Capítulo veinte: quiero que todo termine.

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Decir que estaba asustada era muy poco para lo que sentía en ese momento, ver a mi padre con mi hermano me alegraba, sentía que tenía esperanza de salir de ahí y volver a mi vida. Vi sus rostros llenos de preocupación y yo seguía moviéndome, ahora si tenía una oportunidad de ser libre y no la dejaría escapar.

Despacio iba asfixiándome Iván, él al parecer no se daba cuenta de eso.

-Vas a matarme- susurré con las pocas fuerzas que tenía, me miró y aflojo su brazo, permitiendo que pudiera respirar mejor.

Caminó conmigo hasta acercarnos más al avión.

-¡No de un paso más señor!- gritaron desde el helicóptero- ¡Si lo hace, dispararemos!
Mi corazón latía muy rápido y traía al cien la adrenalina.

Lawrence no pensó ni dos segundos cuando me aventó a la escalera para entrar al avión, traté de levantarme y salir de ahí pero volvió a agarrarme del cuello y puso de nuevo su sucia pistola en mi cabeza, así nadie disparó, sólo nos miraban desesperados.
Subimos las escaleras con cuidado y al estar en la puerta del Jet se rió eh hizo que mirara a mi familia.

-¡Despídete de ellos!- gritó.
Lloré en ese instante, no iba a permitir que me alejaran otra vez de la gente que quería. Tomé aire lista para lo que iba a hacer en ese momento, traía mucha adrenalina que no me permitía ver que con hacer eso podía morir. Levanté mi pie lo más alto que pude y traté de pegarle a Iván en su parte íntima, aunque fallé logré golpearle la pierna izquierda y lograr que me soltara ya que perdió el equilibrio. Me lancé al piso y me arrastré para estar debajo del avión, tratando de protegerme ya que todos comenzaron a dispararse, estaba cubriendo mi cabeza con mis manos y llorando por todo el temor que sentía en ese momento.

No veía nada, pero en un instante todos guardaron silencio, con cuidado levanté mi cabeza, nadie disparaba más. Salí de debajo del avión y voltee a ver hacia la puerta de el, ahí estaba Liam sujetando a Lawrence para que no escapará y lo apuntaba con una pistola.
Lo observé sorprendida y  por ponerme a llorar en ese momento no vi cuando alguien apuntó con una pistola a mi pecho.
Sentí un gran dolor en ese lugar y lo miré, salía sangre sin detenerse.

Lawrence comenzó a reír al verme de esa manera.

-¡Si te hubieras ido conmigo nada de esto estuviera pasando Megan!- gritaba mientas los policías lo llevaban a una patrulla.

Caía al suelo por el dolor y mi vista comenzó a nublarse, Hunter corrió hacia mi, sacó un pañuelo negro que traía en su saco y lo puso en mi pecho, haciendo presión en la herida.

-Gracias por venir- murmuré sin fuerzas mirándolo a los ojos.

Era un dolor insoportable, prefería estar muerta a seguir sintiéndolo, oler la sangre derramándose en mi cuerpo era asqueroso y cada vez perdía más las fuerzas.

Mi padre y mi hermano no
tardaron en llegar a mi lado.

-No te vayas Megan...
Decía Chris llorando, esperando a que el helicóptero se detuviera para subirme y llevarme a un hospital.

-Estaré bien con mamá- traté de que me saliera una sonrisa, pero no lo logré. Él tomó mi mano apretándola con fuerza.

Liam y Christopher me cargaron para subirme en el transporte, mientas que mi padre se subía a un lado de mi, sujetándome una mano y suplicando que no me fuera, que permaneciera con ellos.

-Duele...

-No hables Meg, pierdes más fuerzas cada vez que lo haces- dijo Hunter tratando de no llorar ahí.
El viaje al hospital fue el más largo que pude ver tenido en toda mi vida, era horrible ver a todos de esa manera, sufriendo por mi.

Recordé todo lo que había vivido, hasta los momentos en que pensé que no había salida y merecía morir, todo lo pensé, tratando de olvidar el dolor que sentía y el llanto de mi hermano.
Lo mal que me había portado con tanta gente sin que ellos tuvieran la culpa, lo caprichosa que fui en muchas ocasiones, sentía culpa en ese momento, pero todo eso se me olvidó demasiado rápido cuando recordé a Lyndsay.

-Salven a Lyndsy ayúdenla- comencé a susurrar y a alterarme.

-Megan respira, cuando te encuentres bien la ayudaremos ¿si?- dijo mi papá asustado al ver como estaba comportandome.

-No, háganlo ahora, ayúdenla- seguía insistiendo.

Ya no podía hacer nada, mis ojos se quedaron quietos y sólo miré el rostro de Liam cuando él hacia lo mismo, nuestras miradas se conectaron y nos quedamos así, sin decir nada, pero al mimo tiempo diciendo tantas cosas.

Escuché que el helicóptero se detuvo, varias enfermeras corrieron para ayudarme, me colocaron arriba de una camilla y me metieron corriendo al hospital, alejando a los tres de mi vista.

Quise tomar más aire y no podía hacerlo, mi corazón estaba muy acelerado y yo muy agitada.

El doctor ya se encontraba en el área del quirófano listo para operarme. Rápido me pusieron un suero eh hicieron que durmiera. Por fin iba a poder descansar, después de tanto tiempo, tal vez ya no volvería a abrir más los ojos y no vería más el sol oh el rostro de las personas que quería, pero tendría un gran descanso, como hace mucho tiempo no lo había tenido.

Mi Protector ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora