Salvaje

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  "Y mi alma tiembla al ver el acecho en tus movimientos sutiles y mi aliento se niega a permitirme respirar al convertirme sin saberlo en una presa, en tu presa"-¿Vienes seguido?- cuestiona y luego sonríe ante la ironía de sus propias palabras cu...

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"Y mi alma tiembla al ver el acecho en tus movimientos sutiles y mi aliento se niega a permitirme respirar al convertirme sin saberlo en una presa, en tu presa"

-¿Vienes seguido?- cuestiona y luego sonríe ante la ironía de sus propias palabras cuando sabe con claridad que el castaño visita ese bar varias noches a la semana y ha aprovechado que se ha separado de sus acompañantes en aquel lugar donde las personas se mueven para seguir el ritmo de la música, para abordarle.

-Yo...-

Su voz suena tan maravillosa y no resiste la tentación, por ello le atrae hacia su persona sujetándole de las caderas y disfruta la perturbación en su mirada, como si comenzara a ser consciente de que no podrá huir de él ahora que le tiene tan cerca.

-Decías...- pronuncia y pareciera que el castaño tiene dificultad para hablar y aunque este parece removerse algo incómodo debido a la cercanía puede sentir que lo desea físicamente y por ello le sujeta más fuerte, dominándole en silencio mientras su mirada no pierde detalle de sus expresiones -¿por qué no vamos a otro lugar?- pregunta al cansarse de esperar una respuesta y sonríe ladino antes de guiarle lejos de aquella multitud bailando bajo las luces.

-Tengo que volver- comenta sin saber por qué permitió que el desconocido le sacara del bar hasta donde hace poco estaban.

-Volverás- le dice –pero no esta noche- le aclara y puede ver el temor en su mirada, pero no le preocupa porque a pesar de ello, este le sigue sin oponerse, sin darse cuenta de su propio comportamiento.

Kyuhyun no está seguro de cómo es que llegó a un hotel y mucho menos cómo es que acabó encerrado en aquella habitación junto al sujeto pelinegro, pero siente su corazón golpetear su pecho debido a la incertidumbre y al temor que comienza a percibir al darse cuenta que sus amigos no saben dónde está y que el extraño no parece tener intenciones de dejarle ir.

-Quítate la ropa- ordena y en otro momento hubiera reído, pero aquellos ojos negros no parecen encontrar divertidas sus propias palabras.

-No- pronuncia titubeante y ahoga un sonido de sorpresa al verlo acercarse a él, pero pronto se ve atrapado de más de una manera por el más bajo.

Los labios ajenos son exigentes sobre los suyos, un par de manos le recorren y siente la virilidad del extraño acariciarse contra la propia mientras este busca apegarse más a su cuerpo atrapado de espaldas contra una de las paredes de la habitación.

Hay algo mal y lo sabe, pero el extraño no le deja pensar con claridad mientras abusa de su boca tanto como puede y comienza a tocar la piel desnuda de su torso una vez que sus manos pasaron la barrera de la tela.

-Quítate la ropa- repite contra su oreja y un escalofrío recorre todo su cuerpo, y antes de darse cuenta se ve obedeciendo aquella orden sin entender el por qué completamente.

Le mira con lascivia y recorre su desnudes con su mirada tomándose su tiempo, apartando aquella tela inútil de su camino al paraíso y sabe que quizás el menor no está acostumbrado, que nunca acepta las invitaciones en el bar, pero sabe que no puede negarse a él por la simple razón de que se siente tentado por la adrenalina, por el peligro y el placer oculto en hacer algo que no concuerda con sus principios.

No está seguro de lo que sucede y cuando se ve en la cama con un cuerpo sobre el suyo sabe que no puede evitarlo; se siente atrapado y vulnerable, sin escape. No puede explicar la situación y en silencio ve cómo aquel desconocido se mueve, cómo lo toca sin siquiera preguntarse si realmente lo desea y de alguna manera no hace nada por defenderse, por parar todo aquello y descubre que muy en el fondo tal vez lo desea.

-No te muevas y mírame- le ordena minutos más tarde y el pelinegro sonríe al verlo acatar sus órdenes –muéstrate- el castaño obedece y siente la sangre correr por su cuerpo ante tan maravillosa visión; al parecer había encontrado una buena mascota después de todo, un lindo pet de mirada altanera y deseos de servirle.

-Maestro...- pronuncia con duda y Jongwoon se da cuenta de que su presa parece no conocer el proceso ni las reglas del juego, por lo que tendrá que enseñarle esa noche.

-No te he dicho que puedes hablar- le dice y su mirada es suficiente para hacerle entender que no debe desobedecerlo de nuevo.

Tiembla y no sabe diferenciar los motivos de ellos, si lo hace por temor o por ansiedad, pero el moreno no le da demasiado tiempo para analizarlo cuando sus labios reclaman los suyos con avidez al igual que otras partes de su ser.

Ansiedad, pasión, lujuria y placer comienzan a mezclarse y se olvida de todo lo demás, incluso de que está teniendo sexo con un desconocido que acaba de ver esa noche y se siente abrumado no solo por las sensaciones sino por aquel nuevo placer que comienza a experimentar obedeciendo las órdenes de un hombre dominante y salvaje como un animal en la cama.

-Puedes llamarme "maestro Yesung"- le susurra en la oreja tratando de ser considerado debido a que es su primera vez en ese juego y sonríe al percibir la perturbación en la piel inexperta de su amante; sin dudas disfrutaría en gran medida esa noche cumpliendo su fantasía de dominar al joven que había atrapado su atención desde hace semanas cuando lo vio bebiendo en la barra del bar...  



Notas: las palabras "maestro", "mascota" o "pet", pertenecen al lenguaje de S/M (sadomasoquismo), por lo que "maestro" (también hay otras denominaciones similares) se refiere a la persona que lleva en rol dominante en los juegos de rol que se pueden llevar a cabo en dichas práctica & mascota/pet puede tener una implicación diferente dependiendo del contexto, pero literalmente es que la parte "sumisa", adquiera el comportamiento de un animal/mascota y actúe como tal.

Drabbles YehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora