Atropellamos al novio de la reina.

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- ¿Es algo así como una fortaleza malvada rodeada de un foso repleto de temibles criaturas con afilados colmillos y un dragón vigilando la torre màs alta?- pregunté mientras abrochaba mi cinturón de seguridad, sabiendo que me hubiese encantado ten...

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- ¿Es algo así como una fortaleza malvada rodeada de un foso repleto de temibles criaturas con afilados colmillos y un dragón vigilando la torre màs alta?- pregunté mientras abrochaba mi cinturón de seguridad, sabiendo que me hubiese encantado tener tres de ellos ya que Hunter era el "adulto" al volante.

- Stairs, la guarida del villano no es necesariamente un castillo del horror. Estamos en el mundo real, aquí no existen los dragones, ni los castillos dramáticamente diseñados para aniquilar a quien ose acercarse. - respondió él de mala gana mientras encendía el automóvil.

- ¿Los dragones no existen?

- Claro que no, ¿Acaso crees que vives en Camelot?

- ¿Cuánto te apuesto a que puedo sacar uno de esos de mi "Ety observalibitis somonia inu"...?

- Es "Et observabitis somnia in".- me corrigió él.

-Como sea.- murmuré mientras dibujaba uno de esos símbolos en el empañado vidrio del auto.

- ¿Qué haces?- preguntó Hunter girando un tanto la cabeza en mi dirección sin quitar los ojos del camino.

- Te demuestro que la magia todo lo puede.- declaré ingresando la mano en el dibujo para sacar....

-¡ALICE BROOK! ¡HAS PERDIDO LA RAZÓN!- chilló Hunter girando el volante de diestra a siniestra mientras que una de mis nuevas creaciones masticaba su cabeza.

¿Quién diría que un par de dragones bebés serían tan revoltosamente adorables?

-Awww...- suspiré observando a los juguetones reptiles.

Un dragoncito verde-azulado con pequeñas púas en la cabeza volaba bruscamente en el interior del auto mientras chocaba contra los vidrios de las puertas. Era notorio que le sobrellevaba un gran esfuerzo elevar su propio peso y cada tanto, caía sobre los asientos agotado. Luego, con inmensa frustración chillaba y escupía una pequeña chispita de fuego que volaba a nuestro alrededor.
El otro, màs entretenido, se encargaba de clavar sus encías desdentadas en la cabeza del conductor mientras arañaba su espalda tratando de llegar a la cima de la cabeza y masticar el cabello rubio de mi amigo. Era de un color rojo fuego con numerosos cuernos sobresaliendo de su escamosa piel. Tenía las pupilas dilatadas de placer y parecía sonreír.

No caí en la cuenta de que el conductor no observaba el camino hasta que atropellamos a un peatón.

Yo grité; Hunter gritó; los escamosos bebés chillaron y el auto frenó de golpe.

El bebé dragón que aún masticaba la cabeza de Hunter, agitó sus alas y se batió en estampida contra el cristal del techo, haciéndolo pedazos y huyendo por allí, seguido de su pequeño hermano.

Los vidrios del cristal volaron por cada rincón del automóvil y nos obligaron a agachar nuestras cabezas repentinamente.

Elevé la mirada para encontrarme con el molesto rostro de Hunter. Era cómico observarlo: gran parte de su cabello y cara se encontraban empapados en babas de bebé dragón y aún llevaba una pequeña chispa de fuego encendida en el hombro; sin mencionar los innumerables trozos de vidrio que ahora decoraban todo su ser.

Dreams Seekers (Buscadores De Sueños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora