La felicidad de ser parte de Sixth Fret duró lo que restó del miércoles. Estaba tan emocionada que les avisé a Addie y Eppy que el jueves vayan a buscarme después de la practica para darles la noticia. No quería contarles que ahora soy parte de una banda por teléfono, quiero ver sus caras cuando lo sepan. Además, ellas no tienen idea que a mi me gusta cantar.
.......
Stacy estuvo bastante soportable en el entrenamiento, no nos obligó a hacer nada que ella no pudiera hacer también. Estoy segura que se debe a la constante presencia de la profesora Stewart y, de nuevo, me encuentro preguntándome qué habrá pasado entre ellas dos. Es como si fuera del colegio tuvieran una relación totalmente diferente a la que tienen dentro de Pretty Land High. Y, otra vez, mi conciencia me ordena que deje de meter mi cabeza donde no me llaman. Okey, lo he captado.
Cuando salgo del gimnasio a la salida de la práctica, veo a mis dos primas conversando animadamente. Eppy viste unos pantalones negros, un buzo rosa, un montgomery gris claro y, sorprendentemente, unas converse clásicas en los pies. Tiene su cabello recogido en un rodete y una vincha de algodón del mismo gris que su abrigo tapando sus orejas. Addie, contrariamente al estilo de la pelirroja, tiene unas calzas negras, un sweater negro también, unos borcegos marrones en los pies y su montgomery marrón, un poco mas claro que su calzado. Sus rizos danzan al compás de la brisa otoñal.
Me acerco temblando y sonriendo. Deberían hacer un uniforme de educación física para invierno también; salir en shorts después de estar en calor dos horas dentro del gimnasio hace que se me ponga la piel de gallina por el frío. Menos mal que hoy traje el blazer.
– Hola chicas – saludé cuando estuve frente a ellas.
Eppy sonrió, Addie saludó a su manera.
– ¡Lori! – se abalanzó a abrazarme – ¿Hace cuánto no te veía? Te extrañaba... – me dijo cuando se separó.
Reí un poco.
– Nos vimos el domingo y el martes las llamé por teléfono, ¿Recuerdas?
– ¡Ah, si! – exclamó – pero no es lo mismo que verte en persona.
– ¿Max habló con ustedes?
– Sí, ¡Mañana tenemos fiesta! ¿Nos juntamos en tu casa para ir todos juntos?
Asentí con la cabeza un poco temblorosa por el frío.
– Mejor entremos al auto antes de que a Lori le agarre un ataque de hipotermia – aconsejó Epperly.
Asentí frenéticamente. Estaba muriendo de frío.
– Si la miradas mataran creo que tu ya estarías muerta – comentó Addie riendo, mirando detrás de mi.
– Eso es cierto – rió Eppy también.
Fruncí el ceño sin entender. Me giré para encontrar a Stacy Jones en la entrada del gimnasio fulminándome con la mirada. Uau. Ahora entiendo el comentario de Addie, ¿A ésta qué le pasa? ¿Qué habré echo ahora para que me tire semejante mirada aniquiladora?
– ¿Te odia o algo?
– Qué pregunta más absurda – rió la pelinegra.
Volví a mirar a mis amigas y me encogí de hombros.
– No sé qué puedo haber echo esta vez para que me mire así. Vámonos – dije encaminándome dentro del auto de Maddison que, por suerte, no está descapotado. Sería muy insano tenerlo así con este frío.
– ¿A dónde quieres ir? – preguntó la mayor ya al volante, saliendo del estacionamiento del colegio.
– ¿A algún Starbucks? – recomendé.
ESTÁS LEYENDO
La vida de Lorelay
Teen FictionLorelay no pensó que ir al colegio de nuevo le traería grandes personas a su vida y, dentro de ellas, él y sus ojos expresivos. Cuando menos lo esperaba cayó en la trampa del amor otra vez, traicionando a sus propios instintos de defender su pobre c...