Capítulo 12

5.2K 304 12
                                    

Cuatro sigue boquiabierto. Me toma del brazo y me saca bruscamente del bar.
Se pone frente a mí con aquel indeseado olor a cerveza y me observa atento.
-¿Se besaron?
-Sí -contesto.
-¿Qué hizo después del beso?
-Bueno, él simplemente se dio la vuelta y se fue.
-Vaya.
-¿Qué?
No me contesta. Se queda callado como si atrás de mí hubiera visto a alguien. Eric.
-Hola, Cuatro -le dice Eric mientras me ve curioso.
De pronto el miedo que hubiera sentido en un principio cuando él aparecía, se evapora. Y  mucho tiene que ver el que Cuatro este aquí, conmigo. Con pasos lentos Cuatro se mete al bar, y me deja a solas con Eric. 
-Hola.
-Hola, Eric -digo intranquila.
-¿Te pongo nerviosa, niña?
-Creí que habías dejado eso atrás -balbuceo.
-Rachel, te invito una cerveza -sonríe.
-No gracias, de hecho, ya me iba -miento.
-Entonces te acompaño.
-No, gra...
-Sí -interrumpe poniendo su mano en mi boca.

Vamos por los pasillos oscuros, y no logro ver mucho. Tampoco veo su rostro, pero puedo sentir su mirada. Eric mete un pie hacia donde avanzó y tropiezo, pero antes de caer boca abajo él me sostiene, de modo que su nariz toca con la mía. De pronto siento como golpeó contra el suelo, y él se echa encima de mí. No forcejeo ni nada, sentirme acorralada hace que me excite, pero no lo demuestro.
-No tuve tiempo de explicarte lo de aquella vez -empieza a decir-. Te di tu espacio, porque sabía que podías hacerlo por ti misma. Pude hacer que te quedarás sin facción...
-Pero no lo hiciste -interrumpo.
Con mi pierna en su cintura y mis manos en sus pectorales, tomo la fuerza suficiente para hacerlo quedar contra el suelo. Él me sonríe y pone su mano en mi pierna, que con lentitud la va subiendo hasta llegar a mi pompa. Fue tan repentino y terriblemente distinto de todo lo que me ha sucedido en la vida. A decir verdad, se siente bien. Me vuelvo para apreciar el modo en el que Eric se para y me sonríe.
-¿Alguna vez te han invitado a una pijamada? -sonríe.
-¿Pijamada?
Las únicas pijamadas que he hecho han sido con Chloé, y se dejo de llamar pijamada cuando se volvió rutina, pero no estoy segura que sea a lo que él se refiera. Sé atrevida, me grita mi subconsciente, no te veas inocente.
-Sí, una pijamada. Un poco distinta a las demás. Prometo que te divertiras tanto, que serás tú quien me pida una pijamada después -sigue sonriendo. 
-¿Habrá café? -digo sarcástica.
-Cerveza.
Ni siquiera le he dado el sí, y me sostiene de la mano, guiándome hacia donde están las recamaras de los líderes. Tengo mi mano entrelazada con la suya, y él juega hábilmente con mis dedos. Dimos con la puerta de su habitación, y la abre dándome pasó.
-Bienvenida, Rachel -señala sonriente su cama con los ojos.

Amor antes que facción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora