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Encontrar el camino entre toda está oscuridad que me rodeaba no era lo difícil, lo difícil era caminar, parece que mis esfuerzos son inútiles. De pronto una luz ilumina por completo el salón en el que estoy. Todo completamente blanco, las paredes y el suelo. Un hombre sale de la nada. Su oscura piel me hace recordar a Max. Pero él es diferente, sus ojos son tan blancos como la luna. Muy lento se venía acercando a mí, mi corazón parecía haberse contraído, pues seguía totalmente inmóvil.
-¡Magnífico! -estalla alzando los brazos.
-¿Disculpa? -pregunto un poco confundida.
Antes de que pudiera decir alguna otra cosa se mueve deprisa hacía mí que ni lo veo actuar. De forma desesperada comienza a romper mi blusa, sus ojos miran pervertidos mi brasier. Comienzo a gritar por ayuda, aunque no estoy segura si alguien me pueda oír. Rasguño su cara pero eso no lo detiene, mis dedos están agarrotados y apenas puedo ver lo que hago. Alguien detrás lo agarra de la espalda y lo tira tan fuerte hacia la pared que lo deja inconsciente. Un poco apenada por las condiciones de mi ropa me pongo de pie y me contengo de llorar. El hombre que amablemente me ayudó, no me ha dado la cara.
-¿Quién eres?
-Soy yo.
Aquella voz me es reconocida. Cuando se voltea por completo, me deja en shock. Es Cuatro, con algunos cuantos moretones en su rostro.
-¿Cuatro? -corro a abrazarlo-, no puedo creerlo, tú estás muerto, o estabas.
-Fue un intento de asesinato, pero aquí estoy Rach -me abraza con más fuerza-, vine por ti.
-Pero yo vi tu cuerpo.
-Estaba bajo el efecto de un suero que me fue inyectado -me suelta para después verme a los ojos.
-¿Dices que te intentaron matar? -le pregunto, aún aferrando mi mano a su playera.
-Vámonos, no tenemos tiempo -comienza a caminar aún viéndome a los ojos.
-¿Quién fue?
-No importa.
-¡Necesito saberlo, Cuatro!
-¿Por qué?
-Culpan a Eric de haberte matado, o bueno...
-Ya no importa -interrumpe bruscamente.
Sigue caminando mientras me jala del brazo. Sigo en shock, sin saber que decir. Pero yo vi su cuerpo reposar en el suelo. ¿Por qué aparece justo ahora? De pronto, sé que esto es una simulación y que él no es real, nada es real. Así que me detengo y lo hago voltear.
-No eres real.
-Rach...
-No -interrumpo-. No me puedo ir contigo, porque no eres real.
Las lágrimas queman mis mejillas, pues me hubiera encantado tenerlo a mi lado, pero no es así. Camino para abrazarlo, pero cuando suelto de él, comienza a desvanecerse. Junto a Cuatro, desaparece la sala.
Tallo mis ojos para evitar el no ver con claridad a lo que sea que me vaya a enfrentar. Y cuando los abro me encuentro en la silla de prueba. Eric está parado frente a mí, con lágrimas cayendo de sus ojos.
-¿Qué pasa?
-Perdón, Rachel.
Junto a él hay un arma, la toma con inseguridad y la sostiene frente a mi rostro. Mi reacción fue golpear su mano a otra dirección. Una bala sale volando hacia el techo.
Supe de inmediato que esto iba en serio, así que antes de que pudiera voltear corro a la puerta, pero ni aplicando toda mi fuerza la logro abrir. Volteo para ver lo que Eric está haciendo y lo encuentro atrás de mí. Intento correr al otro extremo pero una bala atraviesa mi pierna, y caigo.
El levantarme es posible, así que me arrastro mientras observo a Eric acercarse. Algo frío se entierra en mi mano derecha. Me encuentro con un arma, y rápidamente la alzo hacia él.
-No me hagas hacerlo.
Mi corazón late tan rápido que logro escucharlo. Incluso mi insegura mano tiembla, apuntando a Eric.
-¡Detente! -le suplico entre gritos.
Hazlo! No dudes que lo haré antes yo. Vamos niña, ¡hazlo!
-No puedo -suelto el arma.
Lo correcto sería defenderme. Eric me quiere matar, y no sé porqué. Así como tampoco sé porque no me habla. Pero no tengo la suficiente fuerza emocional para matarlo.
-¡Levantala! -ordena.
Cierro los ojos y espero el impacto de su arma.

Amor antes que facción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora