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38. Hasta siempre.


ALAN.

Que una asesina serial, casualmente la más peligrosa del mundo, esté apuntándome con una pistola no me preocupa en absoluto. Me preocupa mi prima, me preocupan sus amigos, los cuales me estarán buscando y que probablemente no tarden en encontrarme, y me preocupa ese señor al que conocen como Normand.

-¡Qué bien supusiste! ¡Qué bieeeeeen!-Si pudieras partirte el culo de la risa, Renee ya lo habría perdido hace un par de minutos. Lo que mi padre ha contado le ha hecho mucha gracia.

-Si quieres matarme, hazlo, pero deja que Alizée y mi hijo se vayan.

Renee deja de apuntarme con la pistola para apuntar a mi padre. Se queda un rato así, sonriendo de oreja a oreja, pero al final acaba cabeceando y me apunta a mí de nuevo.

-¿Sabes? Prefiero ver cómo se te rompe el corazón al igual que se me rompió a mí hace años.

Renee dispara y cierro los ojos esperando el impacto, pero este nunca llega. Escucho el grito ahogado de una mujer y el suspiro de otra que está pegada a mí. Abro un ojo, y veo que se trata nada más y nada menos que de Béatrice, la amiga de mi prima.

Mi padre corre hacia Renee antes de que pueda disparar de nuevo y la noquea, obligándole a tirar el arma. El hombre que mató al grandullón y me llevó junto a los amigos de mi prima aparece con ellos, y al ver a Béatrice desangrándose se alarman, pero no se mueven del sitio.

Caigo de rodillas al suelo y le acaricio el pelo. La mujer, que debe de ser su madre se pone junto a ella y le agarra una de sus finas manos, apretándolas con mucha fuerza.

-Oh, Dios mío. Béatrice, aguanta, te llevaré al coche y te sacaré la herida. Yo...

-Soy un caso...perdido, mamá-sonríe ella débilmente-Creo que...es lo justo. Ya sé cómo...se sintió Nicole.

-¿Pero de qué hablas, hija?

-No es lo justo-digo yo a la vez que su madre le hace la pregunta. Tanto su madre como ella me miran y yo prosigo con lo mío-Esa bala tenía que ir para mí, no para ti.

-¡Béatrice!-Otro chico viene corriendo hacia nosotros y ella centra su mirada en él.

-François, ayúdame a cargarla-le ruega su madre, pero Béa nega.

-Soy un caso...perdido-repite-Mamá, te...quiero, y cuando...cuando veas a...papá dile que a él...también...François, perdón por...todo y por fa...vor, dile a Alessia que...que me perdone. A Yvette que...que gracias por ser una...una buena a...miga-cada vez le va costando más hablar, y se ve forzada a intentar coger un poco de aire-A Chris...que siga siendo como es...y a ti, Alan...gracias por abrir...abrirme los...los...oj...

No es capaz de terminar lo que quiere decirme. La vida se le ha apagado al igual que se apaga una vela, y por desgracia, sus últimas palabras se quedan en el aire. Su madre pega su frente a la pierna de su hija y llora desoladamente. El tal François se ha quedado ausente y yo...bueno, yo estoy paralizado.

"Aún estás a tiempo de ser el empujón que alguien necesita para ser libre". Eso es lo que le dije la última vez que nos vimos, y me siento muy culpable por ello. Yo no quería que esto sucediese. La bala tendría que haberme dado a mí y no a ella.

Una chica morena, la hija de Renee, aparece de la nada y se acerca al chico que está a lo lejos, que debe de ser Christophe. Él señala hacia donde estamos nosotros y le dice algo. La hija de Renee pega un grito y corre hacia nosotros. Nada más llegar, se tapa la boca con las manos y suelta un par de lágrimas.

Tormento. #VIPAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora