Capítulo veintidos: confidencial.

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Me quedé helada al escuchar a Liam decir aquello. Él sólo me miraba, tratando de no decirme nada, todo eso me dio a entender que era más malo de lo que había pensado y el peligro que había corrido tal vez era culpa de mi mamá.

-¿Puedes contarme todo ya?

Respiró y se quedó pensando algunos segundos, estaba segura que deseaba que alguien lo sacara de ese problema y nadie lo haría, él me había echo una promesa y la iba a cumplir.

—Tal vez todo esto te suene a película, pero es lo que realmente sucedió, primero escúchame y después sacas tus conjeturas —afirmé con la cabeza nerviosa y mi cuerpo temblando — Tú mamá tenía una relación con Fuhrman, en pocas palabras vivian juntos he iban a crear una familia, ella sin conocer bien el negocio de él, pero cuando lo averiguó huyó, dejándolo completamente solo sin darle alguna explicación.
Regresó con tus abuelos, diciéndoles que tenían que huir y esconderse, porque tenía demasiado miedo de que Fuhrman los encontrara, así que eso hicieron durante mucho tiempo, hasta que llegaron a vivir a Jiménez donde tu mamá conoció a tu padre y se enamoraron.

—Se enamoraron, se casaron y después mi papá decidió ser presidente, conozco esa historia, mamá siempre la contaba. —dije con unas lágrimas resbalándose por mi mejilla, Liam la quito con delicadeza y tomó mi mano dándome apoyo.

—Las cosas iban demasiado bien, casi era como si el pasado de tu madre y Fuhrman hubiera desaparecido, los tuvieron a ti y a Christopher, tu papá tiempo después se postulo para presidente y para bien o mal gano y por supuesto que todo el país se enteró llegando así a oídos de Fuhrman, no molesto a tus papás por los primeros tres años, hasta que recibieron una carta de él donde decía que tú eras su hija y que te iba a tener en venganza de que tu mamá se haya escapado de él, pero no eras su hija, sino del señor Stone, aunque Fuhrman no estaba decidió a creerlo y solo te quería tener en su poder.

—Y así fue como te contrato a ti. —interrumpí paralizada por lo que acababa de escuchar.

Mi padre no me había contratado a un guardaespaldas por que me odiaba o quería hacerme la vida imposible, era todo lo contrario, deseaba protegerme de lo que me había sucedido.

-Por eso cuando entraron la primera vez a la mansión sólo mataron a mi madre- comencé a llorar- Fuhrman quería venganza y la segunda vez venía por mi, para cumplir lo que le había dicho a mis padres.

Hunter volvió a abrazarme ya que estaba llorando desconsoladamente y no podía detenerme, después de bastante tiempo sabía la razón de por que tanta seguridad hacia mi.

-Perdón Liam por verme comportado tan mal contigo, cuando lo único que querías era protegerme- murmuré en su odio sin dejar de llorar.

Al terminar de hacerlo me separé de él y me limpié las lágrimas con las manos dejando de esa manera mis ojos rojos e hinchados.

-No llores más Megan.
Comenzó a acariciar mi rostro con delicadeza y yo cerré los ojos, al abrirlos me encontré el rostro de Liam muy cerca al mío, mi corazón se aceleró y miré hacia sus labios, después vi que aún seguíamos agarrados de las manos.
Me acerqué aún más a su rostro, hasta que sus labios rozaron con los míos, él cerró un momento los ojos y cuando los volvió a abrir se separó de mi.

-Ya es momento que descanses- dijo sin atreverse a mirarme directamente.
Afirmé con la cabeza y me acosté lista para dormir y confundida por lo que casi hacia.
Sentí que alguien se acostó a un lado de mi y me sorprendí de que haya sido Liam, pensé que después de lo que iba a suceder él dormiría en el suelo.

-Que descanses Megan- susurró dándome la espalda.

-Igualmente Liam.

Mi Protector ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora