Suspiros

643 50 2
                                    


Motas blanquecinas habían cesado casi en su mayoría de caer de aquel frío cielo grisáceo que se dibujaba ese día y ajustó el cuello de su abrigo una vez más mientras caminaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Motas blanquecinas habían cesado casi en su mayoría de caer de aquel frío cielo grisáceo que se dibujaba ese día y ajustó el cuello de su abrigo una vez más mientras caminaba.

Le vio caminar en dirección contraria a la suya, sus cabellos caían grácilmente sobre su frente mientras andaba y se agitaban levemente por la brisa que soplaba, se detuvo al verlo acercarse, al verlo casi a su lado.

-M-me gustas...- confesó en un murmuro de forma apenas audible con la cabeza gacha pero aquella persona ya había desaparecido entre las demás.

Susurro.

Palabras que se habían esfumado, palabras que se llevaba el viento trágicamente entre sus soplidos pero que nunca las llevaba a él. 

Su corazón dio un golpeteo, como un aleteo, como un ave en una jaula intentando volar, volver al cielo, a su hogar.

Sus labios ligeramente pálidos por la temperatura temblaron al igual que su corazón; ahí iba una vez más.

Suspiro.

Una vez más lo había perdido y se preguntó qué día podría ver a aquellos ojos oscuros de frente, qué día podría decírselo, llamarle, pero era un cobarde, temía su rechazo.

Su corazón trató de tranquilizarse mientras empezaba a andar una vez más.

Cuatro estaciones, personas, edificios, árboles, animales, un año...

Había pasado un año desde que le viera por primera vez; un mismo camino, una misma persona, una rutina, un mismo temor, una incertidumbre y alegría constantes.

Suspiro.

En su pecho se había anidado un sentimiento, en su garganta un nudo y un extraño en sus pensamientos.

Una vez más lo admiró...

Una vez más lo dejó ir...

Una vez más lo amó en silencio...

Kyuhyun tomaba todos los días aquel camino esperando poder verlo, los segundos de su imagen le bastaban, pero a veces no le eran suficientes, suficientes para no hacerlo añorar durante el día y la noche.

Suspiro.

A lo lejos una figura de cabellos castaños, mejillas y nariz ligeramente sonrosadas por el frío se acercaba.

Le gustaban aquellos ojos marrones, aquella persona desconocida de piel blanca como la nieve.

Sus ojos brillaban y se preguntó si algún día aquellos ojos le mirarían, si algún día sería el culpable de aquel brillo que se reflejaba en ellos.

Pero no podía evitarlo, sus ojos abandonaban aquella figura cuando se acercaba.

Suspiro.

Lo abandonaban, temía encontrar un atisbo de molestia o rechazo en aquellos hermosos ojos marrones.

No se detuvo y siguió su camino entre las personas una vez más.

Suspiro.

Sus cabellos marrones se movían juguetonamente mientras caminaba y buscaba disimuladamente a aquella presencia con cabellos negros.

Su corazón agitado por la ansiedad quería decirle, Kyuhyun había decidido hablar, temía pero ya no podía reprimir sus sentimientos.

El rechazo era una posibilidad, el sufrimiento también lo era, pero ya había sufrido demasiado alimentando su amor unilateral con su imagen, con su recuerdo, con fantasías imposibles de una sonrisa, de escucharlo pronunciar su nombre con cariño, de escuchar el sonido su voz.

Le vio a lo lejos abrochando el cordón de uno de sus zapatos, unos mocasines de dos tonos.

Los pequeños copos de nieve caían formando una pequeña capa blanquecina en aquellos cabellos negros de la persona que ocupaba sus pensamientos, apretó sus manos en puños y se paró frente a este mientras seguía agachado.

-M-me gustas- lo soltó sin más, agachando la cabeza y sintió que le faltaba el aire mientras cerraba y apretaba sus ojos con fuerza –¡me gustas!- y sintió su cuerpo temblar por las palabras que había soltado, por todo lo que sentía, por cómo su corazón golpeaba en un intento por abandonar su cuerpo. 

No lo escuchó responder, en cambio, escuchó las diversas pisadas crujir en la nieve, escuchó el latido de su corazón y no quiso abrir los ojos, tenía miedo.

Sus orbes negros se elevaron al escuchar aquellas palabras y pronto sus ojos se encontraron con aquel chico de cabellos marrones con las mejillas sonrojadas, sus labios se curvaron en una sonrisa.

Suspiro.

Otro invierno, otra estación donde la nieve caía una vez más mientras caminaba, veía a las personas pasar con sus abrigos, algunas a paso lento y otras corriendo a su trabajo, una cita, a su hogar... y se detuvo cuando unas manos cubrieron sus ojos, sonrió, sabía que era él, se giró y se encontró con aquellos ojos negros que lo veían con cariño, sonrió una vez más, no habló y unos labios se posaron de forma cálida sobre los suyos.

-Te amo Kyuhyun- su corazón revoloteó luego de sentirlo detenerse por un segundo, aún le era extraño escuchar aquellas dulces palabras viniendo de esa persona, del chico de cabellos negros, del extraño del camino nevado, de su novio, de la persona que amaba, de Jongwoon.

El mayor le regaló una de sus hermosas sonrisas y lo sintió atraerlo hacia él, no se opuso y lo abrazó de igual forma dejando descansar su barbilla en el hombro ajeno.

-Yo también te amo Jongwoon- sintió que lo abrazaba más fuerte y sonrió.

Vio los copos caer de forma lenta, se separó del mayor y se deleitó apreciando aquellos orbes que le robaban el aliento y en un acto distinto a su personalidad acercó sus labios a su mejilla dándole un tierno beso haciendo que el mayor temblara ante el repentino gesto.

Kyuhyun pensaba que el amor de Jongwoon era como la nieve, podía calarte hasta los huesos y causarte estragos, pero era hermoso y lo cubría todo a su alrededor.  

Drabbles YehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora