La lechuga no es un buen accesorio para el cabello.

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Abrí los ojos y parpadeé confundida

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Abrí los ojos y parpadeé confundida. Los movimientos bruscos de la cama me mareaban.... 

¿Cama? Eso no tenía mucho sentido. Me senté haciendo un esfuerzo y froté mis ojos acostumbrándome a la luz del ambiente. Fue entonces cuando noté que me encontraba dentro de un auto. Unos dados dorados colgaban del espejo retrovisor y se zarandeaban constantemente.

- Alice, ¿Ya estás mejor? ¿Quieres un poco de agua?- Preguntó la voz de Katherine mientras me tendía una botella de agua mineral. Se había acomodado en el asiento del acompañante. Sus ojos ahora tenían un ton azul marino con algunos resplendores celestes. 

Tomé el agua y fijé la vista en el espejo retrovisor, donde logré ver a Hunter con sus enormes mostachos. No pude evitar reír levemente y decidí callarme sorbiendo un poco de agua. 

- Es increíble lo mucho que tardan en recuperarse... Llevas tres horas roncando allí atrás. No te imaginas lo alto que debí poner la música para no oír tu áspera sinfonía.- Dijo Hunter desde el asiento del conductor con su tono burlón.

-¡¿Tres horas de viaje?!- grité sintiendo que volvía a desmayarme. -Santo dios, mi madre va a aniquilarme...

Bebí otro sorbo del agua fresca tratando de recuperar la calma y, finalmente, pregunté.- ¿Qué acaba de ocurrir?

- Bueno... nuestra guarida número treinta y dos hizo ¡CAPOW!- Explicó Hunter despreocupado. - Ellos hicieron estallar el casino, otra vez.

- ¿Ellos?- inquirí desconcertada.

- "Los magos malos."- Terminó de decir Katherine en un idioma que si comprendí.

- Lo que más lamento es no haber probado ese pastel...- murmuré haciéndola reír. -¿Las personas del casino están bien?

- Los muy rebel dramers ni se enteran de estas cosas... Desde las diez que creen estar durmiendo...- rió Hunter.

-¿Y qué hora es?- pregunté mientras la imagen de mi madre hecha una furia aparecía en mi cabeza como un fantasma del futuro.

- 15:30 p.m.

-Mátenme...- murmuré dándome por cadáver de Alice.

Katherine sonrió y se giró para revolver una mochila verde repleta de pins ecologistas en plan "Salven a los Rinocerontes Negros". Luego de un rato de ardua búsqueda, me tendió un celular. Supuse que era de su pertenencia debido a que estaba decorado con brillantitos de colores y colgaba un dije con un planeta feliz. Lo tomé suspirando y marqué el número de mi madre. 

-¿Hola?- oí la voz de mi madre al otro lado de la línea.

-Hola, mamá...- saludé.

-¿Alice? ¿Se puede saber dónde te encuentras?

Estoy en un auto robado con un par de desconocidos de diecisiete años que, sospecho yo, son terroristas debido a que acaban de hacer volar un edificio... Pero quédate tranquila, volveré para la cena.

Dreams Seekers (Buscadores De Sueños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora