Todos sabemos que los profesores son bestias sin alma, que una mascota no es necesariamente un perro, que los niños vuelan con el poder de la imaginación, que los atrapasueños son mágicos, que los dibujos sirven para hacer realidad tus sueños y que...
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Me apoyé contra la puerta de salida dispuesta a huir del (ahora siniestro) edificio. Giré la mirada hacia atrás por una última vez. La cosa se acercaba con la mirada fija en Boby. ¿Qué tendía ese niño de especial para ella? Empujé con todas mis fuerzas, no quería a esa bestia ni un centímetro más cerca nuestro.
- Dice "TIRE", querida stairs. Deberías aprender a leer antes de salir con nosotros y correr por tu vida.- aclaró Hunter indignado haciéndome sentir la persona más patética sobre la tierra.
Reí nerviosa y seguí las indicaciones del cartelito rojo colgado frente a mis ojos. En mi defensa, ¡ESE CARTELITO NO ESTABA ALLÍ ANTES! O tal vez si, pero no es algo que quiera aclarar ahora...
Salimos del aeropuerto con paso apresurado y nos subimos a un taxi lo más rápido que nos fue posible.
El conductor nos miró extrañado. Por favor, ¡¿Qué tenían de raro un trío de adolescentes mágicos que llevaban bajo su responsabilidad a un niño de cuatro años más empapado que el mismísimo Río Nilo?!
- A Queen Marry Street 2122; por favor.- sonrió Kate sentando a Boby sobre su regazo.
- ¿Y sus padres? preguntó el hombre con el ceño más fruncido que las arrugas de una pasa vieja. Era regordete, con un canoso bigote sobre el labio y los ojos azules. Llevaba puesto su uniforme de taxista pero había desabrochado el primer botón de la camisa para no sentir ahogado su gordo cuello.
- Venimos solos.- Dije sonriendo por encima de la pirámide de maletas que tenía sobre mí. Kate sabía como gastar el dinero en cosas inútiles...
- No creo que deba llevarlos si no viajan con un adulto responsable que se haga cargo de ustedes...
Hunter puso los ojos en blanco y gritó- ¡Hombre, YO soy el adulto responsable!
No se si el taxista no creyó en su palabra debido a su corte de cabello y su insignia de niño-explorador prendida a la chaqueta; o por el simple hecho de que Katherine y yo reímos cual hienas jocundas cuando él terminó la oración.
Mi amiga y yo podríamos haber reído hasta la muerte de no ser porque la azafata de pelo verde acababa de salir del aeropuerto y nos buscaba con la mirada.
Abrí los ojos como platos y el tic nervioso en mi ojo derecho regresó. -E-Está allí...
Desesperamos. Al parecer a todos nos causaba escalofríos aquella no-mujer.
- ¡Encenda el auto, viejo!- gritó Hunter desesperado.
El hombre negó con la cabeza.- No sin un adulto "real" que los acompañe.
- ¡USTED ES ADULTO, Y ESTÁ EN ESTE AUTOMÓVIL!- Gritó Kate tratando de no sonar demasiado ruda.
El hombre pareció considerarlo, pero finalmente volvió a negar con la cabeza.- No los llevaré a ningún lado. Bajen del automóvil.
