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18. Desesperación.

ALESSIA/NICOLE.

-Dudo que el hombre que me está cuidando matase a tu padre en acto de servicio, porque eso solo significaría que tu padre era de los malos.

-Mi padre siempre le fue fiel a nuestro país, me lo dijo mi madre-me dice él de malas formas.

-Le...le preguntaré cuando llegue a casa.

-¿Es que acaso crees que te dirá algo?

-Le acorralaré-le aseguro yo-Ya es hora de que me confiese muchas cosas.

Alan se dirige hacia la puerta alegando que debe irse a la universidad, que se le ha hecho tarde. Asiento, asegurándole que cuando Normand hable le informaré, y se va no sin una mueca de preocupación en la cara.

Miro la hora desde el móvil totalmente despreocupada. Son las nueve, así que no tengo más remedio que hacerme la cena por mí misma. Normand seguramente tardará un poco más en venir y esta noche no me han citado los locos sirvientes de Renee.

Minutos después, cuando ya estoy sentada viendo una película de humor en la televisión a la vez que ceno, suena el timbre. Me extraño, ya que dudo que sea Normand porque siempre se lleva las llaves y nadie me haría una visita ahora así porque sí.

Me levanto y me dirijo a la puerta. Estoy a punto de abrir la puerta pero me quedo quieta. He escuchado una tos demasiado grave.

Abro la puerta y me encuentro cara a cara con el padre de François. Noto que mis ojos se abren más de la cuenta involuntariamente, y él se da el lujo de entrar en mi casa sin mi permiso.

-Eh, oiga. ¡Oiga!-Exclamo al comprobar que me está ignorando-¿Qué hace aquí?

-Cierra la puerta, querida.

Lo hago, pero no porque me lo mande él, sino porque no quiero que los vecinos me escuchen. Me apoyo en la puerta y le miro con el móvil en la mano por si tengo que hacer una llamada no deseada.

-Siéntate-me ordena tras sentarse en mi sofá sin que le haya dado permiso, otra vez.

-Usted no es mi padre.

Por sus ojos aparecen un brillo divertido que desaparece en un santiamén para mirarme con la misma frialdad de la otra vez.

-Puede que no, pero como adulto que soy y como chica respetuosa que eres, vas a hacerme caso.

-Pídalo con buenos modales y quizá me lo replantee.

Le da un manotazo a la mesa tan fuerte que no me extrañaría que su mano se pusiese roja. Me mira con odio, quizá por no hacerle caso, pero eso sí; dolor ninguno. Ese golpe le hubiera dolido hasta a Normand.

-Déjate el juego para otro día. Te he dicho que te sientes.

Me siento, pero no porque me lo esté ordenando...otra vez, sino porque temo que se vuelva demasiado violento y rompa los muebles. Si eso sucediese, Normand me mataría a mí.

-¿Ves? Así perfecto-sonríe forzosamente.

-¿Qué quiere?

-Mi hijo no ha llegado a casa-me explica, dejando de sonreír de esa forma tan horriblemente falsa-Y mi hijo es alguien muy importante.

-Mire, yo ya no soy novia de su hijo-le digo antes de que prosiga con lo que va a decir.

-No me sorprende. Mi hijo es inteligente y prefiere irse con chicas que no le oculten nada. Tú y yo nos parecemos, querida.

Tormento. #VIPAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora