Capítulo diez: no entiendo lo que sucede

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No había asistido a la escuela durante toda una semana, solo había estado encerrada en la casa, aburrida.

El sonido de que alguien tocando la puerta me sacó de mis pensamientos haciendo que me sentará bien en la cama para ver quién era la persona, Liam me miró pidiendo permiso para abrir la puerta y lo único que hice fue afirmar con la cabeza.

El chico se quitó de la entrada mostrando a Ashley que me miraba con tristeza, caminó hasta mi lugar para abrazarme con mucha fuerza, intentando que me sintiera mejor.

—No supe nada de ti durante toda una semana ¿qué sucedió?—preguntó preocupada separándose se mí—Lo único que supe fue que tú mamá...—Se detuvo de golpe al ver como mi rostro cambiaba, intentando contener las lágrimas que se avecinaban.
Tragué saliva intentado pode hablar, pero era imposible hacerlo, sentía un nudo gigante en la garganta.

Me giré para observar a Hunter haciendo que ambos nos miráramos directo a los ojos, él se quedó pensando unos segundo y salió de ahí sin decir nada. Quede sorprendida ante esa acción.

Tomé aire y abrí la boca para empezar a narrar todo, el único problema que existía era que nada salía de ahí, no era capaz de volver a revivir ese momento.

—No es necesario que me digas nada, cuando estés lista me lo dices—dijo Ashley dándome un pequeño apretón en mi mano que la tenía posesionada en mi pierna.

—Gracias—dije con sinceridad provocando que nos quedáramos en un silencio que me tranquilizaba.

Trató de sacar platica de otro tema para ayudarme a olvidar el suceso al menos por unos minutos, hablamos de distintas cosas. Me platicó que el chico que le había gustado desde que ingresó a clases con nosotras por fin la había invitado a salir, ella estaba emocionada he intentaba mostrarme igual, algo imposible al ver en como era mi vida en esos días, lo entendió y no decía nada al respecto.

Le platiqué que iría a un Psicólogo para platicarle mis problemas y que me ayudara con ellos, me parecía algo incómodo aquello, le tendría que contar todo acerca de mí, hasta mis sentimientos algo que no podía explicármelo a mi misma. No tenía idea de como se lo diría al doctor.

La charla continuo, ojalá pudiera decir que como cualquiera que hayamos tenido, cosa que no era así. Ella trataba de animarme con cualquier cosa, mientras que yo intentaba aparentar que lo lograba, era algo que apreciaba de su parte.
Su móvil vibró haciendo que detuviéramos nuestra platica, en cuanto lo respondió se vio molesta y empezó a pelar con la persona que estaba al otro lado de la llamada, la observé con detenimiento poniéndome a pensar como era su vida y si era mucho mejor que la mía.

—¿Megan te molesta si viene mi primo?—preguntó Ashley suplicante, quede confundida ante esa petición—Está molestando que quiere venir diciendo que desea conocer la casa del presidente o morirá.

Quede pensativa al escuchar esas palabras. Cualquier cosa que me distrajera de lo que sucedía era bueno, acepté con la cabeza.

Pasaron mínimo una hora para que se escucharán fuertes gritos por la casa, me asusté demasiado, las lágrimas empezaron a salir, temiendo que alguien haya vuelto a entrar y abracé a mi amiga, la cual se estaba alarmando por mi reacción y no saber como actuar en esos momentos que la necesitaba.

—Liam donde estás—susurró para sí misma.

Se levantó de la cama dejándome ahí para ir a observar que sucedía y saber como actuar o sencillamente quería encontrar a mi guardaespaldas para que supiera que hacer. Llevaba varios meses al lado de Liam, conocía la parte fuerte y débil de mí, en ocasiones llegaba a creer que sabía más de la chica que protegía que ella misma.

Mi Protector ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora