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Algún lugar en los bosques alemanes, 01 de febrero del 2010

15:00 hrs.

Tabaco, Frank no había fumado en años, pero ahí estaba, consumiendo la última colilla de cigarro mientras el humo asesino escapaba por sus fosas nasales perdiéndose en el techo impregnando la habitación del irresistible aroma que tantas nauseas le causaba.

Las cortinas verdes dejaban entrar un poco de luz la habitación creando curiosos juegos de sombras mientras avanzaba por el suelo con el pasar de las horas, el chico miraba a ninguna parte mientras la colilla se deshacía entre sus dedos, pensando en todas las veces que había soñado con ese momento y con lo lejana que era la realidad de sus sueños.

Se había pasado las últimas dos horas tratando de explicarle a la chica de cabellos sedosos todo lo que debía saber sobre un mundo del que no tenía idea, los minutos se habían convertido en horas mientras introducía a una dulce estudiante de medicina en un mundo que hasta ese momento no existía para ella. Al principio se resistió, afirmaba que todo era una broma muy bien elaborada, forcejeaba e intentaba escapar, pero poco a poco la rabia y la negación se fueron disipando, dejando lujar a la duda y posteriormente a una ligera aceptación.

-¿Por qué yo?- dijo la chica por fin, sacando al agente de sus pensamientos.

Había pasado años viéndola desde las sombras, peor aun así, no podía evitar sentir un cúmulo de emociones cada vez que sus ojos se cruzaban casi por accidente.

-Ya te lo dije- respondió el chico desde el otro lado de la habitación- tus padres eran importantes.

-Me es difícil creerlo- fue la respuesta- mis padres no eran más que burócratas.

-Tus padres ayudaron mucho a nuestra causa- mintió Frank- por eso ellos creen que eres de utilidad para sus planes.

-¿Y ustedes?

-Solo intentamos hacer lo correcto- dijo el chico de forma cortante.

No le había dicho que eran hermanos, creyó que esa información más que de ayuda sería contradictoria, la muchacha ya había recibido demasiada información nueva. El agente la miró con detenimiento mientras la chica jugaba con su cabello, se veía hermosa, su rostro apenas se distinguía con la poca luz de la habitación, pero parecía bastante confundida.

-¿Haciéndome prisionera?- dijo la chica en tono cortante.

-No eres prisionera, ya te lo dije- fue la respuesta del más grande.

-Entonces quiero irme- dijo Susan.

-No puedes irte

-Entonces soy prisionera- dijo la chica molesta.

-Hay peores formas de ser prisionera- le dijo Frank tranquilo- queremos protegerte.

-Nadie se los pidió- le dijo la chica furiosa- quiero irme.

-¿A dónde?- le dijo Frank- ¿con esas creaturas que los atacaron antes? Buena suerte entonces.

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La sala de reuniones contaba con doce pantallas posicionadas en el fondo desde donde un montón de ancianos miraban al chico de perilla que estaba sentado en una larga mesa de reuniones, todos parecían bastante tensos, Alejandro revolvía sus documentos un montón de veces mientras Borja y Guillermo miraban a los ancianos en las pantallas con temor.

-Las cosas se están complicando, necesitamos intervenir de inmediato- dijo Alejandro con severidad mientras mostraba un video en las pantallas, en el aparecía el Parlamento de Inglaterra mientras un montón de personas se enfrentaban entre explosiones, rayos y ventiscas, un sujeto calvo miraba a la cámara desde donde parecían estar grabando todo y acto seguido la señal desaparecía- está muriendo gente inocente.

El Escuadrón (Vegexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora