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25. Gemelas.


NICOLE/ALESSIA.

-Imposible. La tal Renee está muerta.

-¿¡Puedes creerme de una maldita vez!?-Exclamo irritada ante la desconfianza de mi mejor amiga hacia mis palabras. Sin duda, ya sé cómo se sintió Christophe cuando dudé de la suya.

-¡Es imposible hacer que la muestra de ADN dé 99% de compatibilidad! ¡No puedes desafiar las leyes de...de...de la vida!-me dice tras un rato corto.

-Modificaron eso, ¿o es que es demasiado difícil de captar? Seguro que amenazó a alguien para que lo hiciese, o si no, en el peor de los casos...se lo pidió a alguien como un favor.

Por mi mente aparecen Niko y el grandullón. Cualquiera de ellos dos podría haberlo hecho perfectamente, que para algo trabajan para ella.

El teléfono de Yvette empieza a sonar ,y antes de que pueda aceptar la llamada, le cojo la mano. Me llevo un dedo de la otra mano a los labios y hago el gesto del silencio, le quito el móvil de sus manos, acepto la llamada y pongo el altavoz.

Nadie habla, pero se escucha el sonido del agua. Lo más probable es que sean gotas de agua impactando contra algo. Es un sonido relajante pero a la vez perturbador.

-¿Qué quieres de mí ahora?

-Has tardado mucho-le responde la voz de una mujer-¿Por qué?

-He hecho yo una pregunta primero.

Yvette me lanza miradas de preocupación porque me he alterado un poquitín...bastante. Estoy sudando a mares y me abanico inútilmente con la mano. Yo sé de quién es esa voz, la recuerdo muy vagamente...

Pero no logro caer en quién puede ser.

¿Es Renee en serio o es otra persona?

-Quiero que despierte.

Que despierte.

Despierte...

-¡Alessia!

Doy un brinco muy brusco y golpeo sin querer la mesa con las manos. Abro los ojos con la respiración acelerada y veo a Béatrice frente a mí, con el ceño fruncido.

-Creo que te urge dormir-me dice, con una mueca de desaprobación-Todo el mundo se ha dado cuenta de que dormías, pero no querían despertarte por lo que viviste el otro día.

-¿Cuánto...cuánto he dormido?-Le pregunto en un bostezo de los grandes.

-Desde que volviste de hablar con mi madre hasta ahora-hace un gesto con la mano para que me levante y suelta un suspiro-Anda, levántate. Te acompañaré a casa.

Hago lo que me dice y tras colgarme la mochila tras la espalda, salimos de aula. No queda absolutamente nadie del instituto, y al mirar mi reloj y comprobar por mí misma que la última clase acabó hace diez minutos, caigo en que es totalmente normal que no haya nadie, pero que es anormal que Béatrice me haya despertado diez minutos después.

Hasta quiere acompañarme a casa...

Al salir del instituto, me paro en seco. Béatrice al principio no se da cuenta, pero cuando lo hace se aproxima a mí y tira de mi brazo para que camine.

-¡Vamos, mujer!

-¿Por qué quieres ir hasta mi casa? Te recuerdo que dejamos la amistad en punto muerto.

Tormento. #VIPAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora