Extra

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Ya era tarde, sus músculos no podían más y necesitaba llegar a casa rápidamente. Se sentía demasiado estresado, los últimos días habían sido atareados y llenos de emociones diferentes. Su negocio en Bucheon comenzaba a funcionar y su orgullo explotaría de todo lo que había logrado estos últimos 4 meses. Papeles por aquí y por allá, burocracias y administraciones que no dejaban a la academia de baile funcionar en Corea del Sur, pero finalmente, después de hacer unos llamados y tener listo el lugar y los alumnos preparados, su proyecto daba comienzo y su nueva vida lista para surgir en su país de origen. Los bailarines que lo ayudarían habían sido elegidos y las matriculas se llenaron de inmediato al saberse que la academia de Kim Jong In estaba en Corea y ya no en Francia, aunque seguía funcionando allá, con diferentes personas pero sin su instructor principal. Y todo era porque Jongin ya no soportaba ni un día con un Baekhyun, en Corea nuevamente, alejado de él por temas de trabajo, además que este se había ido con su bebé Vivian, creándole aún más dolor y ausencia en su vida. Francia no era el país del amor si no tenía a sus dos amores al lado de él.

La casa estaba acogedora como siempre, sacándose los zapatos al llegar, dejó el pequeño ramo de rosas que había comprado para su esposo en la mesa principal y se dirigió a buscar a ese hombre para darle las buenas noticias. Jongin pasó de habitación en habitación, maldiciendo el hecho de comprar una casa tan grande, Bucheon tenía departamentos espaciosos así que no entendía por qué su esposo había decidido comprar un hogar tan grande. "El jardín, el jardín es lo más preciado de una buena casa" decía ese castaño que volvía loco a Jongin.

-¿De dónde sacó eso? -Gruñó, pasando sus manos por su azabache cabello y abriendo la última puerta del hogar.

Su corazón palpitó como siempre cuando miraba esta escena, Baekhyun estaba en la habitación de Vivian, con sus brazos abiertos para que la pequeña lo rodeara con los de ella, los dos dormían plácidamente en la rosada cama. Entró lenta y silenciosamente, notando a su esposo con un pequeño libro de cuentos entre sus manos, el azabache sonrió dulcemente.

-Baek. -Susurró, estirando su brazo para acariciar la mejilla del otro. -Baek, despierta. -Dijo un poco más fuerte, tratando de no despertar a su vez, a su pequeña niña.

-Jonggie -Habló con voz nasal y ronca, mirando a su alrededor para orientarse.

-Te quedaste dormido, ven a la cama o despertaras a Vivian con tus ronquidos de león. -Dijo, viendo el puchero y las cejas fruncidas del otro. Como amaba cuando hacía eso.

-Mejor me quedo acá donde alguien si me quiere. –Comentó infantilmente, moviéndose un poco para adentrarse en las sabanas de su hija.

-Baekhyun -Suspiró el azabache -Vamos, despertarás a Vi...

-Fuera, a ella no le importa si ronco o no.

-Le importará cuando la despiertes.

-Ella tiene sueño pesado.

-Pero tus ronquidos son bastante fuertes como para despertar a un muerto. –Antes de poder retirar lo dicho, Baekhyun abrió la boca y sus ojos se agrandaron.

-Está decidido, Kim Jongin hoy no duermes conmigo. -Dijo, parándose lentamente y plantándole un tierno beso en la frente de Vivian.

-Era una broma, sabes que no es así. -Comentó el azabache con una pequeña sonrisa en su boca, amaba tener esas pequeñas peleas con su esposo, amaba como este podía ser tan fácil de provocar y amaba también la forma en cómo se reconciliaban.

-No me hables Kim Jongin. -Dijo, queriendo pasar por la puerta pero siendo tapada rápidamente por el otro. El azabache pasó las manos por la cintura del castaño y dejó su nariz en el cuello de este, inhalando ese olor que tanto había querido tener cerca de él todo el día.

Bad Boy [KaiBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora