Capítulo 24

55 3 0
                                    

Cassie pensó que aquello era parte de un hermoso sueño, si, eso tenía que ser, un sueño, porque para ella, de ninguna manera Matt se atrevería a besarle como lo estaba haciendo ahora, sintió como una ola de calor recorría su cuerpo, si aquello era un sueño, quería que fuese eterno, permanecer allí besando al hombre de su vida, solo con la luna, las estrellas, el auto y unos cuantos árboles como testigos.

Estaban hechos uno para el otro, sus labios encajaban perfectamente como piezas de un rompecabezas, aquel beso era dulce, Matt deseaba seguir allí besándole, llevó una de sus manos hasta su cuello mientras suavemente deslizaba la otra hasta su cintura, aquello era un beso perfectos, sus labios se rozaron suavemente, el tiempo se había detenido.

Matt estaba deseando a Cassie, llevaba días deseando con locura aquel momento, lo sabía, pero estaba mal, muy mal, aquello era un asunto prohibido, eso no debía suceder. De un golpe se separó de Cassie, jadeando, deseando volver como un imán y adherirse a ella en otro beso.

Sintió como el calor le recorría, y observó a Cassie, sus ojos se veía iluminados, con un brillo extraño y diferente, sus labios estaban entreabiertos y al igual que Matt se hallaba jadeante, deseosa.

─ Cassie... ─ Dijo Matt algo agitado ─ Lo siento tanto, he sido un...

─ Matt ─ Cassie se bajó del capó del auto y se acercó a Matt poniendo su dedo índice en los labios de él ─ por favor, no te disculpes.

─ Ha sido mi culpa ─ Llevó su mano hasta la mano de Cassie y cerró sus ojos, su tacto tan suave y aterciopelado le volvía loco ─ No tenía que hacer eso...

─ Será mejor que nos vayamos ─ dijo Cassie, Matt abrió los ojos encontrándose con los de ella ─ es tarde y no quiero que sigas haciendo cosas de las que puedas arrepentirte.

Matt le miró con desapruebo, pero tenía razón, tenían que irse, o quizás Matt no podría resistirse ante la hermosa imagen de Cassie, quien ahora no solo era su ángel guardián sino que peligraba, podría competir fácilmente con la chica de la playa hasta obtener el título de "Dueña de su corazón", pero el no quería aquello, Cassie era mucho más de lo que él podía pedir, él solo era un mar de confusiones, estaba acabado, ya no quería más juegos, ahora estaba comprometido y debía seguir hacia adelante.

Caminó hasta la puerta del copiloto y le abrió la puerta a Cassie, ella se dirigió hasta allí afincando solo una pierna, porque el pie de la otra le dolía al caminar, pasó y el cerró suavemente la puerta.

Matt condujo en silencio pero no podía evitar algo, tenía que saber quien era el chico con quien andaba Cassiee, ¿Por qué estaba en la playa? Si cuando les vio, conformaban una hermosa pareja, ¿Eran algo?.

─ Cassie, Se que no es mi problema, pero... ─ Comenzó a hablar Matt, al mirar a Cassiee notó que ella estaba profundamente dormida.

¿Acaso su auto tenía una especie de somnifero? Pensó, pero allí estaba ella, como un ángel, profundamente dormida, por un momento quizo ser un dios, un mago o un simple y sobrenatural ser para conocer sus pensamientos, fuese dado mucho con tal de conocer lo que ella soñaba en aquel momento, se le veía tan plácidamente dormida que casi estaba celoso.

Matt recordaba el camino a casa de Cassie a la perfección, condujo silenciosamente, complaciendose con el solo hecho de verle allí, profundamente dormida.

Al llegar a la casa quiso despertarla, pero había pasado mal casi toda la noche, así que el sueño le venía mucho mejor, abrió despacio la puerta del copiloto y con mucha sutileza tomó a Cassie en sus brazos como su fuese una niña pequeña, verla así le hizo mucha gracia, caminó con ella hasta la puerta de su casa y antes de tocarla ya alguien había abierto, era una mujer, muy parecída a Cassie, nunca pensó que ella tuviese una hermana.

─ ¿Qué...? ─ Salió de sus labios

─ Shh ... ─ le indicó Matt para que guardase silencio ─ Soy el jefe de Cassie, la encontré en la playa, y la traje a casa.

─ ¿Le pasó algo a mi niña? ─ Preguntó Geraldine alarmada.

─ No, le vi correr y la seguí del restaurante donde estaba ─ aclaró su garganta, no podía contarle todo ─ cuando subió al auto se quedó dormida, ella está perfectamente.

─ Soy una grosera hijo, pasa ─ Dijo Geraldine invitándole a pasar ─ Soy Geraldine, la madre de Cassie ─ dijo ella.

─ ¿Dónde la pongo? ─ Preguntó con Cassie dormida aún en sus brazos.

─ Colócala en el sofá ─ Caminó hasta el sofá y quitó los cojines de allí ─ aquí.

Matt depositó a Cassiee en el sofá y estiró sus brazos.

─ Mi nombre es Matthew, Matthew Evans ─ Estiró su mano ─ Soy el presidente de la Revista donde trabaja Cassie.

─ Eres muy guapo ─ Dijo la madre de Cassie ─ no te imaginaba tan joven y apuesto, imaginaba a un viejo ogro y cascarrabias.

─ Ese es mi padre, ex presidente, accionista y dueño ─ rió Matt.

─ ¿Quién era? ¿Ha llegado? ─ Preguntó una voz masculina que salía desde una de las habitaciones de la casa.

Matt se giró y vio a un chico salir, venía desde lo que Matt pensó era la cocina, con un par de tazas, reconoció su cara, el mismo chico con el que Cassie había ido a cenar al restaurante.

─ ¿Tu quien eres? ─ Preguntó

─ Que grosero eres Joshua ─ Dijo Geraldine proporcionándole un codazo. ─ Es el jefe de Cassie, la ha encontrado y la trajo a casa.

  ─  Claro, el que va a casarse.

Matt le dio una mirada de muerte. 

─ Soy Matt... ─ Matt iba a presentarse de nuevo.

─ ¿Dónde está ella? ─ demandó Josh

─ Baja la voz ─ solicitó Geraldine ─ está dormida, hijo ─ volteó hacia Matt ─ ¿Quieres un café? ¿Algo? Estoy muy agradecida

─ No se moleste, no hay de que ─ sonrió Matt ─ debo irme.

─ Muchísimas gracias ─ agradeció ella de nuevo ─ si algo le pasa a mi niña no me lo perdonaría.─ Dijo Geraldine acompañando a Matt hasta la puerta.

Matt pensó que aquella mujer fácilmente podría pasar por ser hermana de Cassie, se le veía muy joven, pero se podía notar de quién había heredado su hermosura. El le había dejado allí, con su madre, pero sintió profunda envidia, la quería para él, cuidarla el resto de la noche hasta amanecer con ella, pero no podía, tenía que conformarse con saber que otro ya la cuidaría.

Sonrió y se metió en el auto, al revisar su móvil tenía casi una centena de llamadas perdidas de Sharon, él le había enviado un mensaje de texto antes de "desaparecer", que decía: "Nos vemos luego", pero solo quería huir, tenía muchas notas de voz, Sharon estaba preocupada, ella no merecía aquello.

─Sharon... ─ dijo al ella contestarle, sin darle ninguna oportunidad de hablar ni de quejarse por haber desparecido ─ Voy hacia tu casa, tenemos que hablar.

Cambió de dirección el auto y se fue hasta allá, teníaque tratar de remediar las cosas, antes que más personas saliesen perjudicados. 

Nuestro Cielo #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora