Cosa de magia (Dr. Extraño y tú)

El anciano

Narras tú

Estaba en casa de Tony con el resto del equipo celebrando que apenas habíamos tenido trabajo estos últimos días.

Viuda se acercó a mi con una copa de ponche y una hermosa sonrisa.
-¿Vas a quedarte este fin de semana?- dijo ella con una sonrisa.
-Tal vez vaya a ver a mi maestro- dije golpeando el vaso con la uña de mi dedo índice -necesito un poco de tranquilidad-
-Si apenas hemos tenido trabajo- dijo con una risa.
-Lo sé- suspiré -pero es por otro asunto-
-¿Es por lo de tu padre?- dijo ella -sabes que no está molesto-
-Prefiero guardarme el tema- suspiré.
-Mientras no te enfades- dijo acariciando mi cabello castaño -todo saldrá bien-

Cuando me enfadaba, salía a la luz mi verdadero yo.

En realidad yo no soy una humana cualquiera, si no que vengo de un planeta llamado Flagard, el cuál fue destruido hace mucho tiempo.
Al ser una flagardiana, tengo poderes especiales como por ejemplo expulsar lava y bolas de fuego por  las manos y mi cabello se vuelve de un color tan rojo como las mismas llamas.
Mi padre es Vulcan, Rey de nuestro planeta y al igual pero mi madre fue una mortal a la que conoció en uno de sus viajes.

De los miembros de mi equipo, al que más conozco es a Thor junto con su hermano, ya que es el hijo de mi padrino y mi mejor amigo desde que tengo memoria.
Se podría decir que me conoce mejor que yo a mi misma.
Con su hermano Loki... es una historia distinta. Fuimos pareja hace mucho tiempo y la verdad las cosas no salieron como me lo esperaba. A pesar de todo, Loki sigue enamorado de mí aunque lo niegue y yo sigo sintiendo un cariño especial por él.

Thor se acercó a mi con una hermosa sonrisa y pasó su brazo por mi hombro.
-¿A qué hora te vas?- dijo él.
-En media hora más o menos- dije -pero tranquilo no me extrñarás mucho-
-Sabes que eso no es cierto- rió -¿Con quién me meteré entonces?-
-Estúpido- reí para abrazarle.
-No hagas muchas travesuras- dijo Tony -no quiero ir a arreglar tus desastres-
-Tranquilos- reí -todo saldrá bien-

Una vez hice mi maleta, Tony me llevó en su avión privado.

Me encantaba aquel lugar.
Se respiraba aire fresco y limpio, paz y sobretodo muchísima tranquilidad.
Me despedí de Tony y puse rumbo al templo de mi maestro "El anciano".
Era un hombre bastante bajito, con una barba larga de color blanco y piel algo morena.
Él me enseñó a controlar mis poderes y me enseñó todo lo que sé hasta ahora.

Llamé a la puerta del inmenso edificio, el cual estaba situado en una montaña con hermosas vistas, y un hombre joven me abrió.
-Bienvenida de nuevo- dijo haciendo una pequeña reverencia.
-Gracias- dije con una suave sonrisa -¿Está el maestro?-
-La espera en la sala- dijo él -estaba seguro de que vendría-
-Vale- dije tomando mi maleta.

Caminé por los largos pasillos hasta llegar a la sala del anciano.

Era una sala amplia, con buena iluminación y una especie de tatami de color verdoso.
Apenas tenía decoración, ya que al maestro le gustaban las cosas simples.
Justo en el centro se encontraba un hombre mirando hacia el suelo de rodillas.

Me acerqué con cuidado y me arrodillé con una suave sonrisa para hacer una reverencia.
-No tienes que hacer eso niña- dijo el maestro -¿Cuántas veces tengo que repetirtelo?-
-Siempre una vez más- sonreí -pero no sé como mostrarle más respeto-
-Solo acudiendo a mí- dijo el hombre fijando sus ojos en los míos -ya me es suficiente-
-Veo que se ha recuperado del catarro- sonreí -le dije que descansar le vendría bien-
-Así es- dijo él -Puedes quedarte el tiempo que desees. Me encanta tener tu compañía-
-Gracias maestro- dije sonriendo.

De pronto, un hombre con barba y vestido como solía hacerlo yo cuando era aprendiz entró en la sala.

Sus mejillas eran muy marcadas, sus labios muy curvados y de color rosado, una barba oscura cubría su mandíbula al completo y sus ojos eran de un color indescriptible.
-Maestro- dijo el hombre -ya he hecho lo que me pidió-
-Bien- dijo el maestro levantándose -(T/N)_____ levántate-
-Si maestro- dije incorporándome.
-Stephen- dijo el anciano -esta es mi mejor alumna (T/N)_______. (T/N)_____ este es mi nuevo aprendiz Stephen Strange-
-Encantada- dije sonriendo para ofrecerle mi mano.
-Igualmente- dijo él estrechándola.

De pronto sentí una especie de cosquilleo en el brazo que llegó a mi estómago.

Pude ver como Stephen estaba algo sonrojado, lo que me hacía sospechar.
El maestro le mandó otra tarea distinta y yo fui a pasear por los jardines del templo.
Todo estaba como la última vez que estuve allí, muy bien cuidado, tranquilo y rebosante de paz.

De pronto, unos niños del pueblo corrieron a recibirme.
Cada vez que iba al templo, me gustaba de vez en cuando pasear por el pueblo y trabajar en el pequeño hospital para curar a los niños.
Como algunos no disponían de dinero para comprar las medicinas, yo misma se las pagaba a sus familias.
Me gustaba mucho ayudar a los demás, no solo como superheroina, sino como una persona normal.

Fui con los pequeños al pueblo y pasé un tiempo con ellos para jugar al futbol, saltar a la comba, y demás juegos de niños.
Sus padres me dieron una cesta repleta de cosas, yo no quería aceptarla de ningún modo, pero insistieron tanto queme la tuve que quedar.
Un carraspeo grave sonó en mi espalda.

Me giré y contemplé como Stephen me miraba con seriedad.
-El maestro te espera para entrenar- dijo él.
-Está bien- dije para despedirme de los niños antes de seguirle -¿No llevas mucho tiempo aquí verdad?-
-No- dijo mientras caminaba entre la multitud -¿Por qué lo dices?-
-Haces las tareas básicas todavía- sonreí -yo no tardé mucho en avanzar-
-Tal vez pueda aprender algunas cosas de ti- sonrió.

Aquel hombre no era de esos que sonreía siempre,pero debía admitir que su sonrisa era absolutamente preciosa.