Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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¡¿QUÉ DIABLOS?!
Jennifer abrió la boca como si tratara de tragarse un crucero y dejó caer la mano que me sostenía en el aire.
- Ouch.- murmuré frotando mi cabeza. Alcé la mirada y vi como Tyson me miraba adolorido. Él también lo había sentido.
- Eso... eso es imposible. Tú no tienes poderes.- Tartamudeó Jennifer horrorizada.
- Claro que si... ¿Sino por qué crees que comprendí todo tan rápido?- preguntó Tyson preocupado.
- ¿Por qué nunca lo dijiste entonces?- inquirió la reina afligida.
- Porque... no quería que me odiaras...- Murmuró él.- Sabía que si te lo contaba, me vería obligado a interferir en tu plan y tú me acusarías de traición y... Lo siento. Fui muy débil y no logré decírtelo jamás...
Noté como se llenaban de lágrimas los ojos de Jennifer. Vi como tomaba aire y se armaba de valor para hablar nuevamente.
- Tienes razón. Te hubiese odiado por decírmelo y arruinar mis planes.- Rió ella.- Pero te odio más por haberme mentido durante todo este tiempo.
Se oyó el corazón de Tyson quebrándose en toda la habitación.
El muchacho abrió los brazos y dejó ir a Kate. Pero mi amiga estaba demasiado perpleja como para hacer nada.
- Yo hice a Alice porque no quería perderte.- Afirmó Tyson con los ojos llenos de lágrimas.- Porque te quiero demasiado como para sufrir eso. Hice a Alice muy parecida a tí para que pudiera hacerte entrar en razón sabiendo que yo no podría.
- Tú no puedes haberme hecho.- Dije finalmente.- Tengo familia y recuerdos.
- Me tomé la molestia de hacer todo aquello por tí. Quería que fueras feliz.- Murmuró él.- Si eras infeliz; el plan no hubiese funcionado y jamás te hubieras opuesto a Jenny.
Fruncí el ceño.- Entonces... ¿Te dolió cuando me clavé esa cuchara en la mano?- dije mirándolo a los ojos preocupada.
- ¿Que hiciste qué?- preguntó Jennifer con el ceño fruncido.
- Ey, no me juzguen. Ese pote de yogur era todo un rebelde.- Chillé alzando los brazos.
Tyson asintió con la cabeza y murmuró: -En ese momento deseé haberte imaginado más lista...
- ¿Y dónde están tus marcas entonces?- preguntó Jennifer con desprecio.
Tyson suspiró y se quitó la camiseta. Su espalda estaba repleta de EOSIS dorados que brillaban grabados a fuego en su piel.
