(Capítulo dedicado a mi fan número uno: Luz Botta).
– ¡No puedo creer que se hayan besado! – exclamó Addie.
– Debe haber sido el mejor beso – dijo Rory soñadoramente.
– Y pensar que si no fuera porque Maddison te llamó, te hubiera besado antes sin decirte todas esas cosas lindas – mencionó Epperly.
– ¡Ves! Está bien que la haya llamado – dijo ella orgullosamente – ¿Ya son novios?
– ¡Maddison! – gritamos todas al unísono.
– ¿Qué? – preguntó defendiéndose.
– Fue la primer cita. El que hayamos aceptado que ambos sentimos cosas muy confusas por el otro, no quiere decir que vayamos a ser pareja de un día para el otro – expliqué yo.
Suspiró.
– Deberían. Hacen la pareja mas linda.
– Todo a su tiempo chicas... – agregó mamá. Desde que les conté lo que pasó en la cita a ellas cuatro, que tiene una sonrisa extraña. Como su estuviera escondiendo algo. ¿Qué estará pasando por la cabeza de mi mamá?
Seguimos hablando un rato mas, Addie y Rory haciendo comentarios soñadores sobre Derek y yo, lo que seguí insistiendo que es demasiado pronto, ¡Recién ayer fue la primer cita! Por supuesto que ellas no me hicieron caso, siguieron con lo suyo. Mamá se disculpó y se fue para dejarnos solas; yéndose con la misma sonrisa que antes. Es como si supiera un secreto que nadie mas sabe y, si es así, muero por saberlo. Eppy me contó de cómo estuvo Addie anoche, maldiciendo a las parejas de todas las películas que vieron y ahogándose en el helado de chocolate. Estoy feliz por ella, ya que si ya no sentía nada por Elliot, era mejor dejarlo ir; pero por otro lado sé que ella está triste. Sé que en verdad lo amaba y aunque al final ya no era lo mismo, le costó dejarlo ir y darse cuenta que la estaba engañando en este tiempo.
Addie y Eppy se fueron una hora después, ambas tenían que hacer algo para el colegio o universidad. Rory recibió una llamada de Charlotte invitándola a su casa; raramente no pidió que nadie la lleve, diciendo que va a ir caminando. No vi a Liam hoy, por lo que supongo que debe andar por ahí con Robbie. No sé donde están ni mamá ni papá, supongo que deben estar viendo alguna película juntos, como suelen hacer los domingos. Se me hace raro que no se vayan a pasear por ahí un domingo en el que sus hijos no van a estar en casa.
Decidí ducharme antes de recibir el mensaje de Derek. Solo espero que el tren en el que se van su hermana y su mamá salga pronto, no creo que quieran llegar a Brístol muy tarde. Mi subconsciente me mira con una ceja arqueada. Bueno sí, tengo muchas ganas de verlo y no exactamente de noche, me admito a mi misma.
Cuando salgo de ducharme, me pongo un jean clarito, una polera beige y converse blancas. Mientras organizaba las cosas del colegio para mañana, esperaba que se me seque el pelo. Tal vez vaya a dar una vuelta por Londres con mi cámara antes de ver a Derek. Hace mucho que no salgo sola. Cuando tuve todo listo, seguía con el pelo mojado, por lo que fui al baño para secarlo con el sacador de pelo. Cuando lo tuve seco, lo dejé suelto, sin ninguna línea echa, que vaya para el lado que quiera. Me apliqué un poco de máscara para pestañas y salí del baño. En el vestidor agarré un buzo rosa con cuello en V, una bufanda beige, mis anteojos aviadores Rayban – sorprendentemente, hay sol afuera y no está tan fresco – y mi cámara Nikon. No es como la cámara de Addie, decidí comprarla hace un timpo tiempo, queriendo sacar mis propias fotos sin tener que recurrir a ella. Antes de salir de mi cuarto, agarré plata, las llaves de mi auto y desconecté mi celular del cargador. Ningún mensaje todavía. Suspiré con resignación. El lado bueno de mi consciencia me aconseja que tenga paciencia, que ya me va a llegar el mensaje; el lado malo de la misma me dice que yo sea quien le mande el mensaje, preguntándole a qué hora podremos vernos. Me voy por el lado de la buena. Paciencia, Lorelay... paciencia.
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La vida de Lorelay
Teen FictionLorelay no pensó que ir al colegio de nuevo le traería grandes personas a su vida y, dentro de ellas, él y sus ojos expresivos. Cuando menos lo esperaba cayó en la trampa del amor otra vez, traicionando a sus propios instintos de defender su pobre c...