Así pasaron algunos días, la biblioteca que estaba en la esquina de mi trabajo se volvió nuestro lugar de encuentros casuales. Ella iba a leer diario y yo solo iba para mirarla.
Esa tarde, recibí una llamada muy peculiar, tenía que cubrir otro asesinato a unas calles de ahí. Mi padre me había enseñado todas las técnicas precisas para un buen asesinato, y yo desde muy corta edad me había dedicado a esto, daba muy buenos ingresos, y no requería mucho esfuerzo. Además que las victimas normalmente eran gente patética y ricachona.
Vacilé un poco para llegar a aquella avenida, me puse mis guantes y me puse mi mejor traje; enseñe mi tarjeta y me dejaron pasar sin problemas a esa enorme casa, esa fiesta era muy elegante para mi gusto, pero de igual manera no me importaría morir aquí, pensé.
Subí las escaleras, y de un solo jalón desgarre su cuello. Me aseguré de que no escurriera demasiada sangre cubriendo la herida con un poco de cinta y mientras lo preparaba para subirlo a mi auto imaginé mil y una razones por las cuales ese hombre haya querido morir. Me rendí. Tiré el cuerpo por la ventana en donde mi auto descapotable lo esperaba, subí la capota con el control remoto y me dirigí sigilosamente al sanitario para poder borrar las pocas gotas de sangre que pudiesen haber quedado.
-Nos volvemos a encontrar cariño
-Solo vine por trabajo, lo sabes
-¡Oh por favor! No me pudiste haber olvidado tan rápido
- Tienes razón, no te olvidé, solo te superé, deberías empezar a hacer lo mismo
-¿Crees que me importas?
-Solo mira tu cara, se ve que estás loca por mí
Me acerqué lo suficiente a sus labios y pude respirar su peculiar aliento a chocolate, ella me miró pero no dijo nada y me regaló una sonrisa.
-¿Quién fue la victima ahora?
-El Banquero de la calle Cuatro, nadie importante
-¿Tendré que llamar a la policía?
-No será necesario Emma, nos vemos
Caminé unos pasos esperando que me siguiera a la puerta y me llevará a su habitación como en los viejos tiempos; y así como si fuera psíquico ella lo hizo. Me guío con sus besos a su recamara y nos olvidamos de todo por un rato.

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Prohibido Suicidarse Enamorado
Novela JuvenilEncima de la azotea el aire es tan frio y calmado; en algún sitio allí arriba te perdiste en tu dolor. Digo tu nombre en silencio pero tu no deseas escucharlo justo ahora, sueñas con el final para comenzar de nuevo. Los ojos de la ciudad cuentan...