Capítulo 2: Como si no hubiera un mañana

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Esa noche soñé con sus ojos verdes rodeados de maquillaje negro corrido con lágrimas; y tuve ansias de volverla a ver. Para ser sincero esa chica no era muy bonita, pero me llamo la atención su sufrimiento y cobardía ante la vida. Tenía que ayudarla.

Bajé las escaleras para salir directo a mi trabajo, conseguí un empleo de medio tiempo puesto que mi madre se quejaba todo el tiempo que me la pasaba holgazaneando, y bien que tenía razón aunque me costara aceptarlo. Era un pequeño café delante de la sucia parada de autobús, y menciono sucia porque parecía que los limpian las calles no sabían que ese lugar era recurrido, la gente siempre se la pasaba quejándose de la basura e incluso ratas que llegaban a parar ahí, a veces me dedicaba a espantarlas pues daba mala imagen al café.

Llegué y baje mi mochila para ponerme mi delantal, y entonces pude sentir una mirada sobre mí.

-Hola salvavidas- dijo en tono burlón

-El baño de esta cafetería no es muy agradable, no creo que sea buena idea que te suicides ahí- dije apenas señalando el baño con el letrero de “Dams” porque se había caído la “A” hace un tiempo y nadie se había preocupado para volverla a poner, -si se entiende es más que suficiente- es lo que me repetía mi jefe cada que lo mencionaba.

-Igual no intentaré suicidarme aquí, tal vez en un puente, sería más liberador- cerró los ojos imaginándolo

-Como quieras-me regrese a la máquina de café-¿Ordenas algo?

-¿Tienes hamburguesas?

-¿Así que eres del buen comer? Siéntate en un momento te la llevo

- ¡Pero que amable es usted mr. Salvavidas!

-Lo sé- le dije con una sonrisa pícara

Fui directo a la cocina, saque la carne del refrigerador y empecé a asarla, una de las cosas que más me gustaban era cocinar, y pensé que tal vez y si le gustaba mí comida ella elegiría quedarse para seguir aquí, fue un pensamiento algo tonto pero no sabía cómo ayudarla.

-Lo estás haciendo mal, mira se está quemando, ¡que torpe!

-¿Ahora te metes a la cocina? Deja de meter tus narices aquí, en cualquier momento llegara mi jefe

-¿Y que tiene? No estamos haciendo nada malo, ¿o sí?- se acercó a mi mirándome con ojos traviesos

Mi reacción para no mostrar mis nervios fue reírme y ella se alejó de inmediato con una sonrisa de ganadora.

-¿Te gusto?- le pregunte de golpe

-Si-respondió de golpe

Y entonces me besó, sin aviso ni prudencia, solo me besó como si no hubiera mañana y después tomo un trazo de hamburguesa, lo metió a mi boca y me siguió besando, no sabía a qué estaba jugando, pero me estaba gustando.

Prohibido Suicidarse EnamoradoWhere stories live. Discover now