Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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-Chicas, ¿Una pizza a cambio de su boca?
- No.- declaró Kate con seguridad.
Mis novios arquearon una ceja en mi dirección.- ¿Alice?, Se que tú quieres pizza...
Miré a Katherine expectante y finalmente, ella suspiró: -Bien, pero que sea una Cuatro Quesos.
- ¡SI!- grité dando un improvisado y suculento baile de victoria, agitando las caderas y meneando los brazos frenéticamente. Agradecí que Hunter no tuviera boca, así me había ahorrado sus comentarios sarcásticos sobre mi muy profesional danza.
- Iré a desinfectar mis ojos y luego ordenaremos la pizza.- informó Austin caminando hacia la cocina.
Lo miré indignada. ¡¿"Desinfectar sus ojos"?! Era su novia, se suponía que me amaba con bailes ridículos incluidos.
Mi amiga chasqueó sus dedos y le devolvió la boca a su novio; luego, me palmeó el hombro.- Tranquila, Ali. Yo si apruebo tu baile de victoria.
Sonreí.- Será el nuevo Hip Hop.
- Suerte con eso.- Masculló Hunter a mis espaldas con la voz cavernosa. Había estado una hora y media sin boca por fastidiarnos a Kate y a mí.- Y... Katherine, eres mi novia, no tienes derecho a arrebatarme la boca cuando quieras. Ahora nos encontramos en una relación igualitaria: tanto tú como yo opinamos acerca de todo y oímos lo que el otro tiene para decir.
- Suerte con eso.- Rió Kate y allí fue cuando ambas comenzamos a agitarnos y a saltar mientras balanceábamos las caderas y revolvíamos el aire al compás de una música imaginaria: era mi baile de victoria y se sentía glorioso.
- Santo cielo, deberían exorcizar mis ojos luego de ver esto.- dijo Hunter abriendo la boca espantado.
- ¡La pizza ya está servida muchachas!- gritó mi novio desde la cocina llamando nuestra atención.
- Vaya, es verdad ese dicho de que uno aprende algo nuevo cada día:- exclamó Hunter irónicamente.- Por ejemplo, hoy aprendí que soy "una muchacha".
- Toda tu vida, una mentira...- Reí.- Pobre de tí.
Llegamos a la cocina y mi novio trajo tres cajas de pizza tambaleándose en las cabezas y cuatro en las manos.
Abrimos los ojos como platos.- Guau, Austin...- murmuré.- ¿No crees que te has excedido con el número de pizzas?
- No podremos comer tanta pizza.-dijo Kate espantada.
- JAJAAAJAJAJAJA- Rieron las cabezas de mi novio al unísono.- Tranquilos, solo una de éstas es para ustedes.
- Y... ¿Y entonces para quiénes son el resto de las pizzas?- preguntó Hunter frunciendo el ceño.
- Para mí.
- Guau.- exclamó Hunter.
- ¿Y cómo has pagado tanta comida?- preguntó Kate arqueando una ceja.
