Salí del auto de un portazo, verla así me hacía sentir mórbido, ya no quería escucharla más, no me importaba que ella fuera buena o mala. Y corrí al bosque, dejando a Melody sin explicaciones. Ese idiota iba a pagar todos lo que le había hecho.
Ya era muy tarde y apenas podía caminar sin tropezarme, pero necesitaba arrancar estas ganas de joderlo, ni siquiera estaba seguro de quererlo matar, quería verlo sufrir muy, muy lentamente.
-¿Derek? – mencione su nombre para asegurarme de que fuese la victima correcta
-¿Quién eres? –caminó hacia mí con sus puños delante de su pecho en forma de defensa
Y antes de decir algo más me fui hacia él, golpeándolo hasta que ya no pudiera, hasta que mis puños sangraran y se amorataran. Paré hasta que mi respiración desapareció, estaba seguro de que él seguía vivo. Pero no por mucho... Lo arrastré aprovechando el hoyo del banquero y lo mande junto con él, a las mismas puertas del infierno.
Espere a que mi respiración retomara su ritmo normal y acomode mi camisa, camine lentamente al auto mientras rosaba mis nudillos con mi pantalón para quitar la sangre que sobraba.
Melody yacía ahí, intacta, justo como la había dejado, llorando en el asiento del auto.
-¡Hey, ven aquí!
Abrí la puerta y como si fuese una muñeca de porcelana la cargue, ella sujeto mi cuello y sentí se respiración en mi cuello. Subí las escaleras como un adolecente cuando llega borracho a la casa de sus padres, tan sigilosa y pulidamente que estaba seguro de que nada que no fuese yo había tocado a Melody. Me dirigía directamente al baño, la senté en el retrete y empecé a desvestir su cuerpo muy lentamente, ella no quitaba su mirada de mí; ella poseía una mirada hipnótica y ese día no fue la excepción, me sonreía de una manera nueva pero dulce; ella es el tipo de chica que puede estar demasiado herida pero todavía puede mirarte a los ojos y sonreír.
Me quité la camisa puesto que era el trapo más próximo a mí, lo remoje un poco con agua caliente y comencé a limpiar cada parte herida de su cuerpo; después abrí la bañera y la coloqué ahí dejándole privacidad para que se diera una relajante ducha.
-Oye...
-¿Mande? ¿Necesitas algo? Prepararé café
-¿Qué le hiciste?
Respiré hondo
-Digamos que ya no te volverá a molestar
-¿Lo mataste?
-Solo tuvimos una muy buena charla y prometió no volverte a buscar, lo juro
-Oye...
-¿Dime?
-¿Quieres tomar una ducha conmigo?
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Prohibido Suicidarse Enamorado
Teen FictionEncima de la azotea el aire es tan frio y calmado; en algún sitio allí arriba te perdiste en tu dolor. Digo tu nombre en silencio pero tu no deseas escucharlo justo ahora, sueñas con el final para comenzar de nuevo. Los ojos de la ciudad cuentan...