una puerta se abría, y la silueta de Sonia apareció al final de las escaleras.

-¿Sentiste eso?- me dijo.

-¡Claro que lo sentí! ¿Qué fue eso? ¿Un temblor?- dije, poniendome de pie.

Sonia bajó las escaleras rápidamente y encendió las luces. La sala se iluminó, pero todo estaba intacto.

-No, no fue un temblor. Si hubiese sido uno, la casa se hubiese puesto patas arriba.- dijo Sonia, acercándose a mi y tomándome por un brazo.- ¿Estás bien? Estabas en el piso cuando te vi.-

-Si, estoy bien. Solo me mareé y caí, esa cosa extraña hizo que me zumbaran los oidos.- dije.

-Por cierto, ¿Qué estabas haciendo aquí abajo? Buscando algo de agua, ¿tal vez?- preguntó Sonia, curiosa.

-La verdad...- dudé- Iba a llamar a mi padre. No lo he hecho desde que llegué y creo que podría estar preocupado.- admití.

-Son muy unidos, ¿cierto?- dijo Sonia, sonriendo. Otra vez.

Sol Durmiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora