Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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-¡Quita tus manos de mí, fea Nube de Humo!- grité al monstruo idéntico al smog proveniente del escape de un auto; que se había empeñado en transportarme de un lado al otro colgando de una pierna. Me había quitado la mochila con Golosina dentro y la había ocultado dentro de una vasija al salir del gran salón. Monstruo malo.
Nos llevaron de muy mala manera hasta una columna en lo que parecía una cocina enorme y nos aplastaron contra ella.
- ¡Voy a cortarte todas las cintas!- rugió Hunter mientras el monstruo de cabellos largos y coloridos parecidos a cintas de decoración terminaba de amarrar el nudo.
Nos ataron uno junto al otro en la columna blanca de la extraña cocina, frente a una inmensa máquina que tenía pintado un Et observabitis somnia in más grande que la alfombra de mi cuarto. Era una especie de plataforma dorada que emanaba una intensa luz.
- Déjame adivinar.... Eso es el Rerumoculus, ¿Verdad Hunter?
Él suspiró.- Prepárate para ser comida de pesadillas, stairs.
- Eso fue un rotundo "SI".- murmuré para mí misma.- ¿No puedes sacar los cuchillos de los que me hablaste horas atrás y liberarnos de éstas tontas cintas?
- Oh claro, Alice. ¿Por qué no lo he pensado antes? Los traigo justo en el bolsillo.- se burló él irónico.
- Ya, comprendo. Pero aún así podemos usar ESOS cuchillos, niño-genio.- propuse señalando con la cabeza una mesa detrás de él con variados elementos de cocina.
Hunter giró la cabeza hacia atrás y masculló molesto algo sobre matar a las niñas irritantes.
- No llego a tomarlos.- bufó él estirando el pié hasta la mesa en vano.
- Es una columna, trata de girar.- dije empujándolo con el peso de mi cuerpo hacia el otro lado.
- Ni lo intenten.- gritó Jennifer ingresando en la cocina seguida de Tyson.
- ¡Tyson! ¡Ayúdanos!- pedí al verlo. Pero él se limitó a mirarme de soslayo con pena.
- ¿No crees que es patético pedir clemencia si sabes que el mal ha vencido, querida?- rió la reina junto a nosotros.
- No me llames "Querida", bruja. Ni siquiera te conozco.- protesté histérica.
- Pero yo a tí si. Consideradlo una bienvenida a este mundo maravilloso...
- Menuda bienvenida.- bufó Hunter junto a mí.
-... que pena que hayas escogido el bando perdedor.- continuó ella.
- ¡Esto no es una cuestión de "ganar o perder", Jennifer! ¡Ésto es jugar con fuego, y tú vas a arder en llamas si continúas con tu plan!- Gritó la voz de Katherine en algún lugar de la cocina.
Jennifer rodó los ojos.- Que dramática Kate... ¿¡No te hartas de llevarme la contra!?
