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-Bien. Puedes irte -oigo decir.
Cuando mis ojos se acostumbran a la luz de la habitación, veo a Eric.
-¿Eric?
-Dije que ya te puedes ir.
Esta observando atento la pantalla. Me cuesta creer si esto sigue siendo una simulación, pero me tranquiliza saber que Eric no será quien me mate, que solamente fue parte de la prueba.
Me paro del asiento y camino lentamente a la puerta, con esperanza de sentir su brazo tras mi hombro, o escucharlo hablarme. Una vez teniendo la perilla en mi mano, me doy por vencida. Él no volverá.
-Rach -mi corazón se acelera tanto que lo siento salir.
-¿Si? -volteo a verlo.
-Debiste disparar.
-Pues no lo hice.
-Sólo para que sepas, en la vida real, yo no lo hubiera hecho -dice serio.
Una sonrisa sale sin querer de mí. Y salgo de la recámara. Inmediatamente después de mí sale Eric.
-Oye, niña -grita.
Me hace una señal para que me acerque a él y me susurra:
-¿Crees que nos podamos ver por la noche?
-Yo...
-Sabes que, no. Pasa.
-Acabo de salir -digo preocupada y a la vez emocionada.
-Te he dicho que entres -alza un poco más la voz.
Sé que debo tener todas las miradas en mí, así que no me molesto en voltear y obedezco. Una vez adentro me enojo, ¿acaso es un juego? Solamente juega conmigo y mis emociones. Cuando lo veo cerrar la puerta, me encojo de hombros. Aún con el corazón a todo ritmo.
-Quiero aclarar las cosas. Lo estuve pensando, y quiero que sepa...
-Antes de que digas cualquier otra cosa, quiero que sepas que no te doy el derecho de jugar conmigo. Acaso crees que puedes actuar enojado, dejar de hablarme por días y venir a exigir que me mantenga dentro del salón -grito.
Lo veo analizar mis palabras por unos segundos y finalmente dice:
-Sí. Entonces como te decía -toma asiento-. Estaba confundido. Pero ahora lo sé, y te lo diré, sin importar lo idiota que puedas pensar que soy.
-Sólo dilo.
-Estoy enamorado de ti, Rach.
Me quedo impresionada. Jamás creí escucharlo de él. Pero oírlo me hace sentir especial, y llena. Excitada.
-Eric...
-¿Crees que nos podamos ver hoy en la noche? -interrumpe.
-Claro que sí.
Me planta un beso en la frente y me deja ir. No sabe las ganas que tenía de besarlo o abrazarlo, pero por ahora nada de eso sucedió, esta bien, supongo que las cosas volverán a tener sentido entre nosotros, ahora que se atrevió a confesar, las cosas se sienten distintas, no es el ambiente, soy yo, me siento feliz y no me había dado cuenta que mientras caminaba a mi cuarto, iba sonriendo.
Cuando llego a mi habitación noto que la puerta está abierta. Así que paso con cuidado.
-Rachel, ¿cómo te fue? -Chloé me sorprende en la oscuridad, recostada en mi cama.
Hey! Casi me das el susto de mi vida.
-¿Y esa sonrisa?
-Es Eric -digo con emoción.
-Quise decirte que era él quien estaría atendiendo, pero creí que era suficiente presión.
-Vendrá esta noche.
La mirada de Chloé muestra confusión, me pone un poco nerviosa verla de ese modo, así que juego con los dedos de mis manos, y bajo la vista al suelo.
-¿Cómo fue que te convenció tan rápido? -lo dice en un tono burlón.
-Dijo que esta enamorado de mí, y bueno, como decirle que no a eso.
-¿Él dijo estar enamorado? -sus ojos se abren al ancho de un limón.
-¡También puse la misma expresión!
Ella comienza a reír y me abraza fuertemente. Sus dedos acarician mi cabello y su cálido aire sopla por mi oreja.
-Parece que esta noche no me quedaré a dormir.
-Creo que no, amiga. Alguien más lo hará -las últimas palabras me dan emoción.

Amor antes que facción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora