Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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A penas entrar en la zona de desembarque, la ví llegar caminando con paso sereno. Ya no llevaba el incómodo traje de reina malvada. Ahora usaba unos jeans escarlata y una camiseta negra que rezaba: "Larga Vida a La Reina" escrito en rojo sangre. Sobre la remera, portaba una campera negra con la corona de una reina en la espalda. Llevaba unos borcegos negros con tachas plateadas; su oscuro cabello estaba trensado con cadenas y unos brazaletes oscuros recorrían sus muñecas.
Se acercó a nosotros sonriendo, seguida de una azafata de cabello verde que despedía un intenso brillo rojo. Cargaba en las manos más bolsos y valijas que los habituales y no parecía notarlo. Dí unos pasos hacia atrás y tomé a Boby de la mano. Esa cosa no era humana.
Detrás de ellas, y con una ajustada remera de Michael King venía mi villano favorito. Usaba unos pantalones demasiado entallados para él y una chaqueta de cuero negra que hacía juego con sus anteojos de sol y sus zapatillas de marca. Andrew sonrió al verme y arregló su cabello. - Eh, Ali ¿Te gustaría venir a Italia con nosotros?
Jennifer lo hizo callar de inmediato y nos miró sonriendo con malicia.- Veo que llegan de un viaje... Cuéntenme, ¿qué tal es todo al otro lado de mi portal?
Noah la observó confundido.- ¿Portal?
La reina lo miró mordiendo su labio inferior. - ¡Oh-La-La! Menudo chocolaate te trajiste de Alaska, ¿verdad "amiga"?
Kate gruñó.
- Que lindo es el amor. "Every Love Story is beautiful; but ours is my favorite..." - canturreó Andrew agitando las manos como si tocara la batería. Y me hizo recordar el tema "Stranger Love" de Zeeg Losh. Andrew sí que tenía un gran gusto musical...
- Si, pero no lo olvides, Kate querida...- advirtió Jennifer desafiàndola con la mirada.- Roma al reves es la misma ruina.
Kate volvió a gruñir.
- Ya, deja de hacer eso. Pareces un perro enfadado. Tal vez un Lebrel Afgano o un Yorkshire Terrier...- Dijo Jennifer con la mirada perdida en el horizonte.
- Le gustan los perros.- explicó Andrew mirándome por sobre sus lentes.- Pero creo que ya estamos tarde para nuestro vuelo a Italia; así que...
Andrew sacó un boligrafo de su chaqueta y tomó mi mano.
- ¿Qué haces?- preguntó Hunter tras de mí con notoria molestia.
-Solo anoto mi número...- Susurró él elevando la vista de mi palma por unos segundos para posarla en Hunter.
- ¿Por qué lo haces?- preguntó mi amigo fastidiado.
- Pues... supongo que es lo que uno hace cuando otra persona le cae muy bien y decide que sería bonito pasar tiempo juntos. - Balbuceó Andrew mirando a mi amigo como un completo alien con patas en la cabeza y cara de cucaracha.
