36

220 31 5
                                    

36. Lo que ella vivió aquella noche.


ALESSIA/NICOLE.

Son oficialmente las cinco de la tarde, y como si ya supieran que estoy ahí (que no me extrañaría), aparece Yvette aunque con una mueca de desesperación. Eso me hace pensar en dos cosas; la primera, que quizá algo haya salido mal. La segunda, que quizá ha comprendido que no lo hice queriendo y no sabe qué hacer.

Al acercarse a mí, me da una patada en el estómago que me tira al suelo y me obliga a pegar un chillido. Noto que los puntos se me han descosido por segunda vez e Yvette también, pero a ella parece darle igual porque se pone de cuclillas ante mí y deja posada su mano en mi estómago, importándole un bledo mancharse la mano con mi sangre. Por su cara, me imagino que pretende hacerme más daño, así que me preparo para lo peor cerrando los ojos. Qué estúpidos somos al pensar que con los ojos cerrados todo será mucho más fácil. ¡Ni mucho menos! El problema es que tenemos miedo. Miedo de lo que sucederá si mantienes los ojos abiertos.

Aun así, Yvette no hace nada, o quizá sea yo la que subestima al tiempo. A lo mejor solo han pasado tres segundos y para mí parece un minuto. Creo que estoy lo suficientemente trastocada como para no saber a qué velocidad pasa el tiempo.

-¿Viste a mi madre esa noche?-Me pregunta para mi sorpresa.

El demonio de mi izquierda me dice que no le responda. El de la derecha, al contrario, me dice que le responda con una mentira para salvar mi pellejo. Pero, ¡es que no gano nada haciendo eso! Si me está preguntando, será porque algo sabe. O al menos, eso creo yo. ¿Hago bien al pensar en eso?

-Hagamos un trato. Te contaré todo...todo lo que viví esa noche, si tú me llevas al hospital.

Es un trato absurdo, lo sé, pero ahora mismo me importa mi vida. Mientras se lo cuento todo, ya veremos si me sigue importando tanto o no.

-Vale-accede ella.

Así que empiezo a narrarle lo que sucedió:

Fui a la zona donde se encuentran almacenes abandonados por una sencilla razón; porque me había citado con alguien, alguien muy importante para mí. Y aunque fui yo la que llegó tarde porque no quería que Normand se enterase de que iba a verme con él, no le importó en absoluto. De todas formas, era él el que había querido verse conmigo.

Yo, lo único que quería desde que supe la verdad tras el asesinato de mi padre, era información. Nada más y nada menos. Creo que me la merecía, además de que no podría esperar un año más. Conociendo a Normand, tardaría más de la cuenta y eso solo me amargaría más y más.

Así que, al ver a Thimothy, el antiguo chico del que se encargaba mi padre hasta que ascendió, se me iluminó la cara, y a él también se le iluminó al verme a mí. Si Normand era como mi padre, ese chico era como mi hermano mayor. Tenía treinta y cuatro años, me sacaba bastantes años.

-Te debo la vida, Thim-le dije yo ocultando los nervios-Merezco saber por qué Renee mató a mi padre. Normand no entiende eso.

-Quizá a ti te suene a tontería, Alessia, pero tienes que saber desde ya que no lo es-me advirtió con tono sobreprotector-Y no quiero que te desilusiones antes de tiempo.

-¡Déjate de rodeos y dímelo!-Le insté, soltando los nervios. No podía esperar más tiempo, ¡necesitaba saberlo de una vez por todas! Necesitaba ordenar mis ideas y mis pensamientos, y hasta que no supiese eso, sería imposible.

-El pendrive contenía los nombres de las personas más peligrosas para los Estados Unidos de América. Por eso Renee lo quería con tantas ansias y por eso Normand fue trasferido aquí.

Tormento. #VIPAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora