Capítulo 4

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La cena transcurrió muy normal. El ambiente entre Jeff y yo se torno igual que siempre. Ya no me sentía tan incomoda ahora que Jeff actuaba más normal. Hablamos de algunas cosas sin importancia y el humor de Jeff era un poco mejor. Aún no me decía lo que lo preocupaba, no quería presionarlo pero mentiría si dijera que no me importa. Me importa y quiero saberlo, solo que comprendo que aún no es el momento.

Llegamos a nuestro departamento. Abrí la puerta sacando la llave del cerrojo para luego dejarlas en la mesa de centro. Jeff paso a mi lado y fue directo a su habitación. Mire alrededor del departamento, cada vez lucía más como un hogar y tenía un toque más femenino. Gracias a mi el departamento parecía algo más acogedor que unos cuadros de autos y posters de chicas desnudas. Jeff al principio bromeó sobre poner esos tipos de cosas, pero al final entendió que él no viviría solo y que tanto como él y yo teníamos el derecho de poner lo que quisiéramos. De todos modos él solo quiso que yo sola escogiera el tipo de decoración. Y me sentía muy orgullosa. Lo sentía como un hogar, solo esperaba que Jeff sintiera igual.

Fui hacia mi habitación para ponerme mi pijamas. Unos pantalones cortos y una polera sin mangas de color gris con la cara de uno oso en el centro. Peine un poco mi cabello y lo volví a transformar en un moño alto. Hice una mueca en el espejo observando mi reflejo. El sonido de alguien tocando la puerta hizo que saliera de mi burbuja de distracción.

—Esta abierto.—Murmure sabiendo que la persona que se encontraba tocando era Jeff. La puerta poco a poco se abrió revelando su figura. Vestía sus pantalones chándal y una camiseta blanca de mangas cortas. Me senté en mi cama con las piernas cruzadas. Jeff fue a mi lado y se sentó.

—¿Qué ocurre?. —Pregunte extrañada. La mayoría de las veces que Jeff venía a mi habitación era para hablar conmigo más o menos algo importante o solo porque tenia ganas de verme.

—¿Estuvo bien la cena de esta noche?. —Pregunto mientras tomaba mi mano izquierda y jugaba con mis dedos.

—No. Fue horrible. —Jeff inmediatamente dejo de jugar con mis dedos para observarme. — Es broma. Estuvo realmente genial. —Reí divertida porque se lo creyera. Me dio una mala mirada en broma y sus hoyuelos se hicieron presentes.

— Deja de jugar con mi corazón.

—Yo no juego con tu corazón. —Reí.

— Si. Si lo haces muy a menudo.— Murmuro.

— Lo siento, no soy consciente. —Bromeé. Me acosté sobre la cama mirando el techo, Jeff hizo lo mismo aún sin soltar mi mano. Lo estaba haciendo otra vez, tomaba mi mano como si tomarla significara aferrarse tanto como si la vida dependiera de ello. Como si lo único que lo alentara a seguir, fuera al tomar mi mano. No lo solté esta vez. No estábamos en público. Me concentre repasar su mano con mis dedos, eran manos fuertes. Manos que son capaces de protegerte. Y fue allí cuando sentí miedo de que quizás nunca encontraría a alguien en mi vida que me hiciera sentir en la forma en que lo hacían estas, me asustaba no encontrar a alguien que me protegiera como lo hacia Jeff con tan solo tomar su mano.

—¿Te gusta como esta quedando el departamento?. Quizás le haga unos arreglos, solo si quieres. — Murmure mientras miraba al techo. Cada vez que Jeff sujetaba mi mano un nuevo sentimiento se creaba en mi, uno que no había notado pero que de todos modos ignoraba.

— Esta perfectamente bien. Eres buena decorando, Pollita. — Sonreí. Por lo menos lo aprobaba.

—¿Ruth?. —Mire hacia él. Se encontraba mirando el techo pensando en algo.

—¿Si?.

—Me concedieron la Beca. —Mire su rostro en busca de algo. No sé que cosa, tal vez felicidad, pero no lucia feliz. Había luchado tanto para que entendiera que tenía, no, debía postularse a una Beca y finalmente acepto, ahora me dice que lo aceptaron y no luce para nada bien.

Un amor poco amistosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora