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Oliver estaba ordenando las cajas de su viejo y mugriento sótano, y además para colmo , la única bombilla cochambrosa que lo iluminaba se había fundido , dejando todo oscuro y tenebroso.

Abrió una pequeña cajita de estampado oriental, dentro había una muñeca de tamaño de llavero, con el pelo arrancado y ojos saltones de color naranja.

A sus espaldas se oyó una risa lejana y siniestra.

—¿Hay alguien?— siguió el sonido de las carcajadas hasta la cómoda de roble de su habitación, abrió el cajón y descubrió de donde venían:

El teléfono de Clara.

Ese era el tono de llamada que le había puesto, la risa del Joker.

—¿Si?— respondió, aún intentando recuperar el aliento.

—¿Estás enfermo?

—No... solo algo nervioso.— dijo pensando ya en dónde tirar esa muñeca, lo más lejos posible de su casa.

—Bien, mañana será tu primer día. — dijo Clara con un poco de emoción fingida.

—¿Cómo...? Mejor dicho, ¿en qué?— sacó la libreta que ella le había dado y que guardaba en ese mismo cajón.

—Donar sangre,— dijo ella muy seriamente. — espero que estés preparado... bueno, tú ya me entiendes.

—¿Cuándo?— necesitaba un mínimo de información.

—A las diez y media.

—¿Dónde?

—Pasaré a recogerte a esa hora.

—De acuerdo... — parecía tan robótica.— adiós.

—Adiós.— dijo , y después colgó.

Era increíble lo mucho que ganaba Clara en persona, era extraño ya que a la mayoría les ocurre lo contrario, pero cuanto más contacto tuviese Clara más cómoda se sentía.

No tiene nada que ver con la historia, pero quiero escribirlo y lo haré.

Este capítulo se le dedico a Sara que ha conseguido el cinturón marrón de karate, felicidades!!!!!  :-)

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