Capítulo 17

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– ¡Oh mi Dios! – gritó, separé el teléfono de mi oreja – ¿Escuchaste eso Eppy? Hay que recordar este día, ¿Qué fecha es hoy?

 – Veintidos de septiembre – dije yo riendo.

 – ¡Oh mi Dios! ¡Oh mi Dios! ¡Oh mi Dios! – siguió diciendo, haciéndome reír – No puedo creer que no nos hayas dicho que tienes una cita con Derek ayer, cuando nos vimos en el partido.

 – Oh, Addie, estaba cansada. Lo único que quería era dormir hasta estar totalmente descansada.

 – Te entendemos Lori. O por lo menos yo lo hago – dijo Eppy del otro lado. Estoy en altavoz.

 – Ah, por cierto, tomé unas fotos muy buenas de tus piruetas, después voy a subirlas para que el mundo vea lo linda que es mi prima – dijo Addie.

 – Eh, bueno. Prefiero verlas antes de que las subas.

 – Son todas lindas Lori, yo ya las vi – dijo la pelirroja.

 – Bueno, no creo que haya problema entonces.

 – ¡Tienes que mandarnos una foto de cómo vas a ir vestida!

 Reí. Addie parece mas emocionada que yo.

 – Lo haré, no te preocupes.

 – ¿A qué hora te busca?

 – ¡¿Te va a pasar a buscar?! Jesucristo, es todo un caballero.

 – Maddison, ¿Puedes dejar de nombrar a Dios y a Jesús en la conversación?

 – Epperly, no seas aguafiestas. A ellos les gusta ser nombrados.

 – Tu no sabes eso.

 – ¡Lorelay! – me llamó mamá.

 – Chicas...

 – ¡No hace falta saberlo! O sea, es obvio

 – ¡Claro que no!

 – Chicas...

 – ¡Lo es!

 – ¡Que no!

 – ¡CHICAS! – grité.

 – ¡¿QUÉ?! – gritaron al unísono.

 – Cálmense, ¿Si? Mi mamá me está llamando, debo irme. Después les mando una foto. Las quiero, ¡Adiós!

Y finalicé la llamada antes de que puedan decir algo.

 – ¡Lorelay!

 – ¡Estoy yendo!

 Bajé rápido las escaleras antes de que siga gritando mi nombre. Ella está en la computadora de la biblioteca, vestida informalmente – lo que para ella es informal – con un jean, unos zapatos de taco alto negro y una camisa manga corta color lila. Tiene el pelo suelto y los lentes puestos.

 – ¿Qué pasa?

 – Tuvimos una idea con tus tías y me gustaría compartirla contigo para saber qué piensas. No fue nuestra idea en realidad, sino de una de las socias de la revista y me pareció algo raro pero tal vez rentable.

 – Uhm ¿Bueno...?

 – Esta socia de la que te estoy hablando es muy diferente a nosotros, es de esas mujeres que la plata le interesa mas que a sus hijos. Es mas, no sé si es la madre de Robbie, pero no importa, dio una idea que tal vez considere.

 – ¿La madre de Robbie? – pregunté desconcertada. No estoy entiendo nada.

 – Sí bueno, es una buena mujer dentro de todo pero puedes ver que no le importa nada mas que la plata. Robbie dice que yo soy la madre con la que no comparte ningún vínculo sanguíneo pero que así lo desearía. Él es como otro hijo.

La vida de LorelayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora