Capítulo 27

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Una mujer de pelo rubio de unos cincuenta o sesenta años esta parada frente a Eric. Él está muy atento a lo que ella este diciéndole, y parecen no haberse dado cuenta de que estoy aquí. Toso fingidamente para llamar su atención, pero a decir verdad, siento unos pocos de celos que me entumecen las piernas por completo.
Ambos se percataron de que estaba parada frente a la puerta, Eric puso los ojos en blanco mientras que la mujer de azul me veía muy atenta y sorprendida.
-Rachel -balbucea Eric.
-¡Ah! ¿Interrumpo algo? -arquea una parte de su labio hacia arriba.
-Lo lamento -digo nerviosa.
-Rachel, ella es Jeanine -la voltea a ver-. Ella es Rachel.
Me adentro un poco más al salón oscuro, que lo único que tiene es una mesa en el centro y sillas a su alrededor. Jeanine me evita la molestia de caminar al centro y camina hacia mí con sonrisa en su rostro. Sé quién es Jeanine, recuerdo que Eric me la mencionó en su historia, antes de quedarse dormido.
-Hola Rachel -extiende su fina mano para saludarme, sin quitar la sonrisa-, lamento que Eric no nos haya presentado antes.
Le extiendo la mano sonriente. Eric camina hacia nosotras, con un ligero gesto molesto. Probablemente no fue bueno haberme metido, debí haberme ido. Pero si no aclaraba mi duda de con quien hablaba Eric me iba a torturar por un largo tiempo. Celos.
-Ya le había hablado de ti -responde molesto.
¿Entonces se acuerda de todo lo que me había dicho? Mis piernas empiezan a temblar y mis manos a sudar. Una extraña sensación de nervios me recorre continuamente por todo el cuerpo. Y no puedo apartar mi mirada de los insistentes ojos de Jeanine. Por una parte porque no quiero ver a Eric, siento su molesta mirada en mí. Y porque no me quiero ver irrespetuosa apartando la vista de Jeanine, la mujer que cuido de él.
-Bueno... puedo venir otro día. La propuesta de Max sigue en pie -lo voltea a ver, y bajo la mirada para apreciar mis temblorosas piernas-, pero supongo que no es el momento. Después de unas pruebas lo estarás mi Eric.
-Ajá -responde secamente sin apartar sus ojos de mí.
-Voltea a verme cuando te hablo, Eric -dice con cierto tono frustrado, como si fuera algo que le dice muy seguido.
-Lo mismo le digo a ella -responde sarcástico pero ahora molesto.
Alzo la mirada para verlo y cuando me ve hacerlo voltea hacia Jeanine. No apartes la mirada por nada, me grita mi subconsciente.
-Ya nos volveremos a ver -le sonríe-, te dejo.
-Claro -me voltea a ver sereno.
-Fue un gusto, Rachel -me vuelve a extender la mano y la recibo.
Se va dejándome a solas con Eric. Sigo viendo hacia la puerta, como si Jeanine aún estuviera ahí, pero no es así.
Eric se pasa por delante dándome un pequeño golpe al hombro con su brazo. Estoy completamente inmóvil junto a la puerta y puedo escuchar a Eric darle unos golpes a la pared. Con mucho valor salgo del salón y cierro la puerta recargandome en ella.
-No sabía...
-No hiciste nada -responde antes de que acabe.
-¿Entonces? -susurro.
-No importa.
-Estás consciente de todo lo que me dijiste ayer, ¿no? -trato de apartar el otro tema.
-Sí. Quise que lo supieras -guarda silencio por unos minutos y prosigue-, debes irte. Hoy es el día en el que escoges donde quieres pasar el resto de tu vida -ríe.
-En ti -digo sarcástica.
No soy consciente de lo que digo hasta que veo cambiar su rostro en algo más lindo. No le había visto hacer eso antes. Es entre compasión y amor. Me estremezco.
Salgo rápidamente de su dormitorio y me voy.

Amor antes que facción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora