Abrí mis ojos lentamente. La luz del amanecer que entraba por la ventana de mi habitación solo hizo que volviera a cerrarlos. Estaba tendida en mi cama boca abajo, con todas mis sábanas revueltas sobre mi cuerpo. Generalmente siempre acostumbro a despertar así. Añadiendo un desorden total de cabello. Volví a abrir mis ojos. Esta vez me adapte a la luz. Mire alrededor de mi habitación. Un ruido estremecedor resonaba por todo la habitación. Me levante de un salto de la cama. Con pies descalzos fui hasta la entrada de mi habitación. Abrí la puerta y el ruido aún seguía allí. Fue allí cuando me di cuenta que el sonido se podía escuchar por todo el departamento. Uno. Dos.Tres. Cuatro. Cinco. Y así repetidas veces. Al siguiente movimiento escuche la voz de una mujer. Me quede con mi vista fija en la puerta de la otra habitación. Otra vez no. Rodeé los ojos ,corrí de vuelta a la cama. Tape mis oídos con la almohada y me quede allí hasta que terminaran. Sabía perfectamente a que se debía ese ruido. Jeff y sus estúpidas conquistas.
¿Por qué tenía que ser tan temprano por la mañana?.
Me quede allí por un buen tiempo esperando que acabaran. Prometo que cuando salga de esta habitación y la conquista de Jeff salga de este departamento le daré unas cuantas lecciones a Jeff. No puede dejar que escuche esto por las mañanas. No es una manera agradable de despertar. En estos momentos lo odio.
Cuando finalmente deje de escuchar ese tan desagradable ruido, sentí que la puerta de entrada se había cerrado. Me levante dispuesta a gritarle algunas cuantas cosas a mi queridisimo amigo.
Salí de mi habitación y fui hasta la cocina. Jeff ya se encontraba allí. Usando nada más que un pantalón de chándal que le colgaban por sus caderas. Su pelo negro revuelto, una pista de lo que obviamente estaba haciendo. Sus ojos viajaron por mi rostro. Ni siquiera se por qué me sorprende tanto. Jeff siempre fue así. Me faltan dedos para contar sus conquistas y los corazones rotos que dejo.
Solté un bufido al sentir sus ojos persistentes en mi.
— Si no dejas de mirarme de esa manera,te sacare esos estúpidos ojos que todas las chicas aman.— Dije enfadada. Una cosa era traer a las chicas cuando yo no estoy y otra es tenerlas aquí en la mañana. ¿Es que no se cansa?.
— ¿Tu también?. —Pregunta mientras arquea una ceja.
Saqué de un mueble un paquete de pan integral. Un cuchillo y mi segundo amor. La Nutella. Mi primer amor siempre serán los libros.
—Soy una excepción. De hecho, odio tus ojos. —Le guiñe un ojo y él sonrió divertido. Era broma sobre lo de sus ojos. Siempre me llamo la atención sus ojos. Eran tan celestes. Si veías fijamente sus ojos podías imaginarte como si estuvieras nadando en ellos, como en el agua o volando como en el cielo. Así de celeste son sus ojos. Y lo que hacía que caigan rendidas las chicas a sus pies era el contraste con el color de su cabello y sus facciones. Parece un tipo duro y de temer si no lo conoces. Pero yo siempre fui la excepción. La única persona que no caía en sus encantos o no le temía, esa persona era exactamente yo.
— Bien. Como quieras. Ahora dime ¿Por qué estas tan enfadada?. — Posiciono sus codos sobre la encimera mientras observaba como hacía mi típica rutina de todas la mañanas. Echar Nutella a mi pan.
— No lo sé. ¿Luzco enfadada?.— Pregunte sarcásticamente. Jeff frunció el ceño y luego rodó sus ojos agotado por mi comportamiento.
— ¿Qué hice ahora? .—No lo mire. Seguí sacando Nutella para mi pan ignorando por completo su pregunta. ¿Es que acaso no es obvio?. Al ver que no haría ninguna señal para responder se estiro por la encimera con su brazo estirado y me quito el tarro de Nutella. Esta vez lo mire pero enfadada. Sonrió al ver su resultado.
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Un amor poco amistoso
RomanceRuth Lee y Jeff Wood son amigos de infancia. Ruth es una chica alegre y centrada. Se dedica a vivir la vida de una perspectiva más sana. Todo lo contrario a Jeff, quien no hace más que vivir a su manera, con desordenes y sin ningún objetivo claro...