Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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Si, damas y caballeros, Austin estaba parado justo allí, ante mí. Y no, no era el Austin de dos cabezas; sino que era la cosa rara que se había formado cuando lo hice llorar.
- ¿Aus...tin?- pregunté tratando de no tartamudear demasiado.- ¿Cómo es que estás aquí?
- Es lo mismo que nosotros nos preguntábamos.- Murmuró Hunter.- Fuiste tú, ¿No es así?
- ¡¿Qué?! ¿¡Cómo pude haber sido yo si me encuentro en éstas condiciones?! ¡Mi muñeca enloqueció repentinamente y se puso a brillar y arder! ¡Casi muero de no ser por Andrew!
Kate se aproximó a mí preocupada y examinó mi muñeca.- Tiene razón, ella no lo trajo aquí; o por lo menos no inconscientemente...
- ¿A qué te refieres con eso?- Pregunté haciendo un esfuerzo por salir de la tina y cerrar el grifo.
Mis ropas (o lo que quedó de ellas luego de la quemazón) chorreaban y estaba descalza ya que mis zapatos habían caído en medio de la travesía hasta el baño.
Katherine me miró llena de preocupación.- Alice, hiciste lo que nunca debe hacerse.
Abrí los ojos como platos. - ¿Comer dulces por la nariz?
Hunter frunció el ceño y sin quitar los ojos del suelo murmuró un casi inaudible "¿Qué rayos?"
- No...- Murmuró Kate extrañada.- Hablo de dibujar EOSIS en tu cuerpo... Alice, le diste vida a Austin. Vida real. Él vivirá lo que tu vivas y tú sentirás lo que él sienta. A partir de hoy están conectados.
Noté como los pies de Kate comenzaban a volar sobre el suelo a causa de los nervios.
- No... No comprendo...- susurré.
Hunter bufó.- Déjame aclarar tus dudas.
Se aproximó a Austin y le dió un fuerte pellizco en el brazo.
-¡AUCH!- Chillamos él y yo al unísono.
Fruncí el ceño: acababa de sentir que pellizcaban mi brazo.
- ¿Lo ves?- Dijo Hunter.- Ahora son como uno solo.
- ¿Y él siente mi dolor?- pregunté confundida.
Hunter se acercó repentinamente y pellizcó mi mejilla.
- ¡AUCH! ¡DEJA DE HACER ESO!- Grité.
Miré hacia Austin. Él no había sentido nada.
- ¿Por qué lo hiciste, Ali?- Preguntó Kate.- Es muy peligroso y conlleva una enorme responsabilidad porque ahora debes hacerte cargo de...
- ¡Comprendan que fue un error! ¡Yo jamás le daría "vida real" a un experimento falli...- cerré la boca antes de empeorar la situación. Pero era tarde: todos los recuerdos volvieron a mi mente junto con los sentimientos. Volví a sentir aquella tristeza, aquella frustración, la culpa, el enojo... Todo volvió a suceder.
