Un atractivo y en el fondo, tierno narcisista; cuyo rechazo sólo ha provocado aquella insistente inseguridad que tanto me caracteriza, pero que había logrado mantener bien oculta.
Y, a la vez, un incesante anhelo de aquello que luce tan prohibido y delicioso ante la vista.
Tu seductora silueta. Tan vulnerable tantas veces ante mis ojos. Ante mí, sin ser por mí.
En innumerables ocasiones incitándome, sin saber si quiera, a terminar tan sádicamente con su vulnerabilidad, a sacar ventaja de ella y abusar de su anatomía sin piedad.
Rosar al ocaso mis labios contra su piel y consumir lo que resta de su vitalidad, sólo para dejarme envolver ante aquella sensación de poder una vez más.
No, no te atreverás a dejarme con la asfixiante intriga de probar, de degustarte por lo menos esta noche. Oh, mi único rechazo. Esta penumbrosa ocasión así no lo harás...
Si hablamos de egocentrismo, me pregunto quién ganará este sangriento duelo. La respuesta es sencillamente el más poderoso anhelo.
Será el tenerte indulgentemente sometido de rodillas ante mí.
Mi querido, y deseado narcisista, a partir de éste momento, cada vez que te envuelva la dulce oscuridad te acordarás de mí.
-E.P.
-Tu no correspondida, alma gemela.
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Escrito en Prosa para el Fantasma de Tu Ausencia.
PuisiCartas no entregadas a sus pertenecientes lúgubres sombras. Las ideas se oscurecen y la perspectiva palidece, las letras tropiezan con el tiempo y se desgastan en mi temple escapando a trastabillas como mortíferos versos que buscan complacer el deli...