Despedida

2.1K 182 10
                                    

Narra Stephen

Y era lunes y por lo tanto el día en el que (T/N)_______ se marchaba.

No sabía como le había cogido cariño a esa chica en tan poco tiempo. Tal vez fuese porque ella fue la única que supo curar mis manos o tal vez porque ella me ha echo ver otro mundo distinto al mío.

Antes de venir aquí yo era muy engreído y egoísta. Pero al conocerla, me di cuenta que personas como yo merecían que les pasase cosas como aquella.
Estuve muy  deprimido por tener que abandonar mi trabajo, por lo de mis hermanos... pero cuando la conocí a ella todo ese nubarrón gris que invadía mi alma se disipó, como si un rayo de sol hubiese iluminado mi vida de nuevo.

Me levanté temprano y fui a su puerta para ver si estaba despierta.
Al tocar, escuché su voz dándome paso.
Abrí la puerta y pude ver como preparaba su bolsa para irse.
-¿Tan pronto te vas a marchar?- pregunté -dijiste que hoy  era mi última sesión-
-Tranquilo- dijo con su dulce sonrisa habitual que me encantaba -me marcho esta noche-
-Ah- dije frotando mi nuca con algo de nerviosismo.

Normalmente en presencia de una mujer no me ponía nervioso, pero con ella todo era diferente.

Tras haber desayunado, hice mis tareas habituales.
Después de haberlas realizado, al haber acabado antes de tiempo, pasé justo delante de la sala del anciano.

Allí estaban (T/N)_____ y el maestro sentados en el centro de la sala.
Él estaba sereno y le repetía con mucha suavidad que se concentrase.
Ella tenía las manos extendidas y parecía que estaba sufriendo una terrible agonía.
Cuando el maestro puso dos hielos en sus manos estos tardaron en derretirse unos segundos.
-Las molestias terminarán pronto- dijo el anciano secando el sudor de la frente de la joven.
-Eso espero- dijo ella -me está costando mucho ocultar esto del mundo-
-Lo sé pequeña- dijo el maestro -pero si quieres control tienes que sufrir las consecuencias-
-Lo entiendo- dijo ella con una sonrisa para hacer una referencia -Esta noche me iré-
-Espero verte pronto- dijo él con una sonrisa -eres la alegría del templo-

El anciano besó su cabello con suavidad y ella se fue suponía que a preparar las cosas para mi cura.

Me lavé las manos y como siempre me reuní con ella en el patio.
Una vez allí, ella me pidió sentarme frente a ella mientras preparaba la pasta para la cura.
-¿Estás nerviosa por volver?- pregunté.
-Para nada- sonrió -siempre me reciben con los brazos abiertos y unas sonrisas-
-Esto será distinto sin ti- dije mientras aplicaba la pasta sobre mis manos -has proporcionado un poco de alegría a este sitio tan vacío y alejado de la mano de Dios-
-Me alegra que penséis eso- dije sonriendo.
-Solo decimos la verdad- dije.

Una vez que terminamos la sesión, la acompañé hasta la parada de autobús que la llevaría al aeropuerto.

Sentí unas ganas enormes de abrazarla pero ella se me adelantó.
-Espera- dije sonriendo para sacar una pulsera de cuero de mi bolsillo -hice esto para ti, para que no te olvides de este lugar... y de mí-
-Gracias- dijo sonriendo antes de ponérsela -pero me resultará muy difícil olvidar esto y sobretodo a ti-
-Cuídate mucho- dije abrazándola con fuerza -y  no dejes que te mangoneen-
-Tranquilo- rió antes de darme un brazalete -toma quédate tú con esto para no olvidarme-
-Descuida- dije para besar su mejilla -venga vete o perderás el vuelvo-
-Si- dijo ella con una sonrisa -adiós Stephen-
-Adiós (T/N)_____- dije con una suave sonrisa.

Ver como se alejaba aquel autobús fue la despedida más desagradable de mi vida.

Aquello me hizo darme cuenta de que a ella la veía como a algo más que a una simple amiga.

Narras tú

Llegué a casa de Tony justo para la hora de cenar.

Todos los vengadores se encontraban allí para recibirme con unas amplias sonrisas.
-Bienvenida de nuevo al mundo occidental- dijo Tony.
-Gracias Tony- reí.
-Tienes muy buen aspecto- dijo Thor -se nota que has estado bien cuidada-
-Mucho- dije con una dulce sonrisa.
-(T/N)_______- dijo viuda con una sonrisa -ven un momento a la terraza-
-Voy- dije dejando mis cosas en mi dormitorio.

Sabía perfectamente lo que viuda quería.

Fui a su lado con una sonrisa y me senté en una de las sillas que ella había sacado.
Una sonrisa pícara cruzó su rostro, ella ya intuía que algo había cambiado en mi viaje.
-Cuenta- dijo ella.
-¿El qué?- dije intentando parecer que no sabía a lo que se refería.
-Idiota- rió -el chico al que has conocido allí-
-Es increíble- sonreí -la verdad es que al principio pensaba que sería un hombre muy serio, pero la verdad es que no es así-
-¿Cómo es?- dijo ella curiosa -cuentame todos los detalles-
-Es alto- dije sin darme cuenta de que había suspirado -de cuerpo fuerte pero no muy musculoso. Su cabello es moreno y su rostro es... perfecto. Sus mejillas marcadas, labios curvados, barba que cubre su mandíbula y bigote y sus ojos... Dios, creo que nunca vi unos ojos tan bellos-
-La niña se nos ha enamorado- rió ella -me alegro mucho por ti-
-La verdad no lo sé- dije -pero creo que si. La primera vez que nos vimos noté un cosquilleo en el estómago-
-Y seguro que fue como si estuvierais él y tú totalmente solos- dijo ella.
-Exacto- sonreí.

Me abrazó con todas sus fuerzas para volver a felicitarme.

Nos reunimos con los demás y nos dispusimos a cenar.
Estar un tiempo alejada de todos ellos, me hacía ver lo mucho que les necesitaba en mi vida y lo mucho que les quería.
Puede que en ocasiones me molestase trabajar con ellos, pero de lo que estaba segura era de que solo si uno de ellos faltase en el equipo, nada sería lo mismo.

Al irme a la cama, me tumbé sobre mi cama y contemplé la pulsera de Stephen antes de quedarme profundamente dormida.

Cosa de magia (Dr. Extraño y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora