Eyes

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Una oscuridad que lo consume todo, dos farolas augurando peligro y aun así, tan atrayentes como la única luz en la oscuridad

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Una oscuridad que lo consume todo, dos farolas augurando peligro y aun así, tan atrayentes como la única luz en la oscuridad.

Atrapado y consumido.

¿Por qué el olvido devora mis pensamientos después de que los recuerdos aparecen? Y tus ojos negros son lo único que puedo ver en aquel extraño estado de debilidad, en aquel instante de perdición y sensaciones que ahora me son tan conocidas.

-¿Estás asustado?- juega con sus reacciones y su mirada perdida en sus orbes como si no pudiera apartarla de ellos.

Conoce las consecuencias de sus palabras, pero eso no evita que no sean pronunciadas, en especial cuando le ve tan vulnerable bajo su cuerpo en un rincón olvidado de un bosque que en el amanecer todos aprecian por la carretera pero que nadie se detiene a observar con detenimiento y en silencio agradece aquello al igual que ser cobijados por la oscuridad en ese momento.

-¿Cómo podría estar asustado?- rebate a pesar de que su respiración lo delata, pero niega volverse más débil, ser atrapado completamente por su mirada.

Aquel roce suave en su mejilla se vuelve áspero y ahora una garra se desliza por su piel, sintiendo desgarrarse ante su toque de una manera metafórica, más profunda y peligrosa que la idea de un camino carmesí surcando su piel provocado por un rasguño.

-Cordero...- pronuncia mientras pasea su garra por la suave piel de su mejilla -luces exactamente como uno- completa y una sonrisa llena de satisfacción surca su rostro casi invisible por la oscuridad –jugando a la inocencia, paseándose sin preocupación en un lugar que no deben, hablando cada tanto para recordarle a los otros que están ahí y sin embargo vulnerable, manipulable y dócil bajo el mando adecuado-

Busca decir algo, pero las palabras no salen mientras aquellos ojos antes oscuros y ahora brillantes de un color desconocido le atraviesan, como si el solo hecho de no hacerlo pudiera ser peligroso para su persona.

-Ríndete ante mí- susurra, pero él ya se ha rendido desde hace mucho, antes de ser derribado entre las hojas caídas de los árboles.

Muestra su cuello en señal de rendición y su piel tiembla al sentir un par de labios rozarla con sutileza.

-Me agrada tu aroma- murmura con una sonrisa y piensa que su presa es realmente interesante, por ello su instinto despierta deseando profanar cada tramo de su inmaculada piel blanca similar a la luna brillante en el cielo de esa noche.

La tela de su camisa es desgarrada lentamente y sabe que está en peligro, que nunca debió salir de aquella cabaña para pasear en un lugar desconocido mientras su familia dormía, pero aun así, no se opone porque aquellos ojos le paralizan y le seducen de manera desconocida.

Le escucha aullar y sabe que perdió, que ahora le reclamará como si se tratara de la luna llena flotando en la oscuridad.

Y no siente el miedo que alguien más percibiría en esa situación, sino un miedo más profundo y atemorizante, uno que le susurraba que no podría olvidarlo una vez que le atacara, uno que le decía que podría gustarle, uno que le advertía que no sería la primera ni la última vez que estaría atrapado por aquel cuerpo desnudo y presencia enigmática que se ocultaba en la oscuridad cual depredador esperando el momento adecuado para atacar.

Sus caninos marcan su piel y cuando sus párpados se cierran solo puede ver sus ojos, aquellos que lo consumen todo con facilidad, esos que le atraparon a pesar de augurar peligro como una alarma... sus ojos, esos que no olvidará nunca.

Drabbles YehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora