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5. El pasado vuelve a hacer una aparición sorpresa.


Aspiro y espiro al ritmo de las zancadas que doy para alcanzar a mis amigas, siguiendo una pauta de tiempo concreta para evitar con flatos.

Al final decidí que sería bueno para mí librarme del estrés acumulado recientemente. ¿Y cómo? Pues con la idea propuesta por Béatrice e Yvette. Cuando desperté, Normand ya no se encontraba en casa, aunque para que no me preocupara dejó una nota diciendo que simplemente se iba a trabajar. Obviamente, llamé a su oficina y sí que estaba ahí, así que fue cuando decidí definitivamente ir con mis mejores amigas.

Al principio, hubo una extraña tensión en el aire. Una carga excesiva de recelo que yo no era capaz de comprender. ¿Por qué se comportaban así tan de repente? ¿Es que acaso creen que soy una persona digna de poca confianza? No sé. Empecé a darle vueltas a la cabeza y mientras ellas dos hablaban, yo reflexionaba y reflexionaba. Porque puede que ese sea mi defecto más grande; pensar.

Menos mal que luego me hablaron con normalidad y toda esa presión que me irritaba se esfumó.

Béatrice toca un muro de piedra con la mano y se flexiona sobre sus rodillas para respirar. Seguidamente, soy yo la que lo hace, pero yo me paso la mano por la frente con la respiración acelerada. Yvette se queda cerca de nosotras pero pasa de tocar el muro, limitándose a abrir la botella de agua y darle un gran sorbo, gastándola casi al completo.

-¡Menuda carrera hemos hecho! La mejor hora y media de la semana sin lugar a dudas-Yvette exhala con fuerza y empieza a mirarse las uñas-¿Tenéis ganas de ir mañana a clase? Porque yo no, sinceramente.

-Bueno...a mí me encanta ir al instituto, así que lo mejor será que no comente nada-Béatrice silba haciéndose la loca, estirando los brazos-Aunque no será lo mismo sin Christophe.

Yvette se tensa y yo no puedo evitar lanzarle una mirada asesina a Béatrice. Ella se acerca rápidamente hacia Yvette y le baja la mano con la que se estaba mirando las uñas para que ella alce la cabeza. Y lo hace.

-Preguntádmelo, venga-alterna su mirada para observarnos a mí y a ella-¡Venga! Quizás en tres segundos no quiera deciros nada al respecto.

-Está claro que no ha vuelto, y si lo ha hecho, no con vida-murmura Yvette con todo el pesimismo del mundo. Pesimismo que yo comparto, de hecho.

-Mi madre no ha querido que os diga nada, pero...-Se aproxima al muro y apoya su espalda en él, cruzándose de brazos-Los padres entregaron el dinero por los pelos, puesto que conseguir esa cifra es muy difícil incluso para ellos que tienen su dinerillo. Y...

-Y el caso es que lo recogieron, pero Chris siguió sin volver-la interrumpo con tono previsible. Tras lo que me dijeron cuando nos atacaron a François y a mí, no me extraña y lógicamente, no esperaba que lo devolviesen sano y salvo con su familia.

-Pues, con todos mis respetos...me cago en tu madre. ¿¿Por qué no quiere que nos digas eso?? ¿¡Eh!?-Yvette hace un movimiento brusco con las manos y se aparta de Béatrice-¡Es mi novio y nuestro mejor amigo! ¡Tenemos el mismo derecho que la policía!

Hombre, la verdad es que ahí Yvette tiene razón. Yo asiento para que quede claro que estoy a su favor y ella alza las manos como diciendo "gracias, por fin alguien inteligente en este mundo". Béatrice pone una mueca, contrariada.

-Mi madre se juega su trabajo. Este tema es asunto de la policía local, no de unas simples adolescentes, y si queréis que os cuente más cosas al menos te pido que no me grites, Yvette.

Tormento. #VIPAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora