Persecución

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Algún lugar a las afueras de New Hampshire, 22 de enero del 2010

03:00 hrs.

El intenso sonido de la lluvia azotaba la azotea de aquella cabaña acogedora en la que se encontraba el agente Bravo, llevaba varias horas esperando noticias de la Agencia y la falta de respuesta comenzaba a exasperarle, tamborileaba una y otra vez con los dedos mientras observaba detenidamente la crepitante chimenea intentando concentrarse en apagar el fuego; sin embargo, cada vez que intentaba hacer uso de sus habilidades un punzante dolor le recorría el cerebro impidiéndole realizar cualquier esfuerzo, por un momento pensó en comunicárselo a la agencia, pero decidió que eso le pondría fin a su misión de traslado, no podía permitirse fallar de esa manera, estaba convencido de que cuando llegase el momento, sus poderes regresarían.

Las pantallas que permanecían brillantes con un montón de estática detrás del escudo de DAI se apagaron por un segundo dejando ver al director de la Agencia con un aura de melancolía en su rostro, el hombre de aspecto cansado, limpió el sudor de su frente dirigiéndole una rápida mirada de preocupación al agente mientras Guillermo hablaba por teléfono como un loco haciendo un montón de anotaciones en una vieja libreta.

-Las coordenadas del objetivo han sido enviadas a este mismo localizador- dijo Di Capita tranquilamente- esperamos que nos mantengas informados, no hagas nada sin autorización Alejandro.

-DAI no debe preocuparse por mi proceder- respondió Alex con seriedad- me apegaré al protocolo tal y como lo establece el manual de la Agencia.

-No espero menos, Di Capita fuera...

La pantalla quedó completamente negra y sobre ella, escritas en letras verdes, se encontraban las coordenadas, el agente seleccionó los números con agilidad y de inmediato dio una triangulación en el mapa.

-No han ido lejos- dijo Alejandro mirando a Guillermo quien releía sus anotaciones tranquilamente- se ocultan en el pueblo.

-Eso concuerda con lo que me dijeron mis contactos- respondió el de ojos rasgados amablemente- la mafia china tiene información de una reunión con el sindicato de criminales Británico, planean cobrar una deuda que tienen con De Luque.

-Eso no explica porque se quedaron aquí

-Mi objetivo recibió órdenes directas- dijo Guillermo con tranquilidad- permanecer cerca del atentado para no levantar sospechas.

-Porque lo más lógico sería pensar que huyeron lo más lejos posible.

-Efectivamente- dijo Guillermo.

-Supongo que aquí nos separamos- sentenció Alejandro extendiendo la mano haciendo un saludo militar.

-De ninguna manera- respondió Guillermo imitando el movimiento- mi objetivo no se marchará hasta recibir su pago de manos del sindicato británico.

Se miraron por un segundo reconociendo su complicidad en esa misión que se había entrecruzado y se dispusieron a ir en búsqueda de sus objetivos lo más rápido posible.

La cruel lluvia azotaba terriblemente el pintoresco pueblo asentado a las afueras de New Hampshire, los tejados inclinados y los montones de casitas pegadas unas con otras resistían valientemente el inclemente clima mientras dos sombras se movían en medio de las calles casi desiertas del lugar.

El clima despiadado y lo avanzado de la noche hacia que solo se encontrases en las calles algún que otro borracho ocasional que no reparaba un solo segundo en las dos figuras envueltas en rompevientos que se movían ágilmente por las poco iluminadas calles del pequeño pueblo, avanzaron por unas cuantas cuadras hasta llegar una plazuela central, todas las calles comunicaban con aquel lugar, era una plaza pequeña con una fuente en el medio en la cual la gente solía pedir deseos y los enamorados declarase su amor cuando el tiempo era adecuado.

El Escuadrón (Vegexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora