Era casi media noche cuando desperté y recordé a Melody, odiaba este sentimiento de culpa; pero Melody tenia toda la culpa; por hacerme sentir así, por aparecer en mi vida y por arrastrarme a sus problemas. No pasaron ni cinco minutos cuando sentí el brazo de Emma en mi pecho y la miré, era preciosa y la poca luz que emanaba de la ventana hacia resaltar su pálido color; y sus delicados labios color rosa. Pensé en que no le podía hacer esto, ni a Emma ni a Melody, las dos tenian un gran pedazo de mi poco corazón; pero solo podía salvar a una. Mis pensamientos chocaban y brotaban dentro de mi cabeza y no dormí; hice planes silenciosos; como siempre hacia pero esta vez no estaba muy seguro en realizarlos. Sonó mi despertador y plante un pequeño beso en sus suaves labios. Me levante lentamente y me vestí antes de que Emma pudiera despertar, y le preparé café negro y hot cakes, justo como a ella le gustaba, era un canalla, ¿y qué?
Salí directo a mi Mustang y lo limpié un poco, arranqué y pensé en pasar por Melody, pero sabia que ella se las libraría sola, así que fui directo al Instituto para entregar mi renuncia y así poder estar lejos de Melody lo antes posible. Me retardé cinco minutos y el director aun no se encontraba en su oficina, así que fui directo al salón donde tenia que impartir clases, Melody no se encontraba ahí. Ver su lugar vacío me preocupó. En cuanto la clase acabó y una que otra alumna me hacia la platica mientras sonreían como estúpidas llamé a Alexis y le pregunté sobre Melody; el no respondió mucho mis dudas, según él Melody era una buena chica, ella se fue en la mañana sin decir nada ni dejar nota, después de eso Alexis me invitó a tomar una cerveza y accedí. Alexis era uno de mis mejores amigos de la infancia, siempre estuvimos juntos en cada año escolar; hacia rato que no lo veía y ¡carajo! como lo extrañaba. El no era de tener muchas mujeres, siempre estuvo enamorado de Yessica, una chica pelirroja la cual nunca le hizo caso, y cuando lo consiguió, cuando consiguió que Yessica le diera una oportunidad la cagó, y simplemente perdió el interés en ella. Después de Yessica no me contaba demasiado sobre las citas que tenia, pero el decía que no eran la gran cosa.
Lo vi a la salida del colegio, el saltaba mientras se acercaba a mi y no pude evitar sonreír, después de tanto tiempo seguía siendo el Alex que yo conocía. Manejé hasta un bar cerca de mi departamento y comenzamos a charlar, el seguía levantando las cejas y la voz al hablar, con él no había días perdidos, siempre te hacia reír.
-¿Y cómo va la vida?- me preguntó seguido de beber un trago de ron
-Hay días buenos y hay días malos. Conseguí un nuevo empleo como profesor y Emma y yo decidimos darnos otra oportunidad.
-¡Dale! Espera, ¿Qué esa chica que llevaste el otro día no era tu novia?
-Es solo una amiga. Tuvo un problema, y la intenté ayudar.
-¿Botándola en mi casa? Gran hazaña ¿Eh?- recargó su codo en mi hombro y levanto sus cejas como esperando saber mas sobre el caso
-Se llama Melody, la conocí en la escuela y tiene demasiados problemas, la intento ayudar pero a veces se me sale de las manos.
-A mi me pareció una chica muy dulce, solo me cuestionaba sobre ti.
Pasó el día pero Melody seguía en mi cabeza, y como siempre, no tenia donde buscarla. Así que me resistí e intente dormir. Pero no podía, no quería, no quería cerrar los ojos. Debía hacerlo, pero temía que apareciera nuevamente en mis sueños y no lograra despertar para detenerla. Ya no quería tener que vérmelas más con ella, igual me demostró que sigue ganando.
Esa noche soñé con ella, en que sonreía infinitamente y tomaba mi mano. En que eramos como familia, como familia sin rencores ni culpas; y entonces la mano de quien tomaba ya no era de ella sino de Emma, y no era triste ni cruel, me sentía igual de bien y eso me empezaba a preocupar.
Desperté y me dirigí al colegio, estaba decidido ese día si que renunciaría. Y justo cuando empuje la enorme puerta roja, Melody estaba ahí sentada, escribiendo unas notas en su cuaderno y mirando su muñeca, una sonrisa se me escapó. Dejé mi portafolio en el escritorio y me dispuse a dar esa ultima clase, cuando tocaron e interrumpieron los berridos del gis contra el pizarrón.
-Disculpe las molestias profesor, pero me lamento que una alumna tiene una llamada urgende de su familia.
En seguida reconocí la voz pero no quise mirar.
-¿Qué alumna es la que busca?
-Melody, Melody Carter
Las manos comenzaron a sudarme, y tuve que pensar rápido. De inmediato dejé el gis en el escritorio y con una leve sonrisa, ocultando mi nerviosismo hice señas a Melody de que saliera del salón. Ella levanto sus cuadernos, se levanto y al pasar enfrente de mi tomé su codo. Y me dirigí a Emma.
-Señoritas, las acompañaré, no puedo dejar que una alumna salga con cualquier desconocida.
Emma me miró furiosa, sabia lo que me esperaba pero no me importaba. Y después ella se dirigió a Melody, hablándole con una voz dulce y suave.
-Discúlpame cariño, necesito hablar con tu profesor.
Melody solo hizo muecas y rodó los ojos, y cruzada de brazos se volvió a su asiento.
-¿Eres idiota? ¿No sabes quién es ella? Te di la fotografia, sabes lo que le haré , es mi trabajo, deja me hacerlo, no te metas en mis asuntos
-¿No crees que es muy joven?
-Desde cuando te importo eso Miller?
-Si quieres hacer tu trabajo, hazlo fuera de mi trabajo. Yo lo haré, tu me lo pediste, ¿por qué crees que conseguí este empleo? Es obvio que voy detrás de ella. Déjame hacerlo.
-Tienes una semana Miller, este trabajo es algo urgente.- se dio la vuelta y caminó quitándose el saco lo que me dio tiempo de mirar un poco su trasero y sonreír como idiota. De alguna manera me encantaban las arrugas que se le hacían al bruñir.
Seguí con la clase y en ese rato pensaba en Emma e ideaba planes fantásticos y uno que otro muy estúpido para poder sacara a Melody de esto. La única alternativa coherente que me quedaba era confesarle todo a Melody, confesarle lo que era y en lo que trabajaba y que su vida corria peligro, pero después lo pensé. Y es que para Melody seria un alivio que su vida corriera riesgo, ella pagaría para que la asesinaran. Y entonces dí en el clavo. Ella había contratado a Emma para que la asesinara.
En cuanto sonó el timbre espere a que todo salieran y espere a Melody, pero ella simplemente me ignoró y salió como si ni me conociera. Así que fui detras de ella y cuando me aseguré que nadie veía la jalé a los baños más cercanos; ella no dejaba de moverse e intentar correr pero la detuve, la monté sobre los lavabos y me aseguré de que la puerta tuviera seguro.
Estaba dispuesto a contarle una historia churra que ni yo me creía; pero ella solo me miró y se quedó callada, como si supera que le daría excusas sobre lo sucedido. Y al ver sus ojos no lo soporté mas y comencé a besarla, ella no me detuvo y continuo. Comencé a sentirme débil, y a la vez seguro con ella, nos besamos como si fuese la primera vez; poco a poco nos fuimos desnudando y entre besos intentábamos ocultar los gemidos. Pero justo antes de que me introduciera en ella, se alejó y comenzó a vestirse.
-Me gustaría ser así, como tú, que ama un día y olvida al otro.
Salió del baño dejándome así, con todas las ganas de tenerla. Era una maldita perra.
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Prohibido Suicidarse Enamorado
Teen FictionEncima de la azotea el aire es tan frio y calmado; en algún sitio allí arriba te perdiste en tu dolor. Digo tu nombre en silencio pero tu no deseas escucharlo justo ahora, sueñas con el final para comenzar de nuevo. Los ojos de la ciudad cuentan...