Tiene algo entre manos, no es común que Jeanine venga a Osadía, y venga a verme a mí. Me ha venido a comentar lo mismo que Max, y por igual acabo diciéndome que aún no era el momento.
Me resultaba genial estar solo, no tener que sonreír y poner buena cara a gente que se atravesará. Aunque por alguna extraña razón no me costaba mostrar ese lado a Rachel. Me puse una sudadera y salí a correr. No tenía pensado llegar muy lejos, pero sí escapar por unas horas. Es lo que normalmente hago cuando me siento harto del mismo ambiente. Lo único que veía al correr era una densa niebla y sentía como la claustrofobia se apoderaba de mí. Iba a paso lento, pues de pronto me sentí dentro de una jaula. Respira hondo, me repito. Un miedo se apodera de mis sentidos, dejándome inmóvil en medio de no sé dónde. Espero varios minutos hasta que la niebla se convierte en una ligera brisa que cae sobre mi cara.
A mi mamá le gustaba salir por las noches, porque era común que lloviera, me explicaba el proceso completo pero jamás lo entendí hasta crecer. Después de su muerte, se volvió rutina salir por las noches y esperar que lloviera, pero jamás lo hizo, era como si el cielo supiera de la pérdida. No la había vuelto a sentir hasta ahora. Me sostengo de puntillas alzando las manos, como si se tratara de recibir algo. Fue cuestión de minutos disfrutar de aquello y seguí con mi corrido. No es que esto me duela, pero admito que los recuerdos me invaden de vez en cuando, más cuando se trata de ella.
De regreso a mi dormitorio me meto a bañar. Escucho como tocan a mi puerta, dos veces, y delicadamente. Me pongo la toalla cubriendo únicamente lo importante y salgo apresurado para abrir. Rach, pienso perversamente, y una sonrisa se dibuja a toda intención .
-Puedo pasar en otro momento -balbucea.
-Vamos, ya me has visto así, pasa -le dedicó una sonrisa demasiado sincera de mi parte.
-Sólo quería avisarte que Max me mandó a buscarte. Bueno, ósea te habla.
-Gracias. Si gustas puedes verme vestir, o...
-Me tengo que ir, Cuatro me espera -interrumpe.
Me trago los celos y asiento para que se vaya. ¿Y porqué es que manda justamente a ella?Llego justo a tiempo antes de que Max salga de su oficina y lo agarro fuertemente por atrás, como saludo.
-Eric, tenemos que hablar compañero -sonrió mientras que al mismo tiempo lo sostengo con firmeza y después de una mueca suya lo dejo ir.
-Hablemos.
-Bien, tendrá que ser dentro -abre su oficina-. Hable con Jeanine, y bueno me dijo que se encontró una sorpresa.
-No hay nada de que sorprenderse, Rachel sólo...
-No quiero explicación -interrumpe-. ¿Quieres el puesto o no?
-Toda mi vida he luchado por él, Max. Dime, qué eso lo que tengo que hacer.
-Cuatro podría obtener tu puesto -siento un tremendo ardor seguido de una frustración-. Pero, podemos remediarlo.
-¿Cómo? -de pronto siento esperanza.
-Deshaste de él -una risa burlona sale sin querer de mí.
-¿Cómo pretendes que haga eso? -digo ingenioso.
-Eres fuerte y valiente, Eric. -Se cruza de brazos-, ¿en realidad hay algo que te importe? No. Ya sabrás que hacer, Cuatro debe morir.
Se va dejándome solo. ¿Por qué es que cree que no siento lo más mínimo? Sé que es lo que he mostrado pero... lo haré, lo mataré. Lo único que me detiene y no, es el hecho de que cuida bien a Rachel, no me gusta que sea él quien lo haga, pero lo hace. Y es su amigo. Por otra parte, me deshago de la persona quién más problemas me causa.
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Amor antes que facción.
Fanfiction-¡Qué fastidio! -gimió-. Todos esos años trabajando por lo que querías y lo dejaras atrás, todo por una chica. ¡Elige ahora, Eric! -Amor antes que facción. AVISO: Muchos de los personajes no me pertenecen a mí, si no a Veronica Roth. También acla...