-Lindo lugar -sonrió.
-Es cómodo, aunque siempre este tan silencioso aquí. Y solo.
-Bueno, probablemente ya no tan solo.
-Vaya, Rachel. Aún no empieza la diversión y ya quieres venir más seguido -se ríe.
Volteo y le pongo los ojos en blanco. Él me sonríe y se sienta junto al sofá que está a tan sólo unos centímetros de la puerta. Estira ambos brazos, a lo largo de el respaldo y cruza las piernas de una forma atrevida. Jugamos un poco con las miradas hasta que le doy la espalda, para explorar su hogar. En frente de mí está la cocina, todo color negro, lo primero que se ve es el refrigerador, el cual tiene una puerta de vidrio, haciéndose ver todas aquellas cervezas que aguardan a ser domadas por él. No hay mucho espacio entre la cocina y otra puerta, que parece ser el baño. Al fondo de la habitación, en lo más oscuro del lugar, está su cama.
-Has quedado encantada -lo dice mientras se acerca a mí-, te invito una cerveza -al ir avanzando me suelta una nalgada.
Siento como el calor sube a mis mejillas y me recargo en la pared, poniendo mis glúteos a salvo de sus manos. Agarra las dos cervezas con su larga mano, y con un extraño movimiento abre ambas. Deja la mía en la repisa y se va a sentar con la suya al sofá. Antes de darle un hábil trago a su cerveza, se quita la playera, dejando a la vista su hermoso abdomen marcado. La verdad es que no está tan marcado como imagine, más bien se ve fuerte, y mucho.
No son sólo los tatuajes que posan en sus brazos lo que lo hacen verse atrevido y malo, si no también aquellos percings que le sientan bien.
Creí que solamente eran los tatuajes de los brazos, pero también tiene unos a los lados de su cuello. Se ve tan sexy. Tomo mi cerveza de la repisa y camino hacia él, haciendo extraños movimientos con las piernas, como si bailará, y le causa risa. Pongo mi cerveza en la mesa de centro y me quito el vestido lentamente, tan lento que siento como si mis dedos fueran pequeñas hormigas caminando hacia arriba. Veo el vestido caer a mis pies y veo su enorme sonrisa. Sus brillantes ojos están bien puesto en mí.
-Sorprendente, niña.
De nuevo, "niña". No sé porqué me molesta tanto que me digan de ese modo, pues me hace sentir débil. Y no es como yo soy. A pesar de que el apodo me moleste tanto, tomo aire y exhalo con calma. Le tomo a la cerveza, y la vuelvo a dejar en la mesa.
De pronto tocan la puerta y Eric salta del sofá, se acerca a la puerta y me voltea a ver. Tomo el vestido del suelo y cubro lo que puedo. ¿Quién podrá ser a está hora?
-Hola, Eric -comienza a decir Max con los ojos puestos en mí-, ¿interrumpo?
-De hecho ya se iba -me hace una señal para que parta, y tomo mi vestido del suelo.
ESTÁS LEYENDO
Amor antes que facción.
Fanfiction-¡Qué fastidio! -gimió-. Todos esos años trabajando por lo que querías y lo dejaras atrás, todo por una chica. ¡Elige ahora, Eric! -Amor antes que facción. AVISO: Muchos de los personajes no me pertenecen a mí, si no a Veronica Roth. También acla...