Clara siempre lleva consigo un cuaderno en el que ha reunido todo lo que le gustaría hacer antes de morir, pero para poder hacerlo necesita un pequeño empujón, y ese empujón se llama Oliver.
Oliver, un chico algo "peculiar".Con un pasado oscuro, pe...
Oliver no podía parar de darle vueltas a lo que había ocurrido la noche anterior con Clara.
¿Qué había ocurrido?
Nada, ese era el problema, probablemente ese fue el momento más romántico que había tenido con nadie en su vida y no había pasado nada, ni siquiera se habían besado.
Era frustrante no saber por qué, la idea martilleaba en la cabeza de Oliver como si fuera a derruirla.
No podía ser tan repulsivo, después de cantar y bailar con alguien bajo la lluvia y quedaros dormidos en la arena , la gente no recoge la hamaca y se larga en el coche sin despedirse de la otra persona.
Quizá tuvo una urgencia o algo así...
-¡Se acabó! - se gritó Oliver a sí mismo mientras marcaba el número de teléfono de Clara para acabar con tanto misterio.
-¿Si? - contestó una adormilada voz femenina al cuarto tono. -¿Quién es?
-Clara, soy yo... - se sentó en su butaca de imitación a piel para esperar a que le reconociese. - Soy Oliver, Oliver Briccone. - al final no llegó a saber quién era hasta que se lo dijo.
-¿Qué haces llamándome? - gritó con un desagradable tono enfadado.
-Anoche lo pasamos bien y... - no llegó ni a acabar la primera frase antes de que le interrumpiera.
-¡Este no era el trato!- gritó ella. -¿Quién coño te crees que eres para llamarme cuando te de la puta gana?
-Clara, tranquilízate , yo... - puede que en ese momento estuviese hasta un poco asustado.
-¡Maldito imbécil! ¿Es que no sabes obedecer una orden?- cada vez estaba más enfadada, y por muy incómodo que fuese aguantar sus gritos Oliver no se atrevía a colgar. - ¡ Entérate estúpido, yo llamo tú vienes, y nunca es al revés , joder ! ¿Lo entiendes? ¿Acaso lloran las cebollas cuando cortan humanos? - llegó a un punto de la conversación que no entendía muy bien. - ¿Lo entiendes?
-Ssi. - dijo él casi tartamudeando por los nervios.
-¡ Más te vale ! - antes de colgar murmuró una frase que a Oliver le dolió más que todos los insultos que le había dedicado.
«Debí dejar que fuera a la cárcel».
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