– Vamos, todos en casa están esperando por verte.
– No quiero ver a nadie, estoy muy sucia.
– Deja de rezongar. Ponte la ropa que está ahí, ahora vemos cómo hacer para que puedas bañarte antes de ir a casa.
Suspiro en derrota.
– Bueno. Vete así puedo vestirme.
Liam me da una sonrisa triunfante antes de salir por la puerta.
Derek se fue después que de que yo haya desayunado y tomado la pastilla. Me negué a dejarlo ir, pero me prometió que pasaría por casa a visitarme. Me bajo de la cama lentamente y me dirijo al sillón donde está el bolso con ropa. La verdad, que es absurdo vestirme ahora si después voy a poder bañarme. Es ensuciar la ropa sin sentido. Como sea, sin pensarlo mucho mas, entro al baño con un par de prendas en mis manos. Visto mi cuerpo con la ropa interior que hay en el bolso, unas calzas grises, una remera manga larga color rosa y las converse clásicas en los pies. Para no tener frío al salir, me pongo el buzo de algodón negro con detalles rosas que encuentro. Lavo mi cara para sacar cualquier rastro de lagañas y cepillo mis dientes. Me gustaría tener un perfume o algo, siento que huelo espantosamente y no quiero pasar vergüenza.
Escucho que la puerta se abre.
– Lori, ¿Estás lista?
No respondo. Suspiro y salgo del baño dándole a mi hermano una débil sonrisa. Sé lo que me espera al salir del hospital y estoy aterrorizada.
– Hablé con Jane. Sigue en su casa así que podemos pasar por ahí para que te des una ducha. ¿Te parece?
Asiento con la cabeza sin decir una palabra, mas concentrada en el gentío y chusmas que están ocupando la entrada y salida del hospital. Liam se acerca a mi y pasa su brazo izquierdo por mis hombros, sobando suavemente mi brazo en el acto; agarra el bolso y salimos de la habitación.
Al llegar a la entrada, maldigo el que mi buzo no tenga capucha, ¡Ni siquiera tengo oportunidad de taparme la cara al salir!
– ¿No hay una salida trasera o algo? –pregunto con la voz temblorosa.
– Está llena de gente también. – muerdo mi labio nerviosamente; no quiero salir. – Hey, no te preocupes. Estás conmigo. Ignora cualquier pregunta que te hagan, trata de sonreír un poco para que no crean que estás mal ahora mismo.
– Estoy mal ahora mismo.
Ríe entre dientes.
– No me refiero a eso, Lori.
– Lo sé – digo con un suspiro resignado.
– Vamos, abrázate a mi.
Paso mi brazo derecho por su cintura y, antes de poder arrepentirme, salimos del hospital. A penas lo hacemos, millones de preguntas nos asaltan. Levanto mi mirada y veo a Liam sonriendo cordialmente y asintiendo con la cabeza. Trato de imitarlo, pero creo que lo único que consigo que mi cara haga son muecas. Llegamos al auto esquivando gente, algunos rozaron mis brazos haciéndome sisear del dolor, pues aún los tengo con varias contusiones.
Cuando llegamos, mi hermano me abre la puerta para que entre yo primero. Lo hago apresuradamente y al segundo lo tengo al lado. Johnny me sonríe por el espejo retrovisor.
– Un gusto tenerla de nuevo, Lorelay.
Dejo salir todo el aire que tenía retenido inconscientemente.
– Hola Johnny. – le sonrío devuelta.
Sin decir nada más, nos ponemos en marcha. Liam le indica la dirección de la casa de Jane y emprendemos camino hacia allí. El camino lo hacemos en silencio, mi hermano abrazándome por los hombros y mi cabeza descansando en su hombro.
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La vida de Lorelay
Teen FictionLorelay no pensó que ir al colegio de nuevo le traería grandes personas a su vida y, dentro de ellas, él y sus ojos expresivos. Cuando menos lo esperaba cayó en la trampa del amor otra vez, traicionando a sus propios instintos de defender su pobre c...