13. LA VERDAD

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 Conducía hacia la montaña, de pequeño había ido alguna vez con su padre de excursión, su padre había estado preguntando para comprar alguna de esas casas, para un veterinario vivir el medio del bosque era lo más parecido a estar cerca del cielo

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Conducía hacia la montaña, de pequeño había ido alguna vez con su padre de excursión, su padre había estado preguntando para comprar alguna de esas casas, para un veterinario vivir el medio del bosque era lo más parecido a estar cerca del cielo. Pero nadie quería vender.

Ni su padre ni él habían creído los cuentos y mitos que hablaban de magia, de seres de la noche. Para ellos era una simple montaña .

Pero debía de reconocer que estaban equivocados, allí se ocultaba algo más y él iba a ser partícipe de ello esa misma tarde.

Cuando llegó, observó la casa, era realmente hermosa, estaba nervioso. Muy nervioso.

Antes de que pusiese un pie en el porche la puerta de la casa se abrió. Licaón salió a recibirle acompañado por su madre Marla, la había visto un par de veces.

Entraron dentro, el salón era muy acogedor, la chimenea estaba encendida, daba calor y calidez al hogar. Le invitaron a sentarse, Marla había preparado una especie de merienda, había infusiones, café, bizcochos...Sonriendo miró a los ojos a Jean:_No solemos tener muchos invitados.

Jean preguntó por Aurora, estaba ansioso por verla, había traído en su maletín algunas vendas y medicamentos que podía necesitar. Su padre le había regalado ese maletín cuando comenzó el instituto.

_Ven, te acompañaré a su cuarto_ Marla y Licaón le escoltaron a la habitación de Aurora. Ella había despertado, pero aún se encontraba débil. No recordaba nada. Había imágenes, sensaciones, pero no sabía qué era real y  qué era un sueño. Estaba muy confusa.

Pero aún lo estuvo más al ver a Jean en la puerta de su dormitorio _¿Qué haces tú aquí?_Aurora miraba a su hermano y a su madre pidiendo una explicación.

Jean no se dejó acobardar, se acercó a su cama y se sentó en la orilla, sacó de su maletín las cosas y las colocó pacientemente encima de la mesita. Se estaba comportando como un profesional. Le tomó la temperatura, la auscultó, le cambió las vendas por otras y le inyectó un calmante para el dolor. Todo ello sin hablar ni una sola palabra.

Aurora estaba estupefacta. ¿Por qué habían permitido sus padres que él estuviese allí? ¿qué se había perdido?...pero su cabeza enseguida comenzó a dar vueltas y un sueño muy profundo se adueñó de todos sus sentidos.

Cuando vio que el calmante le estaba haciendo efecto, Jean se acercó, acarició su pelo y le susurró al oído: _Descansa tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.

Marla y Licaón fueron testigos de lo que había ocurrido en aquella habitación y para ellos estaba claro que le debían una explicación a ese muchacho, pero que también él tendría que responder a algunas preguntas.

Salieron de la habitación para no importunar el descanso de Aurora. Regresaron al salón.

Allí sentado se encontraba Jam, con cara de malas pulgas. Jean decidió saludar educadamente y esperar el chaparrón de preguntas que debía contestar.

Pero él también tenía dudas que esperaban ser resueltas.

_¿Qué pasó ayer? ¿Porqué no fuiste a casa como dijiste?_ Licaón había comenzado el interrogatorio.

Jean bebió tranquilamente la infusión de hinojo que le había ofrecido Marla e intentaba poner en orden sus ideas para ofrecer una respuesta creíble. Lo mejor sería decir toda la verdad, aunque le tomasen por loco.

Jean relató como últimamente dormía muy mal, soñaba con un extraño lugar que estaba en esa montaña, allí se encontraba con una mujer, pero nunca había llegado a verle el rostro. Él sabía que ella era su mujer, la mujer por la que había esperado todos estos años.

Todos los miembros de la familia se miraron entre sí. Dejaron que continuase su historia, sabían que debía de ser duro para el chico confesar una cosas así a unos desconocidos, pero estaba siendo valiente y franco.

Jean les relató cómo una vez en casa, había algo que no podía explicar, algo que le hizo coger las llaves de la furgoneta de su padre y salir a medianoche a la montaña, tenía que encontrar ese lugar como fuese. Quería resolver el secreto que se escondía en su subconsciente.

Su corazón le guiaba, cada vez estaba más cerca del lugar pero de pronto un lobo salió al medio de la carretera, no le dio tiempo a reaccionar y no pudo evitar el golpe.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, lo subió a su furgoneta y lo llevó a la clínica de su padre. Él tenía conocimientos médicos pues había ayudado a su padre en muchas ocasiones, por eso se hizo cargo de su curación. Pero a la mañana siguiente, al querer comprobar el estado de su paciente se encontró con una sorpresa, el lobo era una hermosa mujer.

Miró uno a uno la cara de sus oyentes, estaban enfrascados en su historia.

Jam fue el primero en hablar para agradecer que cuidase a su hija. Pero fue Marla la encargada de contarle la historia familiar. No se dejó nada, el chico había sido sincero con ellos y se merecía lo mismo por su parte. Además si resultaba ser quien ella creía...¡posiblemente llegasen a ser familia!

Hay que reconocer que Jean escuchó atentamente todo e incluso preguntó algunas dudas. Pero lo que más le llamó la atención es que Aurora era única y ni su familia sabía que podría suceder en el futuro. Pero si en algo estaban de acuerdo todos los presentes en esa reunión es que TODO seguiría siendo un secreto.

Jean dio su palabra de no revelar a nadie lo que sucedió esa noche, ni lo que vio.

Todos le creyeron.

Antes de marcharse quiso ver a Aurora, esta vez dejaron que subiese a su habitación solo, para darle más intimidad al chico, los tres tenían claro que Jean estaba loco por Aurora y jamás la dañaría.

Aurora sintió que alguien había entrado en su habitación, su olfato estaba muy desarrollado, conocía ese olor...le resultaba tremendamente familiar. Era Jean, su piel desprendía un olor peculiar, a bosque. Intentó abrir los ojos, realizando un esfuerzo.

Lo vio allí, sentado en la orilla de su cama, algo saltó en su pecho. Era su corazón, no entendía porqué se comportaba así.

Conocía a ese chico desde hacía unos años y nunca se había fijado en él de un modo especial, pero ahora cada poro de su piel respiraba su olor, quería su cercanía, quería conocerlo mejor....

_¿Estás mejor' _ella asintió con la cabeza. Jean la miraba con ternura, podría decir que con amor.¿había sido él quien la había atropellado? ¿sabía lo que era ella?

¡pensaría que era un monstruo! Se moriría de vergüenza cada vez que la mirase, no podría soportarlo.

De su hermoso rostro resbalaron lágrimas que hablaban de miedo al rechazo, a lo que pasará a partir de ahora.

Jean se acercó más a ella, estaban muy cerca, se miraban a los ojos y se vieron por primera vez. Jean besó sus lágrimas _Tranquila, preciosa, lo sé todo y estoy aquí contigo. A tu lado.

Aurora no podía hablar, la emoción no dejaba salir de sus labios las palabras de agradecimiento. Jean supo que era el momento de irse, de dejarla asumir toda la situación. Se acercó a sus labios y los probó por primera vez en su vida. Era lo más parecido a la ambrosía de los dioses. Pero aunque le costaba separarse de ella, hizo un esfuerzo obligando a su cuerpo a alejarse de allí _Mañana volveré a verte, descansa.


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AURORA EN LA OSCURIDAD#GAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora